Fagioli Haendel DG

Primo uomo

Segundo CD en solitario del contratenor argentino Franco Fagioli (1981, Tucumán), para el sello DG, después de su debut com un primer álbum dedicado a Rossini. Parece mentira pero Fagioli no había grabado todavía nunca un CD en solitario consagrado en su totalidad a Händel. Desde su primer CD de 2004 para la serie Arte Nova Voices que tantos artistas dio a conocer en sus inicios, Fagioli ha grabado varios CD en solitario para el sello Carus, Naïve y ahora para DG, centrándose por fin en un trabajo solo y exclusivo dedicado a Händel. La espera ha valido la pena. 

Fagioli demuestra un estado de solemne madurez vocal, donde la belleza del fraseo, el control de la respiración, la elegancia del estilo, la profundidad interpretativa, pero sobretodo una hedonista búsqueda del sonido, con un hermoso color de mezzo, llegan a transformar un hit como "Obra mai fu" en un parnaso sonoro, en una de las versiones más bellas jamás grabadas.

Las influencias de Cecilia Bartoli o Anne Sophie Von Otter, por otra parte modelos confesos del propio Fagioli, se vienen a la memoria pero como excelsos referentes, nunca como meras copias. Fagioli sabe mostrar su propia personalidad, un arte canoro basado en un uso virtuosístico de la coloratura, con un fluir natural de la voz, de amplio registro, hermoso color mezzosopranil, agudos pulidos, graves cavernosos y tersos, sin cambios drásticos de color. El control de la respiración, la capacidad sinestésica vocal con que dota a los diferentes afectos de las arias, escogidas por el mismo según la emocionalidad que le despiertan, desde el lamento, pasando por el espíritu bélico, el pastoril o la melancolía, consiguen un caleidoscopio fascinante y atractivo que engancha desde la primera escucha. 

Brilla el ritmo, el estilo, el nervio, y la buena complicidad de la formación orquestal y solista en la mayoría de las arias. Desde la chispeante aria di furore inicial del Oreste, este CD es un puro disfrute del mejor barroco de gran Haendel. Coloraturas fluidas y bellas ornamentaciones en las atractivas variaciones, voz pulida, registro homogéneo, en resumen, un disfrute sonoro.

La morbidez del instrumento resulta muy atractiva en arias como "Crude furie" de Serses, donde el registro agudo y el salto de octava, aunque suene algo opaco, enriquece un aria que es pura pasión barroca. La alternación de los estados de ánimo o afectos, algo tan propio del barroco, resalta por ejemplo en la melancólica "Cara Sposa" del Rinaldo, o en el intimista y sentido Dove sei del Bertarido de Rodelinda. Aquí el contratenor argentino se recrea en el canto aúlico, envuelto en una preciosista atmósfera orquestal, donde la respiración solista-Il pomo d’oro se antoja ideal, cuerdas melosas, clave nostálgico. El uso expresivo del fiato, la coloración de las frases, el control del registro, la elegancia en la prosodia de las cadencias... en suma, una verdadera maravilla. 

Los músicos de Il pomo d’oro suenan fantásticos en los acompañamientos, como en ese "Venti, turbini" del Rinaldo, donde el violín y el fagot acompañan con hedónico ímpetu y suma belleza. Fagioli demuestra un don en la nobleza de su canto, siempre despojada de cualquier efectismo dramático superfluo, como en la delicada "Se potessero" del Imeneo, donde la voz queda casi queda a capella y se puede disfrutar de la emocionante desnudez de la belleza del canto de Fagioli, de una reconfortante madurez introspectiva. 

El contraste entre las piezas y sus afectos tiene su cúlmen con la radiante y contagiosa "Sento brillar" de Il pastor fido. Interpretado con un dinamismo efervescente, con un chispeante Fagioli, de enfoque extrovertido y donde la frescura que desprende la comunión solista-formación es de veras lograda, convirtiéndose en uno de los números más felices del disco.

No se puede negar el virtuosismo y la belleza del arco del primer violín de Zefira Valova, como demuestra en sus solos obligatti, por ejemplo en el ornamentado "Se in fiorito" del Giulio Cesare, compendio del mejor binomio Fagioli-Valova. Pero otra cosa es hablar de ella como concert-master, como se anuncia también en el CD. Fagioli explica en alguno de los videos promocionales de DG que ha cantado y grabado el CD con la orquesta delante de él, mirándose mutuamente y no con la orquesta detrás o a un lado, ni con un director musical mediante. Este recurso a la hora de la grabación puede haber supuesto un extra en la búsqueda de la complicidad entre el solista y la formación, pero no en todas las piezas el resultado ha sido el buscado.

Solo así se explica la poca trascendencia expresiva de una pieza de la hondura del "Scherza infida" del Ariodante, aquí hermosamente cantada y tocada pero carente de la emocionalidad que la ha hecho célebre. En una pieza como ésta es donde se hecha en falta la figura de un director pues no es suficiente la buena sintonía de Fagioli con Il pomo d’oro; algo falla, falta espíritu, trascendencia. ¿Puede ser que la toma de audio no haga justicia a los diferentes planos instrumentales? Si así fuera tampoco se entiende que se note más en esta pista que en otras. Las cuerdas suenan pesantes, lánguidas, con una falta evidente de carácter y profundidad. Es curioso que en el otro fragmento del Ariodante, el hermoso "Dopo notte", pase algo parecido, con una lectura demasiado contenida y de tempo lento y contemplativo que le quita gran parte de su característica vitalidad. 

Sea como fuere el trabajo general es espléndido, mostrando un solista en estado de gracia, un ejemplo de cantante de estilo depurado, técnica soberana y admirable linea de canto. Este CD puede que se haya hecho esperar para muchos, pero lo que no queda duda es que el resultado nos muestra una realidad incuestionable: estamos ante uno de los mejores cantantes de la actualidad, un Primo uomo con todas las letras. Imperdible y maravilloso Fagioli.