Vadim Repin Harald Hoffmann

Vadim Repin, violinista: "El concierto de Chaikovski sigue siendo un hito en el repertorio"

El violinista ruso Vadim Repin (Novosibirsk, 1971) protagoniza hoy en Madrid el segundo concierto del Ciclo Goldberg. Actuará junto a la Orquesta Sinfónica Nacional de Tatarstán, bajo la batuta de Alexander Sladkovsky. Repin interpretará el Concierto para violín op. 35 de Piotr I. Chaikovski, una de las piezas más emblemáticas de todo el repertorio para su instrumento. De esta partitura y de otros muchos asuntos charlamos en esta entrevista con el intérprete, que nos atiende desde Moscú, antes de su viaje a España.

El gran repertorio ruso siempre ha estado en el centro de su agenda. Llama la atención su continuada devoción por el Concierto para violín de Chaikovski, una partitura que hay quien podría valorar como popular hasta el exceso. Y sin embargo, tiene que tener algo especial para que usted lo siga llevando consigo durante décadas de actividad profesional.

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deLa actividad de un músico está marcada por esta dinámica. En realidad dedicamos una vida completa al conocimiento de un gran repertorio, pero con una especial dedicación a algunas piezas que nos acompañan siempre, a las que volvemos una y otra vez. Y eso es porque nunca parecen agotarse, porque siempre nos sugieren algo nuevo y excitante, cada vez que abrimos la partitura. También nosotros cambiamos, como personas y como profesionales, y eso cambia nuestra mirada sobre algunas obras.

El Concierto para violín de Chaikovski es uno de los más populares de todo el repertorio para este instrumento, sigue siendo un hito. Eso es tan cierto como el hecho de que continua siendo uno de los más difíciles, tanto desde un punto de vista técnico como en un plano expresivo. Habiéndolo interpretado asiduamente durante gran parte de mi carrera profesional, hace algunos años decidí dejarlo descansar, con la idea de retomarlo pasados un par de años, como vengo haciendo ahora, en el transcurso de esta temporada. De alguna manera es como volver a descubrirlo de nuevo; me enfrento a él con la misma ambición y curiosidad con la que lo preparaba cuando era un joven estudiante.

¿Qué otros grandes conciertos para violín mantiene en su repertorio? Creo que va a interpretar el Segundo de Prokofiev proximamente con la Orquesta de Valencia.

Sí, este es un concierto muy especial, también con un alto grado de dificultad técnica y expresiva. Lo curioso es que se trata de un concierto que fue estrenado en España, poca gente lo recuerda hoy en día. El estreno tuvo lugar en Madrid allá por 1935. Por eso me hace especial ilusión interpretarlo dentro de unas semanas precisamente en este país, con la Orquesta de Valencia. Siempre es un placer regresar a España; tengo grandes recuerdos de actuaciones pasadas en Madrid, en Castilla y León o en Santander, entre otros lugares.

Un episodio curioso de su biografía tiene que ver con sus inicios con el violín. Creo que su madre escogió el violín por usted como instrumento para acceder al conservatorio.

Sí, de alguna manera podría decirse que el violín me escogió a mí, y no al revés (risas). No quedaban plazas en otros instrumentos cuando yo iba a inscribirme en el conservatorio. Mi madre decidió que tenía que aprovechar una plaza libre en la especialidad de violín, en principio con la idea de cambiar más tarde a otro instrumento. Pero aquí sigo, tanto tiempo después (risas). Mis primeros recuerdos con el violín los asocio más con la idea de un juego que con la percepción de ser un oficio para toda la vida. Tomé conciencia de lo que iba a significar para mí conforme me fui presentando a varios concursos, especialmente el Queen Elisabeth que gané en Bruselas en 1989. Aquello fue un punto de inflexión y de alguna manera hizo que todo cambiase para mí. Esta es una profesión dura, realmente es complicado mantenerse en lo más alto durante varias décadas; la competencia es tremenda.

¿Qué instrumento toca ahora? Creo que es un Stradivarius.

Así es, sí, se trata de un Stradivarius construído en 1733 y que pertenció a Pierre Rode, un virtuoso del violín de comienzos del siglo XVIII, contemporáneo de Paginini. Este instrumento me acompaña ya desde hace algunos años. La relación con un instrmento es algo muy particular y único; este "Rode" es verdaderamente único, tiene un sonido muy versatil, al mismo tiempo puede ser muy suave y muy poderoso. 

Es el responsable de un festival de música que se desarrolla en Siberia.

Sí, este mes de marzo vamos a abordar la séptima edición. Mi intención, cuando lo fundé, era la de crear algo especial en esa región, ciertamente alejada y un tanto al margen de los grandes circuitos artísticos. Allí están mis orígenes, en Novosibirsk, y creo que tenía la obligación de devolver algo a mi región. De hecho este Festival Transiberiano se desarrolla en aproximadamente veinte emplazamientos distintos. Y cada año estamos logrando llegar más lejos, contar con más artistas internacionales y contar con un fuerte respaldo del público. Además, importantes compositores están escribiendo piezas para mí, que estreno en el transcurso de este festival, como Sofia Gubaidulina o Arvo Pärt, que es el compositor en residencia de este año. También hemos tenido composiciones de Lera Auerbach, Benjamin Yusupov o Alexander Raskatov, entre otros. Es muy hermoso cuando alguien compone una obra pensando específicamente en ti como solista. 

Foto: © Harald Hoffmann