Daniel Barenboim: "La música es todo menos elitista"
Visita España con su propio piano
Conversamos con el maestro Daniel Barenboim en el club Matador de Madrid, en un evento íntimo organizado por Ibermúsica como antesala de su concierto de este domingo. Barenboim se encuentra de gira por Europa para presentar sus últimas grabaciones de piano, pero sobre todo, para mostrar unos nuevos instrumentos hechos a su medida: dos pianos fabricados por Chris Maene con apoyo de la mítica Steinway & Sons. “Encargué estos pianos tras tocar el Franz Liszt en Siena y quedarme impresionado con su sonido. En los pianos modernos que se vienen utilizando desde el final del siglo XIX, las cuerdas se cruzan unas sobre otras en la caja del piano. En el de Liszt las cuerdas se sitúan en paralelo, separadas unas de otras. Así, en el nuevo piano hecho a su semejanza, el sonido no está mezclado; es más limpio, más claro, es trasparente. Tiene además una acción más inmediata y requiere practicar para acostumbrarse a él. Los agudos son difíciles y tienen tendencia a chillar, hay que tener cuidado con él. Por otra parte, es un piano que se puede usar para cualquier repertorio, no sólo para el del siglo XIX. Es un piano moderno, no suena antiguo.”
“¿Volveré a tocar un piano tradicional? Sinceramente no lo sé. No creo que él haya nada de malo en los otros pianos. Es solo que ahora estoy probando con este y me fascina.” Al preguntarle sobre la lista de pedidos del nuevo instrumento responde: “De momento sólo hay dos pianos como este. Yo estoy usando los dos por cuestiones geográficas, de otra manera no llegarían a tiempo a los conciertos de mi gira. Respecto si va haber más, tienen que preguntárselo al fabricante. Yo, desde luego, ya tengo suficiente con dos”. Sobre si el público nota la diferencia del sonido, nos comenta mientras sonríe: “La verdad es que no lo sé, yo nunca soy parte del público cuando toco. Tendrán que venir ustedes mismos a escucharlo.”
Es bien sabido que Barenboim no tiene reparo de salirse de cuestiones estrictamente interpretativas y adentrarse en otros ámbitos. Sobre su West-Easter Divan Orchestra y la Barenboim Said Akademie nos recuerda: “Said y yo estábamos de acuerdo en dos cosas. La primera es que no hay suficiente educación musical en las escuelas. Hoy en día, a diferencia de lo que pasaba antes, es posible considerarse culto sin saber de música. La segunda es que muchos músicos no tienen educación general, cultura general. Rubinstein decía que no tenía amigos pianistas porque sólo tienen un libro en casa: la guía telefónica. ¡Y ahora ya ni siquiera eso! En nuestra academia en Berlín tratamos de cambiar eso, de dar una formación cultural amplia, humanitaria. Los estudiantes de música por ejemplo estudian también filosofía”.
Ya en terreno político evita hablar de la situación en España, dice que por desconocimiento. Pero de modo general afirma: “El problema con los políticos, incluso los que se dedican a gestionar la cultura, es que no son gente de mucha cultura, y por lo tanto la consideran elitista. Pero la música es todo menos elitista”. Aborda asimismo la crisis de los refugiados con preocupación: “Esto no es un problema de ningún país en particular, ni siquiera de Europa, es un problema universal“, pero se muestra esperanzado y optimista al poner como ejemplo a su país natal, “hay países como Argentina donde conviven comunidades sin que esto suponga ningún problema. En Argentina un país de 40 millones de habitantes hay 3 millones de musulmanes, eso son muchos para un país tan pequeño. Y sin embargo no hay tensiones porque Argentina tradicionalmente ha aceptado la diferencia, las identidades múltiples.”
En este contexto, comentar la reciente victoria de Trump es inevitable. “Me encuentro horrorizado por la campaña electoral. Ahora pueden pasar dos cosas, ambas catastróficas. Que haga lo que dijo durante la campaña electoral, o que no haga lo que dijo, con lo cual sus votantes se enfurecerán. Esto que estamos viendo no es democracia. La democracia requiere reflexión. Parece que el que tiene más dinero, y puede tener más minutos en los medios de comunicación es el que gana las elecciones. Esto me parece un concepto intelectualmente corrupto. En la democracia se habla de derechos, pero a veces olvidamos también las responsabilidades, todos somos responsables. Aprovecho pare recordar la frase que dijo Kennedy: ‘no te preguntes lo que tu país pueda hacer por ti, pregúntate lo que tú puedes hacer por tu país’. Tenemos que volver a eso.”
De vuelta a la música, comparte con nosotros su admiración por su ultima compañera de grabación, la violinista Lisa Batiashvili: “La posición del artista es muy difícil. Por una parte se espera que tenga modestia ante la obra que va a interpretar. Esto es totalmente necesario. Pero al salir a escena esto no te ayuda. Entonces es necesario no ser modesto. Éstos dos aspectos tienen muy difícil su coexistencia, y Lisa es alguien que domina y sabe hacer convivir ambos aspectos. Eso me fascina de ella.” Para terminar reflexiona brevemente sobre su doble actividad de pianista y director de orquesta, y sobre cuál sería su predilecta: “No podría decidirme, pero de algún modo siento que tocar el piano es una actividad más honesta. Al menos soy yo el que toca y no hago que otros toquen por mí”.
Daniel Barenboim actúa hoy (23 de noviembre) en el Auditorio de Zaragoza; mañana (día 24) en el Palau de la Música Catalana, dentro del ciclo BCN Clàssics; y el día 27 en el Auditorio Nacional, dentro de la programación de Ibermúsica.
Foto: Universal Music.