Leyendas más o menos creíbles
Brahms: Die schöne Magelone. Christian Gerhaher, barítono. Gerold Huber, piano. Sony Classical. CD.
Cuenta la leyenda que cuando el escritor Martin Walser supo que Christian Gerhaher no cantaba Die schöne Magelone porque, en su opinión, los textos dejaban bastante que desear, se ofreció a reescribirlos. No hablamos de los poemas, los textos de las canciones, sino de la prosa de la novela de Ludwig Tieck que incluye los poemas; en los recitales en los que se interpreta Die schöne Magelone se suele alternar canciones y fragmentos de la novela para poner la música en contexto. El escritor reescribió los textos y en 2011 Gerhaher, Huber y Walser dieron varios recitales con esta nueva versión. En 2014 la grabaron en estudio y hace unas semanas salió al mercado el CD, coincidiendo con el 90 cumpleaños de Martin Walser. El disco ha salido en dos ediciones, la que homenajea al escritor y una segunda que incluye sólo las quince canciones del ciclo. Esta es la que ha llegado a Platea Magazine, así que poco más les puedo contar de la colaboración como autor y narrador de Walser.
Las versiones de Die schöne Müllerin suelen moverse entre el retrato del protagonista como el héroe que pasa penurias y peligros para reunirse con su amada Magelone y la interpretación centrada únicamente en las reflexiones contenidas en los poemas. La interpretación de Gerhaher y Huber (con un "pero" del que hablaré más adelante) se acerca más a este segundo enfoque, un punto de vista que nos recuerda que Brahms fue reticente durante mucho tiempo a que el ciclo se interpretara con el contexto de la novela porque las canciones tenían entidad por si mismas (y, sin duda, las tienen). De hecho, ni siquiera pretendía que fuera un ciclo: escribió los lieder a lo largo de ocho años y los fue publicando, no necesariamente por orden, en cinco cuadernos; al final, Brahms tuvo que admitir que, aunque fuera a su pesar, Die schöne Magelone era un ciclo. Un ciclo precioso, con unas melodías como sólo él era capaz de imaginar y un acompañamiento detallista del que Huber hace una versión estupenda, sin alardes, con muchos matices. Por su parte, Gerhaher despliega su fraseo admirable, su dicción cuidadísima, todo perfectamente calculado, con un resultado musicalmente precioso, no hay más que escuchar Liebe kam aus fernen Landen, Wie schnell verschwindet so Licht als Glanz o Muß es eine Trennung geben.
Sin embargo, ahí está el "pero", que lo será en mayor o menor grado para los oyentes en función de sus preferencias al escuchar lied: la sensación que planea sobre el ciclo, sutil pero claramente perceptible, es que Gerhaher no se cree nada de lo que nos está cantando. Los sentimientos de los personajes, sobre todo los de Peter, el amor juvenil, la pasión, el miedo, la desesperación, las dudas, pueden sonar de muchas maneras, pero tienen que oirse. Y si lo que suena se parece más a la indiferencia, la interpretación se resiente. Si a ustedes, oyentes potenciales, tampoco les importa demasiado lo que nos cuentan, corran a escucharlo; si, por el contrario, quieren compartir lo que les pasa por la cabeza y el corazón a Peter, Magelone y Sulima, quizá no sea su versión, pero por probar que no quede.
Si están en este segundo grupo, tengan en cuenta que no encontrarán en el cuadernillo los poemas originales en alemán, sólo una traducción al inglés, y que no incluye los textos en prosa de Walser o los originales de Tieck. A cambio, encontramos en el comentario de Johannes Forner un resumen del argumento y un interesante repaso musical de la obra, canción a canción.