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Romper el molde

Clásicos para las masas. Pauline Fairclough. Ediciones Akal. Madrid, 2021.

Qué es música y qué no lo es; qué abarca la cultura y dónde empieza el mero entretenimiento; ¿qué es el arte? A lo largo de los últimos siglos, diatribas como estas se han enlazado sin encontrar una respuesta definitiva y, a menudo, bajo el manto de la política. Lo que el tiempo y la historia han demostrado, parece más que evidente, es que el hecho cultural y concretamente el musical tiene siempre, de una forma u otra, una motivación, una génesis o un fondo social. Así lo viene a demostrar, también, la nueva edición de Classics for the Masses, de Pauline Fairclough,  que ha presentado la editorial Akal.

Hacia mucho, demasiado tiempo que no tenía un libro nuevo de Akal entre mis manos. Con ese olor tan característico del acabado de sus páginas, que inmediatamente retrotrae a los libros del colegio (al menos para quienes crecimos con la LOGSE), a emocionantes lecturas, al aprendizaje. Seguir estudiando, profundizando en la música, incluso sin ser conscientes de ello. Qué maravilla las editoriales, como Akal, que ponen todo su esfuerzo en descubrirnos estudios y puntos de vista rigurosos con los que poder aprehender pentagramas e historia al mismo tiempo. Aunque no sepas nada. Aunque lo sepas todo. Clásicos para las masas repasa, en una visión detalladísima y apabullante en referencias, la relación de la música con el poder en la Unión Soviética de Lenin y Stalin. Crear una identidad cultural propia a través del acervo común y la influencia exterior de los grandes tótems de la música alemana, así como de las nuevas referencias del siglo XX.

Un recorrido por las luces y las sombras, la a menudo falsa sensación de libertad que provoca la música y la represión constante que vivían quienes se dedicaban a ella: Prokofiev, Rachmaninov y especialmente Shostakovich, sobre el que la autora es todo un referente. No hay más que escuchar todo lo que nos dice el compositor desde su Novena a su Décima sinfonía, por ejemplo, con el fallecimiento de Stalin mediante. Cualquiera de sus sinfonías, en realidad. De cómo enfrentarse al terror, a la barbarie, sin morir en el intento. Las jerigonzas a las que recurrían los mandatarios de turno y sus embrollos políticos, que les llevaban a innumerables contradiciones y sinsentidos, en una vía quizá más abierta de la que hasta ahora se daba por asumida, reduciéndose algunas de las decisiones a las capacidades de cada dirigente soviético y las circunstancias del momento concreto.

Una realidad compleja la que nos muestra Fairclough con sumo detalle y reflexión, en un colectivo musical en la búsqueda del equilibrio y la supervivencia en tiempos de represión, censura y turbulencias culturales. Revolución y comunismo empujando el arte hacia nuevas latitudes, con la entelequia de dar forma a una sociedad a través de la música. Un texto profuso que pretende abarcar todos los frentes que conformaron el molde musical de la URSS: Qué se entendía y qué se respetaba como clásico, qué era aceptado como modernidad, las influencias exteriores y el ascenso del nacionalismo ruso mientras se buscaba el nuevo canon del arte socialista. Sin duda, un libro imprescindible para entender la música del siglo XX.