ketevan kemoklidze carmen roberto alcain© Roberto Alcain.

Ketevan Kemoklidze: "Uno de los encantos de Carmen es que ella es la vida misma"

La mezzosoprano georgiana Ketevan Kemoklidze, afincada en Barcelona, se ha convertido en uno de los nombres habituales y siempre esperados en nuestras programaciones líricas. Así lo demuestra el cartel de "no hay entradas" en las dos funciones de Carmen que va a protagonizar estos próximos días en el Baluarte de Pamplona. Con ella hablamos de este mítico papel, que ha convertido en estandarte de su carrera. Sobre su libertad, sobre cómo lo recibimos hoy en día o de su propia voz.

¿Cómo están yendo los ensayos de Carmen en Baluarte?

Bien, trabajando mucho. Tenemos un periodo corto para ensayar, por lo que todo está siendo muy intenso. Mañana y tarde, pero yo lo prefiero así. Me gusta. Con una puesta en escena de Jean-Louis Grinda, en la que es mi primera vez cantando en Pamplona... ¡y con una mujer estupenda a la batuta como es Audrey Saint-Gil! Hay que celebrar que cada vez haya más mujeres en los fosos y los podios, que ocupemos y desarrollemos nuestras carreras en espacios donde antes no podíamos hacerlo.

¿Lleva usted la cuenta del número de funciones de Carmen que ha cantado?

La llevé hasta cierto momento, cuando alcancé las 100, pero después perdí la cuenta. ¡Tengo que volver a contar! (Risas).

No sé si, aún así, todavía recuerda la primera vez que la cantó...

¡Pues fue hace exactamente 10 años! Se cumplieron este 18 de enero. Fue en Tokyo, en el New National Opera. Allí debuté a mi querida Carmen. Fue, verdaderamente, una gran emoción para mí. Siempre me había encantado, siempre había querido cantar el papel de Carmen, pero no quería adelantarme, cantarlo demasiado temprano. Sin embargo, todavía a día de hoy siento que aquel fue el momento justo.

¿Dijo muchas veces que no a Carmen anteriormente?

Sí, sí, sí... porque cuando me veían físicamente, enseguida todo el mundo me pedía cantar Carmen. Pero es que cuando cantas Carmen, de alguna manera Carmen te absorbe, la cantas mucho y yo quería hacer muchas otras cosas antes. Creo que hice bien, porque así pude cantar mucho Rossini, mucho Mozart, muchos papeles de pantalón franceses, bel canto...

De aquella primera Carmen a ahora, ¿la siente igual? ¿Ha evolucionado su concepto de ella?

He de decir que siempre la he sentido igual. Es una mujer muy alegre, que no quiere morir... ¡Que quiere vivir! Lo que ocurre con ella, para mí, es completamente un acto de violencia. Toda esa historia de que Carmen va provocando a los hombres, de que Carmen se busca su destino, su propia muerte... ¡No! Para mí, ella no quiere saber qué es la muerte... quiere disfrutar de la vida, sólo que llega una persona a su vida que es violenta y que no puede controlar sus actos y decide acabar con la vida de otra persona. A veces, también dicen que ella no tiene miedo de morir... pero eso tampoco es cierto, ella no quiere probar la muerte de ninguna manera.

De hecho, hay algnas puestas en escena en la que hacen que Carmen mate a Don José o que sea ella misma quien se suicida, incluso.

Sí, pero Carmen no es capaz de matar a nadie ni de quitarse la vida. La vida es demasiado preciosa para ella. Es más, yo diría que uno de los encantos de Carmen es que ella es la vida misma. Es una persona llena de vida, de alegría, de energía... ¡Por eso todos quieren acercarse a ella! Ella huye de la oscuridad, por más que prevea, por más que tenga la intuición de que con Don José todo puede ser diferente, que puede pasar algo distinto, pero en ningún caso se imagina que la vaya a matar.

Carmen es el verdadero icóno de la libertad en la ópera.

¡Sí! Una libertad auténtica, una libertad real. ¡Y no una de esas llamadas libertades que molestan a otras personas! ¡No! Hay gente que se atribuye una libetad para hacer el daño a los demás y la de Carmen para nada es así. Ella no invade el espacio de otros. Es una mujer libre e independiente. También, tenemos que tener en cuenta que ella, en su tiempo, estaba bien pagada, tenía su dinero y no necesitaba de ningún hombre. Sea su padre, su hermano, su marido... Puede que no pudiera contantar todos sus deseos, pero sí podía vivir libremente en su totalidad. Desde la que le confiere su carácter, sí, pero también su posición social y económica.

En todo caso, ¿Cree que el público llega a empatizar del todo con esa libertad de Carmen? Quiero decir, no es una Violetta de La traviata, no es Mimì de La bohème, mujeres enfermas y entregadas, dibujadas por el ideal del hombre de su época. La libertad de Carmen parece seguir incomodando a bastantes hombres...

La simpatía del público en esta ópera, por lo general, se la lleva Micaela. Es una mujer en esa línea que comenta. Abandonada, con ese pensamiento piadoso sobre Don José, creyendo que este es más víctima que criminal y que ha sido Carmen el que le ha vuelto loco. A veces, a veces... el público tiene cierta simpatía por público. Depende de la producción y sobre todo en los últimos tiempos, donde vemos propuestas que quieren subrayar el hecho de que Carmen es, en realidad, una víctima y no una mujer manipuladora.

Sin embargo, he de decir que yo como público también siento pena por Micaela. Además así lo acentúa el libreto y la música. Es una mujer muy pura, ideal, más inocente... Una imagen moldeada por el hombre, que entendía que la mujer tenía que ser así. Despierta, así, mucha empatía... ¡Y su aria ayuda mucho!

¿El público es un buen juez?

Mire, no todo el mundo sabe mucho de ópera cuando va a la ópera, pero no pasa nada y es algo normal. Creo, además, que cada vez la gente sabrá menos, porque cada vez hay menos música en las escuelas y menos funciones de ópera o teatro. Quizá en los años sesenta, setenta y ochenta el público tenía una mejor educación musical... pero, sin embargo, ya le digo, tampoco creo que hoy en día eso sea un problema. ¡Lo importante es que vengan! Una vez dentro de los teatros, déjennoslo a nosotros! ¡Todo el mundo acaba conectando con la música cuando la vive en directo!

¿Y uno mismo puede ser realmente un buen juez sobre su voz? ¿No es imposible terminar siendo subjetivo al entrar tantos sentimientos y valores de por medio?

Seguramente. Mire, a pesar de que nosotros y nosotras estamos toda una carrera, toda una vida sin dejar de aprender, siempre estudiando y siempre juzgándonos en el mejor sentido posible, seguramente seamos subjetivos. Es normal y también ayuda a tener cierta seguridad sobre el escenario. No obstante, los cantantes siempre debemos tener un ojo desde fuera que nos de una opinión sincera, de alguien que te conozca bien y desde hace tiempo. Nosotros lo intentamos siempre, pero...

En estos momentos, ¿cuáles son sus retos vocales?

Ahora mismo creo que tengo un repertorio suficiente, ya que aún abarco papeles del bel canto o franceses como Carmen, Marguerite, Werther... o Verdi como Amneris, Preziosilla o Eboli en Don Carlo.  Hoy por hoy quiero seguir profundizando en todos ellos y seguir descubriéndolos. Mejorar, siempre mejorar y elevarlos todo lo máximo posible. Si llegan más papeles, que sean dentro de esta franja. De ella no quiero salirme. Considero que mi voz está cómoda. Y yo con ella, físicamente, que es algo muy importante. Ya habrá otros papeles que vendrán con una edad mayor. No hay que forzarlos. Es importante, como le decía al principio, esperar siempre al momento justo de tu voz.

¡Hablando de retos! Usted y yo hablamos mucho siempre de la relación de Georgia con España y esta pasa por la Unión Europea. ¡Creo que este pasado diciembre le confirieron estatuto de país candidato a entrar en la Unión!

¡Sí, sí, sí! Estamos muy felices. Tenemos todavía más ganas de seguir adelante para formar parte de la Unión Europea. Pensamos, verdaderamente, que lo merecemos, pero que también es algo positivo para la Unión y el resto de países. No le diré que seamos un hijo prodigo... ¡pero un hijo sí somos! (Risas).

En este repertorio que me comentaba antes, tras su éxito en La tempestad o Las golondrinas del Teatro de la Zarzuela, ¿habría más espacio para seguir cantando en español?

¡Siempre! Estamos mirando y habría que escoger muy bien, pero, aunque tal vez suene un poco osado por mi parte, yo me siento parte también de esta música. Estaría encantadísima de seguir cantándola.