Riccardo Massi 2016 c B Ealovega

 

Riccardo Massi, tenor: "Intento cantar cada día como si fuese el último, dándolo todo"

El tenor italiano Riccardo Massi afronta estos días su debut en México, interpretando el papel de Calaf en Turandot en el Teatro Degollado de Guadalajara. En ocasión de estas funciones, charlamos con él acerca de su primera década como cantante profesional, ahondando en sus orígenes, su técnica y sus próximos compromisos. 

Afronta ahora su debut en México, interpretando el papel de Calaf en Turandot. Creo que este es un rol muy especial, en una ópera ciertamente icónica. ¿Cómo lo siente en su voz? Creo que se trata de un personaje importante para su carrera, habiéndolo interpretado en Sydney, Bregenz, Estocolmo y Zurich.

Sí, el papel de Calaf es muy icónico e importante para mí, no solo porque Turandot representa el climax de la madurez musical de Puccini, sino también por el aria "Nessun dorma", una de las piezas para tenor más famosas de todos los tiempos. Todo el mundo la conoce y supone un gran reto para cualquier tenor, ya que grandes estrellas del pasado como Pavarotti o Corelli la interpretaron de tal manera, poniendo el listón tan alto, que hoy resulta casi imposible seguirles. Todo lo que intento es dar lo mejor de mí con esta pieza tan esperada.

Creo que tuvo un único maestro de canto durante su formación, David Holst. ¿Podría contarme algo más sobre él y su formación técnica?

Mi relación con David Holst es muy especial porque cubre de hecho todo mi periodo de formación y mis primeros años como cantante profesional, hasta hoy. Con él aprendí los fundamentos técnicos de la escuela belcantista italiana, la que se usaba de manera preeminente hasta 1950 aproximadamente. David Holst tiene un pasado teatral muy importante: su padre fue actor y más tarde productor y director teatral; su madre tenía estudios de piano. Y él mismo, finalmente, fue un buen pianista y un buen cantante, antes de convertirse en un excelente coach vocal. Cuando empezó a dar clases tenía a sus espaldas veinte años de experiencia trabajando en teatros de primer nivel, como coach, como maestro de coro o como director en el foso.

A día de hoy, con David Holst, trabajamos en todos los aspectos de mi trabajo: por supuesto la voz y la técnica de canto, pero también todo lo que involucra la expresividad corporal, ya sea en escena o fuera de ella. En la medida en que un cantante puede percibir tan solo una parte menor de su trabajo, gran parte de nuestra colaboración consiste en tener una referencia externa, desde la parte del público. Con David Holst trabajamos como un equipo, a día de hoy de hecho somos dos grandes amigos y nuestra colaboración es muy estrecha, a nivel vocal, actoral y en todos los demás aspectos de mi profesión. El esfuerzo constante por mejorar es la pasión común que compartimos en nuestras vidas profesionales.

¿Cómo definiría su voz? Echando un vistazo a su agenda, predominan los roles para spinto junto a partes de belcanto, como Pollione, con presencia importante de papeles líricos e incluso heroicos como Cavaradossi, Manrico o Radames. Tanto Verdi como Puccini parecen ser el centro de sus planes, a día de hoy.

No suelo pensar en mi voz, en términos de definición, sino más bien en términos de posibilidades, viendo el horizonte que tengo ante mi. En todo caso, sí, diría que mi voz es la de un lírico con tendencia hacia lo spinto. Obviamente, la tesitura lo determina casi todo. Cuando empecé mi carrera mi voz natural iba únicamente desde el Mi sobre el Do central hasta el Do agudo sostenido y el Re. Dediqué mis tres primeros años a construir los fundamentos de la primera octava, la más grave, siguiendo la tradición italiana. Cuando ya dominaba toda la tesitura y había podido cantar diez papeles diversos, entonces hice mi debut como Radamès. Lo cierto es que mi voz me permite cantar una variedad amplia de papeles, sobre todo del repetorio italiano y también del francés.

Aunque, mirando hacia atrás, mi carerra ha tenido mucho que ver con Puccini, en el futuro me gustaría incluir más papeles de Verdi. Me gustaría debutar con Don Carlo, también el Arrigo de Vespri, Ernani, Foresto en Atilla y muchos otros. Y también ahondar en el repertorio francés, del que apenas he cantado Don José; me gustaría mucho cantar también Faust, Romeo y Des Grieux, entre otros. Por supuesto, también desearía cantar con más frecuencia dos de mis roles favoritos: Andrea Chénier y Enzo Grimaldo, en La Gioconda. Otro papel que he estudiado a fondo y que estoy esperando debutar, quizá le sorprenda, es el Edgardo de Lucia di Lammermoor. Y es que tal y como Corelli y otros tenores han sostenido décadas atrás, una dieta variedad entre lo spinto y lo lírico es la mejor receta para evitar dañar el instrumento, cantando un repertorio demasiado pesado.

Pronto cumplirá una década como cantante profesional, tras su debut en diciembre de 2009, como Radamès en Salderno. ¿Cuál es el balance de su carrera hasta hoy?

Podría decir que he logrado más de lo que esperaba y quizá menos de lo que quisiera (risas). En esta profesión, como en todo lo que tiene que ver con las artes, aunque entiendo que es natural la intención de cuantificar los logros, en realidad no hay otra receta que intentar siempre dar lo mejor de uno mismo, cada noche, en cada teatro, como si cada día fuese el último, dándolo todo. 

Creo que antes de dedicarse al canto tuvo un periodo de actividad profesional como especialista y doble para escenas de riesgo, con una amplia formación en artes marciales. ¿Le ayudo esto a trabajar mejor después con su voz, ya sea en el plano físico o psicológico?

Cantar requiere, como sucede con las artes marciales, un gran dominio de uno mismo y un conocimiento profundo de tus propias facultades físicas. Es determinante saber quién eres, dónde estás y qué puedes hacer. En este sentido, por descontado mi larga experiencia con las artes marciales en ocasiones me ayudó con mi formación en el canto, aunque en otros momentos pudo ser también una cierta barrera. Y es que no hay nada más hermoso y singular que educar tu voz para cantar como tenor. Hay algo muy importante en común con las artes marciales y es la ausencia de límites para la superación personal. El canto, en cualquier caso, ha llegado a ser para mí una actividad tan pasional y vocacional que ya no concibo mi vida sin ella.

Cuénteme más sobre sus futuros planes y compromisos. ¿Tiene previsto cantar pronto a España?

Estoy deseando cantar en España, sí; tengo allí muchos colegas y grandes recuerdos. Ojalá llegue pronto la ocasión. Entre mis próximos planes destacaría cantar Manrico en Il trovatore, en Bologna; y Pinkerton de Madama Butterfly en Mannheim y en múnich. También haré mi debut en Washington con Cavaradossi en Tosca.