Europeos OrlandoFiges

La cultura como nexo de unión

Los europeos. Orlando Figes. Ed. Taurus. Barcelona, 2020

¡Cómo se necesitan libros como Los europeos! No hace falta señalar que la identidad europea está en crisis Esa identidad común que se quiso rehacer una vez más después de la II Guerra Mundial y que ahora se tambalea por ineficacia interna y por ataques externos. Y creo firmemente que sin una Europa fuerte todo el mundo ideológico que hemos conocido las personas de mi generación dejará de existir. La historia te enseña que todo es cíclico y que repetimos los mismos errores y aciertos época tras época. Ahora toca esta, seguramente cambiará un futuro del que no sabemos absolutamente nada. De lo que sí sabemos, de nuestro pasado, podemos aprender y sacar conclusiones, hoy totalmente válidas y plenamente actuales. El historiador Orlando Figes ha escrito un libro que nos reconcilia con la idea de una Europa multicultural pero abierta a todos sus ciudadanos, en la que prime el interés general antes que el particular de un territorio. Y lo ha conseguido contándonos, poniéndonos como ejemplo podríamos decir, la trayectoria vital de tres personajes que entrecruzaron sus vidas y  son el eje del libro: la soprano y compositora Pauline Viardot (hija de Manuel García y hermana de María Malibrán, nada menos), su esposo Louis Viardot, empresario, además de crítico de arte, académico y editor (entre otras actividades que le acercan a esa definición tan manida de “hombre del renacimiento”), y el escritor ruso Iván Turguéniev

Sobre estos tres pivotes principales gira el libro en el que vamos conociendo cómo la cultura, las ideas y los nuevos avances técnicos articulan una red que conecta países y personas. Precisamente el avance del ferrocarril a lo largo de la geografía europea es la base que señala Figes como fundamental para esta comunicación que hace que las mismas novelas, las mismas óperas o los mismos estilos artísticos se lean, se escuchen o se apliquen casi al mismo tiempo en lugares como San Petersburgo o Lisboa, aunque sea París el centro cultural de toda esta Europa. Es allí donde los triunfos, y también los fracasos, tienen una repercusión que llega a todos los rincones europeos. El libro se centra en la segunda mitad del siglo XIX y proporciona un conocimiento profundo de ese mundo que retrata, los constantes viajes y vicisitudes de tres vidas tan especiales, incluyendo  también a todos los intelectuales y políticos que se opusieron a esta apertura paneuropea, considerándola un ataque a la identidad nacional y a los intereses particulares de algunos países. Es una lucha que sigue y que, como se indicaba arriba, parece estar perdiendo en estos momentos el europeísmo.

La edición, con una amplísima bibliografía que demuestra el profundo trabajo de este historiador británico nacionalizado alemán (¿no es esto ya una declaración de intenciones?), posee un índice alfabético imprescindible en un libro de este volumen y características, y una galería fotográfica. También hay que destacar que literariamente el estilo no es envarado o demasiado académico, lo que permite una lectura fluida, me atrevería decir que casi novelesca.

No me resisto a terminar con las últimas palabras de  introducción que hace el autor a su libro y que son un resumen perfecto del espíritu que anima a Los europeos: “Turguénev y los Viardot eran cosmopolitas, miembros de una élite cultural, capaces de vivir en cualquier parte del territorio europeo, siempre que esto no comprometiera sus principios democráticos, sin perder por otra parte ni un ápice de su nacionalidad. En la «civilización europea» encontraron su hogar. La famosa frase de Burke —«Ningún europeo puede ser enteramente un exiliado en ninguna parte de Europa—», parece hecha a su medida.”