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Eterna juventud

Oviedo. 14/05/2016. Auditorio de Oviedo. Obras de Rossini, Donizetti, Bizet, Massenet, Gounod y Bellini. Mariella Devia, soprano. Albert Casals, tenor. Orquesta Oviedo Filarmonía. Director: Marzio Conti. 

A día de hoy son pocos los cantantes que pueden presumir de una carrera lírica tan longeva como la que tiene Mariella Devia sobre sus espaldas. Son ya cuarenta y tres los años que esta italiana lleva paseándose por las tablas de los teatros más exigentes del mundo pero, atendiendo a su frescura vocal y a la energía que derrocha en cada intervención, está claro que eso sólo puede saberse acudiendo a su biografía. Y es que, efectivamente, Devia es un verdadero ejemplo a seguir en todo lo que a longevidad y técnica vocal se refiere. Su colocación, fiato y control de las dinámicas resulta irreprochable, algo que sólo puede lograrse mediante años de continuo estudio y que, en su caso, ha servido para elevar unos medios vocales –por todo lo demás incluso algo modestos- a niveles ciertamente impresionantes. Así pues, Devia fue capaz de abordar al máximo nivel la totalidad del exigente programa propuesto para el concierto y que incluyó páginas tan atractivas como “Comme autrefois”, de Les Pêcheurs de Perles, “Je veux vivre”, de Roméo et Juliette o “Al dolce guidami” de Anna Bolena. Todas ellas complementadas con otras como “Casta diva”, de Norma –interpretada sin olvidar la preciosa cabaletta “Ah bello a me ritorna” o la famosa aria “Quando m’en vo’”que Musetta canta en el segundo acto de La Bohème y que fue ofrecida por Devia a modo de propina. Todo un himno a la juventud que la soprano de Liguria bien podría estar cantándose a sí misma. Y es que, tal y como dice el libreto del aria, merece la pena detenerse un momento y observarla. A fin de cuentas, no todos los días se puede disfrutar de voces como la suya en el Auditorio de Oviedo.

Como partenaire de Devia se confió en el joven Albert Casals, un tenor barcelonés de precioso timbre en la zona grave y central, que se demostró aterciopelada y suficientemente contundente, pero que terminó empañada por un tercio agudo totalmente desguarnecido, falto de proyección y seguridad. Pese a lo anterior, su desempeño fue en notable aumento a medida que avanzaba la noche, logrando un resultado mucho más convincente en “Una furtiva lagrima” –en la segunda parte del concierto- que en “Ah! Lêve toi soleil” –su primera intervención-. Ya como propina, y tras un excelente dúo con Devia: “Una parola, o Adina”, los resultados obtenidos por Casals volvieron a empobrecerse al abordar la romanza “No puede ser” de La Tabernera del Puerto, en la que sus dificultades para lidiar con las partes más agudas se evidenciaron nuevamente. Estamos seguros de que, una vez Casals consiga solventar sus problemas de tesitura, encontraremos en él a un tenor completo, de acertada intencionalidad en las dinámicas y que será capaz de proporcionarnos numerosas alegrías en un futuro no demasiado lejano.

La presencia instrumental se dejó en manos de la Orquesta Oviedo Filarmonía, dirigida por su titular, el italiano Marzio Conti. Compatriota de Mariella Devia, no hay duda de que Conti hizo todo lo posible para poner su orquesta al servicio de la soprano, logrando así un acompañamiento orquestal que resultó conservador y acertado tanto en tiempos como en dinámicas. Una apuesta segura que también disfrutó de cierto protagonismo en partes como la obertura de la ópera Tancredi, que fue muy bien interpretada por la OFI un poco antes de concluir la primera parte del concierto.