Quartetto Thumós: "Nuestro concierto repasa cómo la música europea ha mirado más allá de sí misma, hacia otros mundos"
El próximo 22 de junio, a las 19,30 horas, la Cátedra Mayor del Ateneo de Madrid acogerá el concierto de clausura de la temporada 2024-2025 del Ciclo de Cámara Salón del Ateneo, con la actuación del Quartetto Thumós, cuarteto de cuerdas formado en Milán e integrado por Simone Ceriani (violín), Francesca Boscarato (violín), Sebastiano Favento (viola) y Alessandro Mauriello (violonchelo). Conversamos con ellos en torno al programa que presentarán en Madrid, titulado 'La ruta del folklor' y con obras de Prokófiev, Gubaidulina y Ravel.
¿Cuál es el origen del Quartetto Thumós? Creo que los cuatro componentes se graduaron juntos en el Conservatorio de Milán, en 2022. ¿Cómo y cuándo decidieron formar su propio grupo de cámara?
Los cuatro tocábamos en la Orquesta del Conservatorio de Milán, y a menudo, al recordarlo, sonreímos al pensar que estábamos allí, interpretando la Sinfonía Heroica de Beethoven, pero ninguno de nosotros sabía entonces que emprenderíamos este viaje juntos. En nuestro último año en el conservatorio, decidimos formar el grupo, pues nos unía la pasión por la música de cámara. Para nuestro nombre, nos inspiramos en la concepción platónica del alma humana. El filósofo la ve como un carro alado tirado por dos caballos, uno blanco y otro negro. El carro representa el alma racional, el Logos. Nuestro caballo blanco, el Thumós, es la parte emocional del alma, la que aspira a la espiritualidad, en contraste con el caballo negro, el Epithymetikon, la sede de los impulsos que llevan a los humanos a tomar decisiones inmorales. Platón nos invita a seguir la mente racional porque es capaz de guiar las pasiones. Sin embargo, como Thumós, no podemos ignorar la llamada de nuestra alma emocional. Es en ella donde nos encontramos y redescubrimos, y con ella, a través de la música, esperamos acercarnos a sus almas.
El título del concierto que presentan en Madrid, ‘La Ruta del Folklor’, evoca la obra de tres autores muy distintos (Prokófiev, Gubaidúlina y Ravel) pero estrechamente conectados. ¿Cuál es exactamente el hilo conductor de esta propuesta?
“La Ruta del Folklor” narra un viaje: cómo la música europea ha mirado más allá de sí misma, hacia otros mundos. En el caso de Prokófiev y Ravel, ambos se acercan a culturas que les son ajenas: Prokófiev a la música folclórica del Cáucaso (Kabardino-Balkaria), Ravel a las sugerencias orientales y mediterráneas, pero logran recrear su atmósfera con gran sensibilidad e imaginación. Gubaidulina, por otro lado, nos ofrece una visión interna. Aunque formada en el sistema académico soviético, su música está profundamente imbuida de las raíces espirituales y populares de su tierra natal, la región del Volga y la cultura tártara. En su caso, el folclore no se evoca, sino que es parte integral de su lenguaje musical. Este programa nos lleva a un viaje a través de geografías sonoras y culturales: comenzamos en el Cáucaso con Prokófiev, atravesamos los paisajes interiores de la espiritualidad tártara con Gubaidulina y llegamos a la fascinación por Oriente que tanto cautivó a Ravel a finales del siglo XIX, sin olvidar las influencias del jazz estadounidense y los sabores españoles que emergen en su cuarteto. Un itinerario musical que explora el folclore como fuerza creativa, capaz de transformarse en visión, identidad e invención artística.
Es llamativo que las tres obras del concierto pertenecen al siglo XX y sin embargo las tres están vinculadas con el folklor y la música popular. ¿Dirían que la música contemporánea ha sabido volver a mirar con interés a las raíces de la música popular, a veces tan denostada desde la música académica?
Descubrimos que los compositores, a lo largo de los siglos y hasta nuestros días, comenzaron a explorar la música popular de sus naciones, reconociendo el potencial y los ritmos energéticos que aporta. Especialmente en el siglo XX, con mayores conexiones entre países, los artistas también descubrieron tradiciones lejanas, como en el caso del cuarteto de Ravel, que trajo la tradición musical del Lejano Oriente gracias a la Expo de París de 1889. Creemos también que los compositores comenzaron a buscar esta conexión con la tradición popular para romper la barrera entre la aristocracia y la música, llevando este arte a otro nivel, más accesible para todos y más cercano a la ciudadanía. Hoy en día, esto podría ser muy importante e interesante para compartir tradiciones desconocidas de diversos países, así como para dar voz a algunas realidades que están desapareciendo, quizás debido a la gran globalización mundial.
¿Podrían comentar cada una de las tres obras presentes en el recital? En el caso de la obra de Prokófiev, el sobrenombre del cuarteto se refiere a los ‘kabardinos’, un grupo étnico del Cáucaso. La obra de Gubaidulina, recientemente fallecida, quizá sea la menos conocida de las tres que proponen, al menos en contraste con el cuarteto de Ravel, considerado una de las cumbres de todo su repertorio.
El origen del cuarteto de Prokófiev es fascinante, ya que le fue encargado por un general del ejército local durante su estancia en la región de Kabardino-Balkaria, en el Cáucaso, durante la Segunda Guerra Mundial. Representa un ejemplo muy exitoso de integración de la música folclórica en el repertorio más serio del cuarteto de cuerda. Aunque la escritura es muy clásica y tradicional, aún se pueden rastrear las melodías hasta las melodías originales de canciones y bailes que aún se interpretan hoy en día. Esta obra nos ofrece una visión de una parte del mundo en su mayor parte bastante desconocida y misteriosa, pero muy fascinante. Con esta enérgica pieza, Prokófiev logró capturar imágenes de la inmensidad de las montañas del Cáucaso, su gente, sus tradiciones y su carácter; a veces quizás un poco toscos, pero también profundos y muy acogedores. El Segundo Cuarteto de Sofia Gubaidulina fue escrito durante un período de su vida en el que se adentraba en temas místicos y religiosos. De hecho, toda la pieza se asemeja a una especie de meditación cósmica, caracterizada por una sonoridad evolutiva similar a la de una meditación oriental, especialmente en la primera mitad. No hay citas musicales explícitas a la música folclórica en este cuarteto, pero los gestos musicales nos conectan de alguna manera con un mundo más arcaico y espiritual. El único cuarteto de cuerda de Maurice Ravel se inspiró en las nuevas corrientes artísticas de principios de siglo. La obra integra inflexiones modales y ritmos inspirados en diversas tradiciones, como la vasca, la mediterránea oriental y la del Lejano Oriente. En este cuarteto también hay un toque de modernidad, con influencias del jazz procedentes del extranjero. Creemos que todo el programa del concierto funciona muy bien en conjunto, creando un viaje a través de temas muy significativos como la identidad, la memoria y la invención.