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Utopías 

De Berlioz a Lachenmann en el Musikfest Berlin 2019

Con unas atinadas palabras, en un perfecto alemán dicho sea de paso, François-Xavier Roth vinculo las figuras de Hector Berlioz y Helmut Lachenmann antes de ofrecer la propina que ponía fin al debut de su conjunto Les Siècles en la Philharmonie, en su primera visita al Musikfest Berlín. Dijo allí Roth que compositores como los dos citados plantean con su música diversas utopías cuya vigencia les sobrevive con el paso del tiempo. El propio Lachenmann, entre el público en esta velada, asentía con la cabeza confirmando el aserto, desde las primeras filas. Y es que la música no deja de estar ahí para dibujar universos posibles, para imaginar horizontes como si las partituras fuesen quijotescas proyecciones. Qué maravilla, por cierto, escuchar a Tabea Zimmermann dictando cátedra con su interpretación de Harold en Italia, una partitura de Berlioz hoy no suficientemente ponderada. Maravillosa intepretación, en plena sintonía con Les Siècles y la batuta de Roth.

En mi entrevista de hace unos días con él, Winrich Hopp, el responsable artístico del Musikfest Berlín, me comentaba de qué manera intentaba tender puentes entre la música clásica que podríamos llamar ‘de repertorio’ y aquella otra, de nueva creación incluso, que solemos englobar como ‘música contemporánea’. Y seguramente nada mejor para mostrarlo que un concierto de Les Siècles, con instrumentos de tres épocas distintas y tres afinaciones diversas. No existen más compartimentos estancos que los que oyentes y programadores se imponen (nos imponemos) a menudo. 

François XavierRoth LesSièclesMonikaKarczmarczyk

Un programa con piezas de Rameau, Lachenmann y Berlioz podría sonar bizarro sobre el papel, pero lo cierto es que tuvo una coherencia aplastante sobre el escenario de la Philharmonie. Y algo semejante había sucedido esa misma mañana y en esa misma sala, con la visita desde Frankfurt de la Junge Deutsche Philharmonie, bajo la batuta del británico Jonathan Nott, con un programa que maridaba obras de Helmut Lachenmann (Tanzsuite mit Deutschlandlied) y Richard Strauss (Ein Heldenleben). Para mirar adelante suele hacer falta mirar atrás, siquiera para tantear el terreno y coger impulso. Y así sucede en la música, que es un perpetuo diálogo entre generaciones de autores e intérpretes. En este sentido, el presente concierto con Nott al frente fue ejemplar y permitió contar con el lujo de escuchar al propio Lachenmann explicando su pieza junto a los miembros del JACK Quartet.
El Musikfest de Berlín no sería lo mismo, en todo caso, sin incorporar de tanto en tanto alguna propuesta singularísima y rara, porque no me negarán que es raro un espectáculo de nueve horas con música en vivo acompañando a una pelicula muda. Pues eso mismo pudimos disfrutar los asistentes a la proyección de La Roue, un filme de Abel Gance primorosamente restaurado y que contó con un lujoso acompañamiento musical a manos de la Rundfunk-Sinfonieorchester Berlin, comandada con imponente coordinación bajo la batuta de Frank Strobel. Una experiencia incomparable, por su extensión pero también por su intensidad, porque la música compuesta y escogida por Arthur Honneger y Paul Fosse para ilustrar las imágenes suponía todo un paseo por las diversas tradiciones y discursos que fueron cuajando la primera mitad del siglo XX.

Jonathan Nott JungenDeutschenPhilharmonieMonikaKarczmarczyk

Y no podían faltar los Berliner Philharmoniker, quienes contribuían con su serie de conciertos a ennoblecer aun más si cabe la figura del gran Hector Berlioz. Bajo la batuta de Daniel Harding pusieron en pie su Romeo y Julieta op. 17, una sinfonía dramática (sic) para orquesta, coro y solistas (aquí la mezzosoprano Kate Lindsey, el tenor Andrew Staples y el barítono Shenyang). Virtuosismo a raudales y poesía sincera, elevando el alma y afianzando Harding la excelente comunicación que siempre a mantenido con los Berliner y contribuyendo a elevar aun más si cabe la entidad y coherencia de este Musikfest de Berlín, en su edición de 2019. Recoger el testigo del utopismo de Berlioz y entroncarlo con la imaginación desbordante de Lachenmann, proponiendo un discurso que apela a varias generaciones y que seduce a melómanos muy diversos. Cuánto deberían aprender algunos festivales sobre lo que significa programar y con ello narrar, generar un discurso, apelar a una conciencia.
Harding Berlioz Berliner19