Estella

El pequeño gran milagro

STELLA SPLENDENS, 50 aniversario de la Semana de Música Antigua de Estella (SMADE). Marc García Goñi (coordinador), Iñigo Alberdi, Román Felones, María Gembero-Ustarroz, Alberto González, Manuel Horno Xavier Vandamme y Jed Wentz. Editorial Nafarroako Gobernua/Gobierno de Navarra. Pamplona, 2019

De pequeño gran milagro puede calificarse que un festival de música antigua cumpla 50 años en cualquier latitud; que ese número redondo se logre en una localidad de apenas 13.000 habitantes situada en el centro de Navarra puede alcanzar la categoría de lo imprevisto o, quizás, lo increible. Si añadimos a esa limitada dimensión humana el hecho de que esa localidad, como su entorno, nació en un momento histórico (1967) en el que la situación política estaba dominada por la presencia de la dictadura franquista, elemento poco proclive a unir se con el concepto cultura, la validez del concepto milagro es aun más evidente. Más tarde, Estella, ya Estella-Lizarra de forma oficial, vivió los momentos políticos convulsos de los años 70, 80 y 90 propios del lugar y que afectaron al mismo desarrollo del festival.

Stella Splendens es, por lo tanto, el resumen, la crónica de un pequeño gran milagro. Como queda reflejado en la ficha previa este libro es fruto del trabajo colaborativo de distintas personas coordinadas por Marc García Goñi con lo que cada una de las personas presentes otorga su particular punto de vista acerca del desarrollo del festival y de sus momentos más relevantes. Eso sí, es digna de aplauso la labor del mencionado coordinador pues el libro está dotado de la necesaria unidad que hace de su lectura algo ameno y formativo.

El festival ha cumplido cincuenta años aunque desde el primero hayan pasado cincuenta y tres, ello debido a que entre los años1983 y 1986, ambos inclusive, no se celebró el mismo por falta de implicación económica de las instituciones forales y estatales y por lo convulso del momento político.

La primera parte del libro, obra de Román Felones, nos situa el festival en su contexto geográfico e histórico, subrayando la importancia de Estella en el Camino de Santiago y presentándonos la localidad como ciudad de arte por la prolija presencia de iglesias, conventos, monasterios y palacios levantados desde el gótico y hasta nuestros días. Este arte desparramado por la ciudad es el que ha servido de sede a la SMADE permitiendo al eventual espectador disfrutar no ya solo de la música ofrecida sino de la rica y variada arquitectura estellesa.

María Gambero-Ustarroz en la segunda parte hace hincapié sobre los comienzos del festival aportando información muy interesante sobre el nacimiento del mismo, ligado a la Semana de Estudios Medievales que se celebraba en la ciudad navarra, que comenzó a programar una especie de conciertos pedagógicos ilustrativos de la música realizada en el periodo que los historiadores estudiaban y que terminó por conseguir la necesaria autonomía organizativa hasta convertirse en la que hoy conocemos como Semana de Música Antigua, independiente de la primera citada. Tal independencia también se fraguó con las fechas, pasando del habitual mes de julio al actual de septiembre.

En esos años que van de 1967 a 1971, los que analiza la autora, Estella y por ende todo Navarra fueron conociendo elementos de investigación musicológica relativa la interpretación de la música antigua por entonces desconocidos en aquella Navarra que podemos sin dificultad imaginar en blanco y negro, aun víctima de la última dictadura fascista europeaa. En esos años emerge la personalidad del compositor Fernando de Remacha como elemento clave para entender no ya solo el desarrollo de la Semana sino su puesta en marcha misma. Al nombre de Remacha conviene añadir por su trascendencia los del musicólogo Higinio Anglés o Peter E. Peacock, autor este último de una serie de recomendaciones al festival en aras de su mayor desarrollo que nos muestran los elementos de debate más habituales en el momento como pueden ser el uso del clave o del piano según repertorio o la mayor presencia de música española en la elaboración del programa general.

Eran tiempos en los que el mismo concepto música antigua no quedaba claro en lo que a sus referencias temporales se refiere. Por entonces la música barroca (una y otra vez se menciona la referencia temporal de 1750) se incluía con naturalidad siendo posteriormente cuando se habla con más criterio de música medieval, música renacentista y/o música barroca. Lo que queda claro es que las primeras semanas musicales estellesas aportan al espectador interesado un nuevo repertorio por entonces totalmente desconocido y nuevas formas de abordarlo, aspecto este último que hoy es motivo de perenne reflexión y que hacemos en llamar la interpretación con instrumentos originales.

La SMADE ha sido capaz a través de sus cincuenta programas generales (de algunos de los cuales no se guarda ni una sola copia, por desgracia), en distintas sedes ya de la misma Estella, ya en otros puntos de Navarra, ya con la implicación de solistas y grupos instrumentales y vocales de casa o foráneos de construir un enorme edificio con el que los amantes de la música hemos podido acceder a repertorio y formas que, de no ser por ella, nos permanecerían ocultos. Un servidor, con una presencia testimonial en las dos últimas ediciones, solo puede rubricar el legítimo interés de la SMADE por la indiscutible calidad de su propuesta. 

El hecho de haber llegado a las 50 ediciones y el de haber alcanzado un prestigio y referencialidad evidentes no hace sino desear que en unos 25 años más otros colaboradores aborden el que podría ser un Stella Splendens II.