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LA INTELIGENCIA Y LOS SENTIDOS

Debussy, un pintor de sonidos. Stephen Walsh. Ed. Acantilado. Barcelona, 2020.

La editorial Acantilado vuelve a presentar, como lo hizo en 2018 con el extraordinario texto que Jan Swafford había escrito sobre la vida y obra de Ludwig van Beethoven, la que es una de las mejores biografías del año sobre un personaje musical. Escrita por el profesor y crítico británico Stephen Walsh, está dedicada a uno de los compositores franceses más representativos de la historia de la música y, seguramente, el más influyente de esa nacionalidad en el siglo XX: Achille-Claude Debussy. Walsh centra su trabajo en dos planos. Por una parte y como es lógico, trata toda la evolución del mundo compositivo de Debussy a la vez que, de una forma inseparable, nos narra los avatares de su vida. Por otra está la forma en la que nos cuenta esa trayectoria vital. Como él mismo dice en el preludio de su libro: “Lo que sigue es una biografía muy especial, pero no deja de ser una biografía, con la diferencia de que procura tratar la música de Debussy como la expresión crucial de su vida intelectual, en lugar de presentar, como sucede en muchas «vidas de compositores», una serie de incidentes más bien agotadora que da contenido a la historia sin brindarle demasiado interés narrativo.” Esto es básico. Este libro tiene un poder discursivo muy atractivo que hace que, siendo un ensayo, nunca resulte pesado y fluya su lectura sin problemas.

Walsh reconoce los esfuerzos de sus predecesores en estudiar la vida y obra de Debussy pero su enfoque es renovado, más actual, alejándose de clichés tan manidos sobre un compositor que sobre todo rompió moldes y abrió caminos que otros muchos siguieron después. En su juventud, en pleno furor wagneriano, él mantuvo las distancias con el genio de Bayreuth y, sobre todo, criticó la idolatría que en el mundo cultural francés profesaron muchos músicos y compositores por Wagner, aunque no dejó de influenciarlo y a lo largo de su trabajo se pueden hallar huellas que indudablemente nacen del compositor alemán.  Pero la música de Debussy es única, con un lenguaje novedoso y lleno de imágenes, nacido del dominio de los sentidos, producto de una inteligencia y una visión de lo que quería conseguir con sus composiciones excepcionales. El libro va desgranando la evolución personal de Debussy, comenzando con su relación con Marie Vasnier, mujer casada, y para la que compuso sus primeras chansons basadas en poetas contemporáneos e inspiradas en el amor que se profesaban. Seguimos con su etapa en Villa Medici, la sede de la Academia Francesa en Roma, pues había ganado (después de de dos intentos anteriores) ganar el prestigioso Prix de Rome en 1884, que le permitía una estancia becado en la capital italiana. Especialmente interesante es todo el capítulo dedicado a dos de sus obras más representativas y su relación con los dos escritores, enmarcados en el movimiento simbolista, que las inspiraron. Por una parte el movimiento orquestal que compuso sobre el poema de Stéphane Mallarmé Prélude à l’après-midi d’un faune (‘Preludio a la siesta de un fauno’) y la maravillosa ópera Pelléas et Mélisande sobre la obra teatral homónima del belga Maurice Maeterlinck. En estas dos obras Debussy muestra esa genialidad que le ha hecho un nombre imprescindible en la historia de la música.

El libro de Stephen Walsh consigue que conozcamos mucho mejor a Claude Debussy. Sólo por eso merecería la pena. Pero además resulta una lectura que nos permite adentrarnos el mundo intelectual y musical que llenó de esplendor el París previo a la I Guerra Mundial y sobre a un autor que llevó a la música francesa a la modernidad.

Imagen: Acantilado.