David González: "Estoy haciendo mucho trabajo con música y compositores del siglo XXI"
El director David González se va a haciendo un hueco cada vez más importante en la programación musical de nuestro país, con proyectos especialmente ligados a la creación contemporánea pero sin dejar a un lado el gran repertorio y la música escénica. En ocasión de sus próximos conciertos, conversamos con él para conocer más de cerca los orígenes de su vocación por la música y sus proyectos más inminentes.
Me gustaría comenzar conociendo más de cerca los orígenes de su vocación por la música, y más en concreto por la dirección de orquesta. ¿Cuándo empezó todo?
Mis primeras influencias en la música vinieron por parte de amigos de mi familia, por lo que ya a partir de los 6 años comencé a estudiar piano en La Orotava, ciudad en la que residí hasta hace unos años, y posteriormente, percusión. Gracias a mis estudios de percusión, y al hecho de tocar con numerosas orquestas no sólo en España sino en el extranjero, he tenido la suerte de trabajar con muchos directores, algo que siempre llamó mi atención.
Ya a los 16 años tuve un primer contacto con la dirección, pues dirigí varios conciertos con una orquesta de cámara en la que previamente colaboraba como pianista. Pero no fue hasta 2012, cuando Andrés Salado me animó a apostar decididamente por la dirección, momento a partir del cual inicié mis estudios junto a él y Miguel Romea, con quien sigo manteniendo contacto en la actualidad para trabajar en los proyectos en los que estoy inmerso.
¿Con qué directores ha trabajado hasta la fecha, ejerciendo como asistente? Mencionaba ahora a Andrés Salado y creo que también trabajó con Karel Mark Chichon en La Bohème de Las Palmas. Además, ¿cuáles han sido sus referentes, entre los directores del pasado?
Sí, como le decía hasta la fecha he trabajado como asistente de Andrés Salado, en un programa sinfónico, y en producciones operísticas con Evelino Pidò en Werther y como bien menciona, con Karel Mark Chichon, en la última Bohème de la Ópera de Las Palmas en el año 2020.
Entre mis referentes podría enumerar a todos aquellos que han intervenido en mi formación como Bruno Aprea, Miquel Ortega, Uros Lajovic pero creo que tanto Miguel Romea, con quien sigo trabajando en mis proyectos actuales como Karel Mark Chichon, a quien he visto trabajar infinidad de veces son los dos directores que más me han marcado hasta el momento.
El próximo mes de diciembre dirigirá un programa al frente de la Filarmónica de Gran Canaria, en un programa monográfico consagrado al saxofón. ¿Qué nos puede contar sobre esta cita, en su regreso al frente de la formación canaria? Creo que usted mismo pasó por los atriles de esta formación, tiempo atrás.
La Orquesta de Gran Canaria y por extensión, la Fundación a la que pertenece, me han dado la oportunidad de crecer como percusionista y en los últimos años, como director. Poderla dirigir nuevamente es un reto que asumo con gran cariño y responsabilidad. Tras haber trabajado con Juan Pérez Floristán la última vez, el concierto de diciembre tendrá dos partes. La primera de ellas, dedicada al saxofón, con tres estrenos absolutos de Manuel Bonino, Vicent David y Ernesto Aurignac, estas dos últimas obras teniendo a sus compositores como solistas. La segunda parte del concierto dirigiré La noche de los mayas de Silvestre Revueltas, en mi búsqueda de repertorios menos interpretados como es el latinoamericano.
¿Qué proyectos y citas destacaría, en su agenda por venir?
En mi doble faceta de profesor y director, quiero destacar la presentación de La Luz de Aguere el próximo 29 de noviembre, un proyecto en el que la Escuela de La Laguna, centro en el que trabajo desde hace 15 años, lleva inmerso más de un año y en el que soy el director de la formación instrumental que participa en el mismo. Esto representa mi apuesta para que las nuevas generaciones tengan la oportunidad de tocar en agrupaciones al más alto nivel.
Por otro lado, además de mi nueva participación en temporada de abono con la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, me gustaría señalar una serie de conciertos didácticos que se llevarán a cabo en febrero, a raíz de la ópera de David del Puerto, Lazarillo de Tormes.
Como usted mismo menciona, el pasado verano estuvo al frente del estreno de El lazarillo de Tormes, con música de David del Puerto. ¿Cómo resultó aquella experiencia? ¿Siente una mayor vocación por la música escénica, por la sinfónica o ambas por igual?
Fue una experiencia muy grata, pues se trató de la primera ópera que tuve la suerte de dirigir sin ser director asistente, como así había sucedido en ocasiones pasadas. Desde niño, la música escénica me cautivó. Me encanta el mundo del teatro, el foso, el escenario, y todo lo que hay detrás de él. He tenido oportunidad de trabajar tanto música sinfónica como zarzuela y ópera, por lo que por ahora, quiero estar abierto a lo que ambos mundos puedan ofrecerme.
En casi todos sus últimos proyectos hay un rasgo en común: el estreno de obras de nueva creación. Entiendo que tiene un especial apego e interés por la creación contemporánea.
Sí, en prácticamente en todos mis últimos proyectos he estrenado o reestrenado obras. Se podría decir que ahora mismo estoy haciendo mucho trabajo con música y compositores del siglo XXI. Por un lado, en las dos ediciones del Festival Classical Laguna Experience, he estrenado y grabado obras de la tinerfeña Cecilia Díaz y de la colombiana Carolina Noguera, reestrenado otras de la mexicana Gabriela Ortiz y la grancanaria Laura Vega.
Por otro lado, la primera vez que dirigí la Filarmónica de Gran Canaria reestrené una obra de Estreno Mateo y el pasado verano, sucedió lo mismo con la ópera de David del Puerto. En diciembre además, son tres las obras de estreno que dirijo: Axis Mundi de Ernesto Aurignac, Mecánica celeste de Vicent David y De dichas y Nostalgias de Manuel Bonino.
Usted es canario, nacido en Puerto de la Cruz, ¿cómo ve ahora mismo el panorama sinfónico y lírico de las islas? ¿Echa algo de menos, quizá una mayor coordinación entre las entidades musicales de las islas?
Veo como urgente la necesidad de crear nuevos públicos, algo que con más riesgo en las temporadas de las orquestas podría mejorarse. El público de mi generación sigue sin sentirse del todo identificado con la música que se programa mayoritariamente, por lo que es necesario renovar esas programaciones si queremos que en unos años los conciertos tengan un buen porcentaje de público garantizado.
Y como bien comenta, sería ideal que hubiera una mayor cooperación y colaboración entre ambas orquestas, entre ambas temporadas de ópera. Creo que ese hecho enriquecería lo que se hace actualmente, además de permitir más oportunidades de hacer música en todas las islas.
Fotos: © Jaime Chinarro