Moral Martinez Castignani Gassmann Kynoch

Festival de lied busca público, preferentemente joven

El jueves pasado, y dentro de las actividades programadas por el LIFE Victoria en paralelo a los conciertos, tuvo lugar en la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC) una mesa redonda con el título El trabajo de las audiencias en los festivales de lied, moderada por el director artístico del LIFE, Enric Martínez-Castignani. El debate giraba en torno a las dificultades (o no, según especificó el moderador) de los festivales de lied para atraer nuevo público y reunía a tres directores artísticos de otros tres proyectos: Michael Gassmann, del Heidelberger Frühling; Antonio Moral, del Ciclo de lied del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) y Sholto Kynoch del Oxford Lieder Festival. Los tres proyectos tienen en común el lied pero sus características son diferentes: el Heidelberger Frühling es un festival interdisciplinar, dedicado sobre todo a la música de cámara, incluyendo el lied; el ciclo del CNDM es una temporada regular y completa, de octubre a junio, y el Oxford Lieder Festival es un festival exclusivamente de lied. También son diferentes en su financiación, un punto que no se precisó durante la charla pero que hay que tener en cuenta para entender mejor los diferentes planteamientos: el ciclo del CNDM se financia con dinero público y el Oxford Lieder Festival es una iniciativa privada; del Heidelberg Frühling no me atrevo a asegurarlo pero entiendo que funciona también con el patrocinio de empresas privadas.

Completaba la mesa Pepe Zapata, de TekneCultura (empresa de gestión de marketing de proyectos culturales), que abrió el debate planteando el objetivo no ya de los festivales de lied sino de la música clásica en general, el teatro o la danza: atraer público nuevo sin perder el que ya tienen fidelizado (curiosa la manera de llamarlos: nuevos públicos y público conservador, respectivamente). Para conseguir el objetivo hay que estudiar al público; si en alguna ocasión se sienten observados al ir a un concierto es porque les están observando. Entendámonos, no hablo de las cámaras de seguridad, hablo de toda la información que se recoge sobre un espectador ya desde el momento en que compra una entrada.

La palabra clave no tardó mucho en aparecer: jóvenes. Jóvenes como sinónimo de nuevos públicos? Zapata afirmó que hay que aceptar que ha cambiado la forma de vivir la música, especialmente entre la juventud: lo que ahora prevalece es interactuar y compartir el consumo cultural (con el resto de público, con los músicos o en las redes sociales); si se quiere atraer gente joven se debería pensar en cambiar el formato de los conciertos. En el Heidelberger Frühling son bien conscientes de ello y Michael Gassmann explicó sus estrategias para atraer nuevos públicos, tales como llevar el lied a entornos atípicos como antiguas fábricas reconvertidas en lugar de encuentro de gente joven o fusionarlo con otras disciplinas como la danza o la música electrónica, de modo que lo que atraiga el público sea la otra vertiente artística. Por supuesto, hay también programas para familias o escuelas pero quizás la iniciativa más original en Heidelberg es la de los Classic Scouts; desde hace varios años un grupo de chicos de catorce a dieciocho años tienen como misión aficionar a otros jóvenes a la música clásica. Les explican los protocolos de los conciertos, les acompañan las primeras veces, entrevistan a los músicos y publican estos y otros artículos sobre el festival en un periódico. Así, estos chicos aficionan a otros, que a su vez acuden también al festival con nuevos aficionados, y el público joven va creciendo.

El Oxford Lieder Festival nació en 2002 por iniciativa del pianista Sholto Kynoch, y se centró inicialmente en trabajar con jóvenes artistas; tras unos primeros años en los que se mantuvo en un segundo plano el festival despegó y ha pasado a ser el que acoge más público de los muchos se celebran en el Reino Unido. Su hazaña es el Schubert Project, la interpretación por primera vez de la integral de los lieder de este compositor: más de seiscientos, programados durante las tres semanas que duró el festival en 2014. A pesar de ello han detectado una disminución del público y están también buscando maneras de atraer más. Sus acciones pasan por salir de Oxford y colaborar con otros festivales: Kynoch insistió en que no entiende el resto de festivales de lied de su entorno como competencia sino como una oportunidad. Y el público más joven? Sin duda Oxford tiene potencialmente público muy joven pero ni siquiera las políticas de precios más generosas consiguen que los estudiantes se acerquen a los recitales. Nadie en la mesa supo explicar los motivos pero hicieron bueno aquello de "mal de muchos ...": Enrique Martínez Castignani explicó que los estudiantes de la ESMUC (recordemos que la M es de Música) se comportan como si el LIFE Victoria no existiera, por más que las masterclasses y conferencias se hagan en sus instalaciones y la asistencia sea gratuita y por más que tengan importantes descuentos en los conciertos; igualmente Pepe Zapata comentó que en el tiempo que estuvo vinculado al Mercat de les Flors, con una programación centrada en la danza, los alumnos del vecino Institut del Teatre tampoco asistían a los espectáculos.

Antonio Moral, por su parte, ni se plantea tratar de atraer público joven a los recitales de lied; los jóvenes están interesados en otros tipos de música y ya irán, si acaso, cuando cumplan los cuarenta. Ya que dio las cifras más concretas, compartamoslas. El Teatro de la Zarzuela, la sede del ciclo de lied desde su fundación hace veintidós dos años (entonces dependía de Caja Madrid), tiene un aforo de 1242 localidades; la ocupación la pasada temporada fue del 91% y los 620 abonos representan más de la mitad de las entradas vendidas. Moral reconoció sin complejos que la media de edad del ciclo de lied es alta, exactamente de 57 años; aún así no es la más alta entre los ciclos organizados por el CNDM: la del ciclo de cámara es de 59 años. Puesto que esta media se mantiene en valores similares desde las primeras ediciones, por fuerza hay que concluir que la audiencia se renueva. Por tanto, no hay crisis de público en el Teatro de la Zarzuela. La receta de Antonio Moral para el éxito pasa por tres puntos: mantenerse como un ciclo dedicado exclusivamente a la canción (llegando a rechazar cantantes que querían incluir algún fragmento de ópera en su programa), basar su programación en los mejores cantantes y pianistas del momento y formar una gran familia: buena parte de los artistas vuelven a menudo y muchos abonos se mantienen desde la primera edición. Si están pensando que por lo menos el segundo punto debería ser el objetivo de cualquier programador recuerden lo que decía al principio, el ciclo de lied se financia con dinero público; esto permite y diría que obliga a ofrecer la estupenda programación y la flexible y asequible política de precios que encontrarán cuando vayan a un recital en el Teatro de la Zarzuela.

En un breve turno de palabra con el público asistente se volvió a hablar de la dicotomía del público, planteando si los diferentes comportamientos no podían generar conflictos entre nuevos públicos y públicos conservadores, por ejemplo si los primeros no molestan los segundos cuando tuitean durante el recital. Pepe Zapata respondió que quizás la solución en este caso sería hacer espectáculos específicos para público específico; en cualquier caso, la prioridad es conocer el público y tomar decisiones según su personalidad. Pero cuidado, que esto no necesariamente significa dar al público lo que quiere; cuando menos para Michael Gassmann, que dijo en una de sus intervenciones que hay que conocer al público pero no adaptarse al público, es el público quien se adapta al festival. Lástima que no hubiera tiempo suficiente para desarrollar esta afirmación.

Y más o menos, eso fue todo en la mesa redonda sobre las audiencias del LIFE Victoria. No hubo recetas infalibles ni soluciones milagrosas, qué se le va a hacer. Yo sólo les diría, si me lo permiten, que si no han ido nunca a un recital de lied y tienen a su alcance uno con buenos intérpretes y buen programa, vayan. Y luego ya decidirán si vuelven.