Pablo Sáinz-Villegas: “La guitarra es la invitación perfecta para nuevos públicos”
La guitarra es un instrumento que se mueve entre dos mundos, entre dos aguas, sin acabar de encontrar su lugar definitivo. Considerada como popular para las salas de clásica, consigue colarse tan solo en algunos programas, como una extravagancia furtiva. En lo folclórico, en el nicho de lo auténticamente español, encuentra su plaza más natural; pero estos espacios artísticos no son tan numerosos. Hay maestros, como Pablo Sáinz-Villegas, que están decididos a colocar este instrumento en el lugar destacado que merece, empeñados en conquistar las Américas, las Europas y las Asias, mostrando sin complejos su potencial y singularidad, abrazado por las mejores orquestas y junto a los mejores directores del mundo. En su caso, es una tarea iniciada desde el corazón e impulsada por la excelencia artística, que ha supuesto que los principales medios del mundo le hayan bautizado como “el embajador mundial de la guitarra española”. No por azar, la Filarmónica de Berlín y Kirill Petrenko le han escogido para protagonizar su tradicional concierto de fin de año.
Antes de nada, ¿cómo ha pasado esta segunda ola de la pandemia, profesional y personalmente?
Profesionalmente han sido momentos muy complicados. Como se puede imaginar, a los artistas se nos canceló todo; en mi caso, desde marzo hasta septiembre. Por aquí o por allá he tenido algo de actividad y, bueno, de lo que se trata es de sacar lo mejor de uno y de aguantar este año como sea. Gracias a Dios parece que ya hay vacunas disponibles. Esperamos todos que poco a poco vaya regresando la normalidad y que hayamos aprendido un poquito también de esta situación.
Parece que en su caso la vuelta a la normalidad va a ser por la puerta grande. Es el invitado para protagonizar el Concierto de Año Nuevo con la Filarmónica de Berlín y el maestro Kirill Petrenko, tocando el Concierto de Aranjuez. ¿Cómo le llegó esta oportunidad? ¿Y cómo se siente ante ella?
Es un sueño hecho realidad. Yo estudié en Alemania hace muchos años, a los 19, y fui a un montón de conciertos de la Filarmónica de Berlín. Ahí ya, de una manera inocente, fue donde se plantó esa semilla de este sueño que se ha hecho realidad. Pensaba, ¡cuánto me gustaría tocar un día con estos maravillosos músicos!
Es una oportunidad preciosa por muchos motivos. Por un lado, tocar con una de las orquestas más prestigiosas del mundo, por su historia y por su calidad, y en una fecha tan especial, retransmitida para todo el mundo. Además, la última vez que la Filarmónica de Berlín tuvo un guitarrista tocando en la Philarmonie fue hace treinta y ocho años, con el grandísimo Narciso Yepes. Por todos estos motivos es una celebración y un sueño hecho realidad. Será un día para celebrar, para disfrutar cada nota y mandar un mensaje de esperanza a todo el mundo que lo escuche y también de consuelo a todas esas personas que han sufrido las consecuencias directas de esta pandemia, en sus seres queridos o en ellos mismos.
Y bueno, como guitarrista, también siendo español, no deja de ser una oportunidad preciosa para celebrar los valores y la historia de nuestra cultura. Y además con el maestro Kirill Petrenko, que es también un añadido más de inspiración, trabajar esta obra y explorarla con él. Intentaré hacer una versión honesta, cercana, sincera y con un mensaje, como he dicho, de esperanza y de ánimo.
También es una ocasión para el Concierto. Aunque es una obra del repertorio, no pasa todos los días que se toque en un lugar tan importante. Por cierto, que es su 80 aniversario. ¿Por qué es una pieza tan especial, tan icónica de nuestra música? Y, en particular, ¿qué es lo que le atrae a usted de ella?
La música es el lenguaje de las emociones. Es un lenguaje universal que unifica la condición humana. Da lo mismo dónde se escuche, porque lleva un mensaje implícito en cada nota. Y este mensaje es recibido y transmutado también de una manera muy personal por cada uno de los oyentes. En este caso, con en el Concierto de Aranjuez, el maestro Joaquín Rodrigo consiguió de una manera magistral traducir todas sus emociones, muy dramáticas, por el fallecimiento de su hijo, en el segundo movimiento y transmutar este sufrimiento en paz y en aceptación. Y lo hizo de una manera tan honesta y tratando emociones tan universales -emociones que todo el mundo de una manera u otra han sentido-, que todas las personas que escuchan este concierto, aunque sea por primera vez, sienten una profunda atracción. Esa es la grandeza del maestro Joaquín Rodrigo, que supo expresar un sentimiento tan puro, tan dramático y honesto, de una manera transparente en cada nota musical. Eso solamente lo hacen los genios, y tan solo en algunas ocasiones. Eso hace que el Concierto de Aranjuez sea patrimonio de la humanidad o, mejor dicho, que sea el patrimonio de cada una de las personas que lo escuchan.
También es la voz de un sentir, de una historia vinculada a España, con sus con sus alegrías y sus dramas. El primer movimiento, es una bulería flamenca; el tercer movimiento, refleja la inspiración de la vida cortesana de danzas y de fiesta en el Palacio Real de Aranjuez. Y entre esas dos fuerzas, la del primer movimiento, muy de tierra, y esta tercera, más de aire superficial, se crea un espacio, el de la copla, que es el segundo movimiento, el del drama de un país, de una voz personal significada y representada en la voz de Joaquín Rodrigo y transmutada en paz.
Es una obra con la que me comunico de forma muy, muy estrecha, que he tocado por todo el mundo, con numerosas orquestas y cientos de escenarios. Y, a pesar de que no conocí al maestro Joaquín Rodrigo en persona, cada vez que toco esta obra siento que tengo una conversación íntima, personal, cara a cara con él. Eso me hace que cada nota que toco resuene dentro de dentro de mí, emociones dentro de mi alma y mi razón, de una manera también pues muy honesta. Al final el arte se basa en esa experiencia de compartir algo honesto desde el corazón, para que llegue al corazón de los oyentes.
Hablaba de que hace décadas que no se tocaba una guitarra en la Philharmonie. ¿Cómo se vive la guitarra fuera de España? ¿Cómo se acercan el público, los programadores, incluso los músicos a la guitarra fuera de nuestras fronteras?
La guitarra es uno de los pocos instrumentos que está vinculado totalmente a una cultura y a un país, a España. Y al mismo tiempo, por su versatilidad, es uno de los instrumentos más universales y globales. Se adaptó al tango cuando llegó a Argentina, a la bossa nova y la samba en Brasil, a los joropos en Venezuela, a los mariachis en México y también a diferentes estilos musicales, desde el clásico al flamenco, el pop, el folclore, el rock. Ese es el valor de la guitarra, ser ese puente entre lo culto y lo popular, un puente entre personas de diferentes estilos, de diferentes gustos. Y, contestando a tu pregunta específicamente, a nivel internacional, tiene una aceptación muy vinculada a lo que es España y sus valores. Tiene una aceptación entre los programadores siempre pensando en esto, en ese público que al final conecta con ella. El valor de la guitarra es su público, es su gente.
Creo que en la música clásica en estos momentos -después de que el maestro Andrés Segovia, de una manera magistral, supiera llevar la guitarra a los grandes escenarios del mundo como el Carnegie Hall y tantos otros más-, se ha ido relegando a un segundo nivel. Mi propósito como músico, como artista español y como guitarrista, es devolver la guitarra a esos escenarios, conquistando plaza por plaza, pero no conquistando el corazón de los programadores, sino el corazón de las personas que al final son los que las que programan a un artista o no. Y para mí esto es una motivación preciosa.
¿Y en España? ¿Cómo se vive aquí la guitarra?
En España también creo que vivimos un momento precioso para para celebrar este instrumento, para querer nuestro legado y nuestra expresión culturales en la voz de la guitarra, que es un instrumento natural de nuestra cultura y un embajador también de nuestros valores en el mundo.
Me parece muy valioso que la guitarra se mueva a medio camino entre la música popular y la música clásica culta. Personalmente creo hay una brecha que me gustaría ver más cerrada. Pero parece que con el tiempo cada vez se va separando más; está el santuario de la música culta y la plaza de la música popular. Usted me hace pensar que la grandeza de la guitarra pueda estar en tender ese puente. Pero también pueda ser puede ser una barrera para los santuarios de la clásica.
Al final son creencias, son percepciones y muchas veces incultura por parte de algunos programadores, que el único concierto de guitarra y orquesta que conocen es el Concierto de Aranjuez. Invito también a esos programadores a que conozcan más el maravilloso repertorio que tiene la guitarra española. Grandes compositores como Tan Dun, Corigliano o Britten, han compuesto para el instrumento. Ese es el propósito, inspirar, porque no se trata de educar, es sobre todo inspirar a las personas, a todo el colectivo de personas que, por desconocimiento o por creencias, no conocen la esencia de la guitarra española. Ese es precisamente el tema de mi disco, que acabo de sacar.
Para mí, en estos momentos en que la música está sufriendo tantos cambios y tan rápido, vemos cómo los públicos están cambiando y cómo los programadores están intentando crear nuevas formas de acercar la música. Y es ahí donde tiene su poder y su valía. Ahí es donde programadores internacionales ven el potencial de la guitarra, y la programan, porque saben que va a traer también a nuevos públicos a sus teatros. En mi opinión, el secreto del éxito de la música clásica es la invitación. ¿Cómo invitamos al público a que entre en una sala de conciertos? ¿Cómo invitamos a que la experiencia alrededor de su evento, de ese concierto, sea única y transformadora? Y, si hemos invitado a las personas, la música va a hacer su trabajo y la música va a hacer que esas personas se sientan inspiradas. Y entonces es más probable que quieran regresar. Para mí, la guitarra es esa carta de invitación perfecta para nuevos públicos.
La guitarra es un instrumento que tiene una sonoridad limitada. ¿Cómo se enfrenta uno a una grandísima sala de conciertos para dos mil asientos? En ese espacio tan grande, ¿cómo se llena de música algo así?
Hemos hablado mucho de los programadores y de la responsabilidad de programar la guitarra. De cómo después del maestro Andrés Segovia ha ido desapareciendo de los principales teatros de concierto. Pero también ha sido en parte responsabilidad de los propios guitarristas. Tenemos la gran responsabilidad de explorar al máximo las capacidades expresivas del instrumento y de compartir encima del escenario la máxima calidad posible que te pueda dar el instrumento. En mi caso, ese es mi propósito y siempre lo ha sido, explorar el nivel técnico. Yo trabajé muchísimo la mano derecha con el maestro Paulino García Blanco, en Santander, cuando tenía 16 años. Durante tres años estuvimos concentrados únicamente en la producción del sonido. Y eso me ha permitido después el tocar con la Chicago Symphony, por ejemplo, delante de dos mil personas, de tres mil personas en un teatro, tocando el Concierto de Aranjuez y tocarlo sin amplificación. Eso es responsabilidad del guitarrista, presentar la guitarra como un instrumento de concierto, con esa personalidad extrovertida, que tenemos que presentar cuando estamos tocando en un teatro grande.
Y eso forma parte también del negocio de la música, porque un programador también quiere vender entradas, necesita sacar dinero del ecosistema económico que es la música. En ese sentido, ayuda el que la guitarra tenga la capacidad en sí misma, con su esencia, sin amplificar, de llenar un teatro de dos mil personas o de tres mil personas. Para mí, el ecosistema musical creativo es como una pirámide donde la base es la técnica. Ahí es donde todo está sustentado y es necesario que sea sólida. Después viene el nivel del desarrollo musical que también se puede aprender, que se enseña en los conservatorios y las universidades, pero no es el objetivo. Hay otro objetivo más, que es ya tu compromiso como artista, mi compromiso emocional con la obra y qué quiero transmitir con ella. Y luego, el último nivel es el propósito como ser humano y como artista, ese es el que cierra esa pirámide. ¿Por qué tocas la guitarra? ¿Por qué sales al escenario y recorres el mundo compartiendo notas musicales? Al final no son solo notas musicales, van más allá, son emociones y mensajes de inspiración.
Hablemos un poco de su nuevo disco. Está dedicado a las piezas más famosas de guitarra escritas en España. ¿Qué nos puede decir de él? Y bueno, por retarle un poco en la selección, son piezas que ya se hayan tocado muchas veces, hasta el punto de que posiblemente se consideren como demasiado oídas. ¿Qué trae de nuevo en este disco? ¿Por qué un disco con estas piezas tan conocidas?
Precisamente porque son las piezas que hicieron grande a la guitarra española y la hicieron internacional. En mis anteriores discos exploré, por ejemplo, las Américas, con Americanos, y me apetecía en estos momentos volver a mis raíces, escuchar y explorar ese repertorio con el que crecí desde niño. Ese repertorio que me hacía soñar cuando con siete años escuchaba un disco de vinilo de Pepe Romero y esas obras que poco a poco, mientras iba creciendo se han convertido en sueños cumplidos. Y, volviendo a ese punto de la voz de la guitarra española, este es el repertorio que la ha hecho grande, internacional. También, en cierta manera, también siento la madurez de mi propia voz, de haber puesto en estas piezas mi visión personal.
Evidentemente, hay muchas versiones de este repertorio, prácticamente todos los guitarristas grandes de la historia las han tocado. Pero pasa también en piano, las sonatas de Beethoven o de Mozart las han tocado y grabado todos los grandes pianistas. Porque al final, el repertorio que es eterno, ese repertorio que traspasa fronteras, que traspasa generaciones, ese es el repertorio que nos invita a dar la mejor versión de nosotros mismos, a explorar nuestra propia voz. Es con un buen material compositivo, donde el artista también puede explorar a unos niveles más profundos; esa magia que el compositor puso en cada nota y esos regalos que entre nota y nota, también escondió para nosotros descubrirlos. Y bueno, a mis 43 años, sentí que era el momento de compartir estas piezas con mi voz, mi voz unida a ese Alma de la guitarra española que es el título del álbum.