Marriner obituario

Longevidad y oficio

Obituario en recuerdo de Sir Neville Marriner

Sólo el igualmente longevo Georges Prêtre, también nacido en 1924, puede parangonarse al desaparecido Sir Neville Marriner cuando valoramos la figura de maestros que siguen en activo superados los noventa años de edad. El fallecimiento de Marriner señala así el cierre de una época, que poco a poco se apaga conforme se marchan Harnoncourt, Abbado, Boulez y compañía. Eternamente joven, irradiando vitalidad y pasión por donde pisaba, Sir Neville Marriner es un ejemplo de una dedicación desbordante y vital a la música. Encuadrado en la fecunda tradición británica de batutas clásicas, su trayectoria se yergue hoy como un recorrido sumamente respetable y digno de ponerse en valor. El suyo era un clasicismo sin ambages, franco y directo, donde la belleza y el equilibrio se imponían por encima de todo.

Violinista en la Orquesta Philharmonia y en la Sinfónica de Londres, se traslado a Estados Unidos para formarse como director de orquesta al lado de Pierre Monteux. Antes, todavía en Londres, había formado el Jacobean Ensemble con el clavecinista Thurston Dart, experiencia previa al que fue sin duda su hito más destacado, habida cuenta de sus repercusiones: la fundación de la Academy of Saint Martin in the Fields en 1956, una formación con la que hasta hoy ha venido labrando su personalidad como director, en un íntimo mano a mano. De hecho, es con este conjunto con quienes tenía previsto actuar próximamente en España, este mismo mes, tanto en Madrid como en Barcelona. Visitó nuestro país por vez primera en 1973, cómo no de la mano de Ibermúsica.

Menos conocido es otro conjunto impulsado por Marriner, la Orquesta de Cámara de Los Ángeles. La Orquesta de Cadaqués fue una de las formaciones a las que estuvo estrechamente vinculado, siendo su principal director invitado durante veinticinco años y realizando con ella diversas giras que le trajeron reiteradamente por España (la última vez en 2014). En 1979 fue nombrado director principal al frente de la Sinfónica de Minneapolis y de la Orquesta de la Radio de Stuttgart. Otro de los hitos más populares de su carrera fue la supervisión de la banda sonora de la controvertida película Amadeus, estrenada en 1984.

Marriner disfrutó de las décadas de mayor fecundidad discográfica, entre 1960 y 1980 aproximadamente. Suyas son numerosas grabaciones de referencia, sobre todo en obras de Bach, Händel, Mozart y Beethoven. Su catálogo discográfico es amplísimo, casi tan extenso como el que atesoran otros “monstruos” del disco como Karajan o Fischer-Dieskau. Longevo oficio el suyo, cuajado de verdad, belleza y sonrisas.