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Saimir Pirgu: "En Mozart es más importante la musicalidad del cantante que su voz"

El tenor albanés Saimir Pirgu canta hoy su última función de La Bohème en el Gran Teatro del Liceu. Con alma todoterreno y mentalidad serena, el joven cantante hace suyo aquello de "vista larga, paso corto" y nos habla del momento actual que vive su voz, los principio, las metas y toda la música que le rodea en la actualidad.

Su voz parece moverse cómodamente desde Mozart hasta el Verismo. ¿Como describiría su voz y en qué momento se encuentra?

Empecé a cantar Mozart cuando tenía 20 años y lo cierto es que me siento afortunado ya que he aprendido muchísimo gracias a ello. Creo que cantar mucho Mozart en los inicios de una joven carrera ayuda a continuarla de forma sana, sindo consciente tanto de la carrera como de la propia voz. En los años sucesivos he cantado muchísimo Donizetti, añadiendo de vez en cuando algún Verdi, como Rigoletto o La Traviata, hasta que mi voz maduró lo suficiente y actualmente está lista para cantar casi toda la mayor parte del repertorio de tenor lírico, incluso los roles del repertorio francés con títulos como Manon, Faust o Roméo et Juliette, y manteniendo siempre a la vez en mi repertorio papeles en Don Giovanni, L'Elisir d'Amore, Lucia di Lammermoor, La Bohème y Rigoletto. La historia nos ha enseñado que grandes cantantes del pasado hante mantenido roles muy diferentes en su carrera durante largo tiempo, de épocas y estilos muy diferentes, lo cual atestigua que se puede cantar casi todo con la propia voz, sin tener que forzarla o empujarla, reconociendo claro está los límites del rol y de la voz.

En cualquier caso, ¿es Mozart, como a menudo se dice, el comienzo obligado para una voz?

No. Yo sostengo que es muy difícil cantar Mozart sin una buena base musical. El hecho de que yo cantara Mozart de joven fue porque yo estudiaba violín, soy un ex-violinista, y el estudio del mismo me ha ayudado mucho a afrontar este compositor. Sin una verdadera preparación musical o un instinto más musical que vocal no creo que se pueda cantar Mozart. En la escritura mozartiana, de hecho, muy a menudo encuentro que casi es más importante la habilidad musical del cantante que la voz en sí. Para un joven que intenta aprender el oficio del cantante le recomendaría iniciarse con la escuela italiana del belcanto y antes incluso con las famosas arie antiche, que son de gran ayuda para aprender a proyectar y ligar bien los sonidos.

¿Y qué me dice sobre la meta para un tenor? Puede ser Verdi una de ellas?

Ya sea Verdi, Donizetti, Puccini o Mozart, para mi, como cantante lírico, la importancia es la misma. Mi objetivo es principalmente que un rol me siente bien, que alcance y transmita al público y que pueda cantarlo como se debe. Lo demas tiene poca importancia. Puedes reconocer tu éxito con un papel cuando llega de forma positiva a públicos diferentes, así como la respuesta de los teatros y de todo aquello que te permita profundizar y crecer como artista. Personalmente, roles como il Duca di Mantova en Rigoletto, Rodolfo en La Bohème, Nemorino en Elisir o Don Ottavio en Don Giovanni me han permitido alcanzar y estar presente en muchos teatros, en países muy distintos y con públicos diferentes, lo que creo es una señal de que estoy haciendo bien mi camino.

¿Es difícil resistirse a según que tentaciones a lo largo de ese camino del que me habla?

Sí, es difícil porque se tiende siempre a querer más. Es algo que se produce de forma automática y en paralelo al éxito de un cantante, pero en el "no" reside el secreto de una larga carrera. En cuanto a mí, tengo mis puntos de referencia: Maestros, colegas, directores (¡los grandes directores ayudan tantísimo a tantos cantantes a cantar mejor!)... y gracias a ellos puedo ser más consciente sobre la realidad de mi forma de cantar. Gracias a ellos siempre puedo comparar su asesoramiento honesto y sincero con las palabras de un público entregado que se ha podido dejar llevar por el éxito de un momento concreto.
Estoy en un momento de maduración donde creo que mi voz se está desarrollando de la forma correcta, por lo que en los próximos años continuaré buscando, como siempre, su mejoría; intentando añadir algunos papeles nuevos para seguir midiendo mi voz, pero sin forzarla. No tengo ninguna prisa, al contrario; puedo seguir con el repertorio que tengo ahora durante mucho más tiempo. Lo importante es cantar bien.

¿Qué roles serían esos que podría ir añadiendo? En su último disco canta algunos que aún no ha debutado...

Luisa Miller, Simon Boccanegra, L'Arlesiana o también Faust o Der Rosenkavalier son roles que aún no he cantado, pero creo que serían buenos roles para mí en un futuro... quizá durante la próxima década.

Con el disco ha recorrido numerosos países en los últimos meses. ¿Es "Il mio canto" un buen ejemplo de il suo canto?

Completamente, es la presentación de mi voz en este momento. El lanzamiento de mi último disco ha estado acompañada de un tour que me ha llevado a dar recitales en Tokyo, Florencia, Vienna, Tiranna, Berlín, Moscú, París y Nueva York. Una experiecia realmente enriquecedora, donde he recibido un gran cariño por parte del público. "Il mio canto" es el pasaporte de mi identidad vocal y artistica actual. Podemos debatirlo y hablar sobre ello, pero mi idea era dejar constancia de mi momento vocal con la intención de tener un documento sonoro con el que compararme en los próximos años. En estos tiempos modernos donde los recursos y los tiempos para grabar un álbum son completamente diferentes respecto a los de mis colegas tenores del pasado, que pasaban un mes en el estudio cuando querían grabar un disco. He creído que sería buena idea escoger una buena orquesta, un buen repertorio y un buen director, concentrando toda la buena energía de todo el equipo en la grabación, buscando el resultado óptimo. Ha sido una experiencia bellísima y me siento muy feliz de haber podido colaborar con una fantástica orquesta como es la del Maggio Musicale Fiorentino junto al Maestro Speranza Scappucci. Quisiera además agradecer al Maestro Zubin Mehta que ha permitido tal colaboración con su Orquesta.

En estos momentos se encuentra en Barcelona, en el Gran Teatre del Liceu, cantando La Bohème. ¿Cómo siente usted a Rodolfo?

Rodolfo es uno de mis roles de cabecera, que siento particularmente mio y que me ha demostrado que con él puedo dar lo mejor de mí mismo, sea vocal o dramáticamente hablando. ¡Amo este rol y la música de Puccini!

¿Qué retos les esperan próximamente?

En breve estaré en el Teatro Bolshoi de Moscú donde me han invitado para debutar otro rol francés, el protagonista de La Damnation de Faust, de Berlioz. Una música estupenda y un papel maravilloso que afrontaré por primera vez. A ello le seguirá un recital a Les Choégies d'Oranges y después volver de nuevo a España, el 12 de septiembre al Palau de la música catalana con el Requiem de Verdi. Y en octubre estaré de nuevo en el Liceu para la inauguración de la temporada con Macbeth. Más tarde vendrán Król Roger en la Ópera de Sidney, Don Giovanni en Viena, Lucia di Lammermoor y Simon Boccanegra en Nápoles y Rigoletto en Amsterdam