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Óliver Díaz: “Hay muchos aspectos musicales a mejorar en el Teatro de la Zarzuela”

El director de orquesta Óliver Díaz es una de esas mentes brillantes que no paran de pensar, a las que les es imposible dejar de investigar y descubrir. Nos recibe en su nueva casa, el Teatro de la Zarzuela, donde el próximo 25 de mayo presentará como director titular y junto al nuevo intendente Daniel Bianco, la próxima temporada, de la que, a pesar de que los supuestos títulos que la conforman (Las golondrinas, La Tabernera del puerto, Ifigenia en Tracia, Enseñanza libre, Chateau Margaux, La Viejecita, La villana…) son vox populi desde hace tiempo, no quiere, precavido por su parte, confirmar nada aún ni entrar a dar muchos detalles. Con todo, ofrece un retrato de lo que está por ver y escuchar en el escenario madrileño, de las nuevas formas que tendrán lugar durante los próximos años a través de una entregadísima forma de entender su labor, su oficio, su arte.

¿Qué tal por la Zarzuela?

¡Muy bien! ¡Extenuante, pero muy bien! Es agotador tener trabajo fuera y a la vez llevar las cosas del teatro. No puedo, me es imposible dejar pasar las cosas, es mi personalidad de toda la vida: con el piano, dirigiendo y en mi día a día. Es una virtud y a la vez un error, no acostumbro a dejar que las cosas sucedan por sí mismas, no tengo la paciencia para ello ni la visión general de los grandes maestros. Confío en que con el tiempo, según me voy haciendo viejo, tenga tal capacidad, pero por el momento prefiero remangarme y meterme donde haga falta, en cada aspecto y recoveco de la música para controlarlo todo. No me fío nunca de lo que pueda pasar, quiero moldear siempre hasta el último detalle. Todo ello lo aplico a cada aspecto del teatro y por eso digo que es un tanto agotador. Pero es una visión que comparto tanto con Daniel Bianco (director artístico de la Zarzuela) como con Antonio López (director técnico). La voracidad y la pasión de Daniel por su trabajo es increíble. El Teatro de la Zarzuela es como un coche que lleva en marcha más de 150 años al que te subes, y yo confieso que entré un poco como un elefante en una cacharrería. El despacho, por ejemplo, lo he cambiado entero. He traído mis propios muebles y he cambiado la estructura de todos los despachos, trayendo incluso un piano, que inexplicablemente no había.

¿Cómo ha resultado el devenir su nombramiento? ¿Ha intervenido Cristóbal Soler en él?

Cristóbal y yo somos grandes amigos. Nos conocimos trabajando en Sabatini, donde además conocí a otros grandes de la zarzuela como Gerardo Bullón, Alejandro González, César San Martín… Somos polos opuestos y por eso nos llevamos tan bien. Cristóbal es un hombre muy tranquilo en la apariencia pero nervioso en el interior, con un gesto precioso dirigiendo, muy elegante, mientras que yo soy todo lo contrario, no paro quieto pero tengo una forma de ser muy tranquila y dirijo moviéndome hacia todos los lados. Él me trajo por primera vez a este teatro. Hicimos tres producciones juntos: Luisa Fernanda, El gato montés y Marina. Después dirigí aquí ya en solitario Los Diamantes de la Corona, que iba a compartir con el gran Frühbeck de Burgos pero quien lamentablemente falleció… y hasta octubre de 2015, cuando Daniel llega al teatro, momento justo en el que Cristóbal entiende que ya va siendo hora de un cambio de aires, por lo que Daniel me propone directamente ser yo el nuevo director titular, cargo que acepté encantado, claro está.

¿Es compatible su nuevo cargo, otorgado por el INAEM, con su labor como vicepresidente de AESDO? ¿No puede verse comprometido de alguna manera?

No porque AESDO (Asociación Española de Directores de Orquesta) no tiene fines reivindicativos. Estamos para apoyar a los directores de orquesta, especialmente a los jóvenes, y para ser una plataforma donde puedan encontrarse y analizar la profesión. Es cierto que proporcionamos un servicio jurídico a quien lo necesite, pero no estamos para interceder por nadie, somos simplemente un foro de encuentro.

¿Va a tener mayor presencia en las futuras temporadas que su antecesor en el cargo?

Sí, para los próximos años estoy seleccionando muy y mucho aquello que voy a dirigir fuera del Teatro de la Zarzuela. No voy a dejar de dirigir fuera de él, desde luego, porque tampoco es algo que interesa a un teatro, el tener un titular que no dirige más allá de sus paredes.

¿Y va a tener poder de decisión sobre qué o quiénes suben al escenario?

Hasta la fecha, durante los últimos años, Paolo Pinamonti no quería un director de orquesta titular porque no encajaba en su su concepto de temporada, puesto que él hacía la labor de director artístico en todos los sentidos; hay que entender que él es musicólogo y quería tomar muchas de las decisiones musicales por su cuenta, por lo que anulaba bastante las capacidades y el peso del director musical. Al llegar Bianco, que es director de escena, viene con la idea de que necesita un director musical fuerte, con peso en la toma de decisiones. Bianco es un hombre de equipo, todos pensamos y todos aportamos, teniendo él la última palabra y contando mucho con la opinión del director técnico y con la mía. Desde el principio quisimos plantear qué enfoque queríamos dar a la zarzuela, qué entendemos nosotros que ha de ser la zarzuela…

¿Y qué entienden ustedes que ha de ser la zarzuela?

Mire, en la primera temporada hemos cambiado absolutamente todo lo que Pinamonti tenía sobre la mesa. Está muy pensada, muy trabajada y creo que va a ser un reflejo muy fiel, para bien o para mal, de la línea que el teatro va a buscar para el género.

¿Y qué buscan?

Ser muy fieles al género.

¿Y cómo se es fiel al género?

Pues subiendo al escenario ópera española, zarzuela claro está, viéndose tanto grandes éxitos como zarzuela que hemos querido recuperar… No vamos, eso sí, a recuperar música tan sólo por el afán de recuperarla, por aquello digamos de la memoria histórica o musicológica, aunque en ese sentido yo soy muy voraz y la colaboración que están teniendo con nosotros desde la SGAE es estupenda, con Mariluz González y Enrique Mejías, quienes me han facilitado partituras y libretos brutalmente interesantes. Buscando por ejemplo obras de Barbieri, di con una que no haremos en esta temporada pero espero hacerla más adelante: Gibraltar en 1890. Una obra totalmente rocambolesca sobre lo que a mediados del siglo XIX pensaban que pasaría en Gibraltar unas décadas después. Dos hombres españoles que viven en Gibraltar y que amenazan con volar el peñón (de hecho vuelan la cima) si no se le devuelve a España… ¡Maravilloso!

¿Cómo ve usted a la zarzuela hoy en día?

Pues no muy diferente a la ópera en general, quiero decir, aquí tenemos una visión muy nuestra añadida que es verlo como algo antiguo, algo casposo… al menos la sociedad en general lo ve así.

Y a ello ayuda entrar en el Teatro de la Zarzuela y ver el ambiente…

Claro. Eso es lo que nosotros tenemos y debemos cambiar. ¿Cómo? Es complicado. La zarzuela, en general, tiene una calidad musical alta; estamos hablando que en la SGAE hay más de 12.000 títulos registrados, de los cuales sólo se interpretan actualmente… ¿40? Por otro lado los libretos, donde hay de todo…

Ahí tiene este Juan José donde Sorozábal destroza el texto de Dicenta…

Una vez más el afán de un compositor por querer abarcarlo todo y por querer perfeccionar todo por sí mismo. En cualquier caso, las grandes obras de arte, en muchos de los casos, al final por lo que acaban perdurando en el tiempo es porque tocan temas universales: amor, muerte, pasión…

Intuyo la respuesta pero ¿su visión personal de la zarzuela tiende más hacia el cartón piedra de unos Diamantes de Plaza o hacia el Neues konzept de Vick en Curro Vargas?

Ambas cosas. Lo acaba usted de acotar maravillosamente, son dos ejemplos perfectos. Graham Vick fue uno de los grandes aciertos de Paolo Pinamonti y tiene un gran valor, abriendo una puerta muy interesante; una línea que el público verá que nosotros vamos a explotar mucho. Poner una obra como Curro Vargas en manos de Vick, un hombre tan contrastado, libre de prejuicios sobre los temas que toca la obra y ajeno a nuestra cultura es una maravilla. Elimina todos los complejos que pueda tener previos a la obra. Él ve el drama de la obra por encima de todo lo demás. ¿Por qué los directores españoles pueden dirigir obras alemanas o francesas? ¿Por qué alguien de aquí puede dirigir un Holandés errante o un Werther, pero si viene alguien de fuera a dirigir zarzuela lo vemos raro? Zarzuelas donde nosotros veamos un tema espinoso, en el sentido de que traten temas nuestros que puedan dar lugar a prejuicios, comentarios y controversias, vamos a otorgárselas a grandes directores de orquesta y de escena ajenos a nuestro país, nuestras formas y nuestros fantasmas. Esa es una de las vueltas de tuerca que vamos a dar al Teatro.

¿Regenerará al público?

Yo creo y yo espero que sí. Con el tiempo vamos a intentar aumentar en algún título la temporada, sin llegar claro a ser un teatro de temporada, porque no tenemos los medios técnicos, y vamos a reponer producciones ya vistas. También tendremos conciertos sinfónicos aunque siempre con una temática definida, más de una y más de dos que no sólo dirigiré yo. El teatro debe ser un teatro de primera, así ha de ser tratado, pero también quisiera que en el teatro se descubriese a gente que merezca la pena, que podamos decir orgullosos que se les descubrió aquí…

¿Cómo a Ruth Iniesta?

Como a Ruth Iniesta, que es tremenda y ya va teniendo carrera… de hecho va a ser una de las estrellas de nuestra próxima temporada en un programa doble con La Viejecita y Chateau Margaux en el que habrá un segundo reparto con Sara Blanch, que ha gustado mucho en el último concurso Viñas.

¿Va a trabajar con covers y dobles repartos? Porque lo de montar un Juan José como este que se acaba de escuchar, estreno escenificado, sin nadie que pueda cubrir una eventual baja…

Siempre. Esto de Juan José ha sido un riesgo enorme, máxime con una obra tan compleja y una orquestación como esta de Sorozábal, que aunque la ha manejado muy bien Miguel Ángel Gómez Martínez, es mejor no jugársela. Siempre va a haber dobles repartos y cuando no los haya va a haber covers para los personajes principales.

¿No cree usted que sí, que la zarzuela es maravillosa, pero para un artista sólo lo es en sus comienzos y si consigue hacer carrera no vuelve realmente, en condiciones, a ella?

Sí. Creo que el problema es que es un género español. Ni más ni menos. Y los españoles somos muy españoles para lo bueno… y para lo malo. Idealizamos el resto, lo de fuera y banalizamos lo de dentro. Como ejemplo puedo poner a mi suegro, al que quiero mucho: “Wagner, un genio, la elevación del espíritu… mientras que la zarzuela no hay quien coja sus textos” ¡Porque no entiendes los libretos de Wagner, que son flojísimos y pretenciosos! Me encanta Wagner que conste y si le digo esto tan exagerado es también por llevarle un poco la contraria, pero como decía, creo que ejemplifica muy bien cierta cerrazón que sí es cierto que tenemos con lo nuestro, que lo despreciamos.

¿Cómo encuentra a la Orquesta de la Comunidad de Madrid?

Bien. Hay muchos aspectos a mejorar musicalmente. No sólo en la orquesta sino en el teatro en general. Hay unas formas que ya se han empezado a cambiar esta temporada y que nosotros hemos terminado de cambiar definitivamente para la próxima: No creo mucho en el sistema de rotaciones para una orquesta. Pero ni para la ORCAM ni para la Filarmónica de Viena, que no es capaz siquiera ella de mantener siempre el mismo rendimiento. Entiendo que para hacer tantas funciones y cumplir tantas exigencias como se le reclaman a la ORCAM, no puede tocar siempre la misma orquesta salvo que sean pocas funciones, pero por ello lo que vamos a hacer es que sean dos orquestas, pero que siempre sea la misma la que toque para la misma obra, puesto que si andas cambiando atriles se pierde el trabajo, el color, el sonido, el empaste… ¡la afinación! La afinación en un compromiso entre unos individuos en concreto; si cambias los individuos, cambia el compromiso. Haremos pues siempre orquesta A y orquesta B. Además vamos a cambiar las lecturas, ya no serán con doble orquesta donde una toca y otra escucha. Quiero que todas toquen y para ello doblaremos el número de lecturas.

¿Y es factible?

Tiene que serlo.

Digamos que la ORCAM es una de esas orquestas que parece rendir más o menos dependiendo de quién la dirija que por su trabajo en sí misma…

Lo que es cierto es que tenemos que trabajar muy duro para que esta orquesta sea atractiva para los mejores directores. Yo quiero tener trabajando a los mejores directores con ella y es algo que planteé a Daniel Bianco desde el principio. Hay una serie de nombres que tiene que estar en este teatro, tanto gente con una carrera más longeva como nuevas batutas muy interesantes. Juanjo Mena tiene que estar en este teatro y va a estar en este teatro. Ramón Tebar tiene que estar en este teatro. Jordi Bernácer tiene que estar en este teatro. Guillermo García-Calvo tiene que estar en este teatro… y no es por mis gustos personales, es que es gente que objetivamente tiene mucho que aportar al teatro y a la orquesta; son nombres indiscutibles y no podemos permitirnos que estén triunfando por otros sitios y no pasen por la Zarzuela; sería no tenerla en la consideración que se merece como institución.

Oiga, ¿y no tiene miedo a que le encasillen en la zarzuela?

(Piensa). Esa es una buena pregunta. Es algo que me he planteado mucho, ya desde antes de aceptar el puesto en la Zarzuela. Supongo que es un riesgo que hay que correr. Curiosamente mi carrera ha sido algo extraña en este sentido porque siempre he dirigido mucha más música sinfónica; la primera obra lírica que dirigí, Marina, donde recuerdo que cantaba mi gran amiga Svetla Krasteva, no sabía por donde cogerla y sin embargo la mayoría del público me conoce por la zarzuela. Por otro lado, no voy a dirigir más zarzuela fuera del Teatro, a no ser que sea por interés del propio Teatro o del género.

¿No queremos colgar enseguida etiquetas a los directores de orquesta hoy en día? Antes uno no era especialista hasta que pasaban unos, bastantes, años.

Sí, absolutamente. Y en la música, como en cualquier Arte, yo no creo en especialistas. En cualquier caso, me planteo mi puesto en la Zarzuela a corto plazo. He venido aquí con un equipo y cuando ese equipo se vaya, yo me voy. No sé que va a pasar dentro de cinco años, pero ahora mismo le digo que me parece tiempo más que suficiente para trabajar muy duro y preparar el terreno para los que vengan detrás.

¿Hace mucho tener un buen agente en la actualidad?

Sí… y no… No creo que los agentes sean ya como antes. Hoy en día un agente no creo que pueda hacerte una carrera. Antes los agentes sabían mucho de música, cosa que ya ha pasado a la historia. Hoy en día es comercio puro y duro. ¡Siempre va a quedar gente que sí sepa! Pero no es lo habitual. También influyen mucho las modas y las etiquetas. Tenemos el caso de Svetla, a quien mencionaba anteriormente y quien probablemente junto a Maria José Moreno sea la mejor lírico ligera de nuestro país. Hacía un carrerón en Italia impresionante (lo sigue haciendo fuera de España), hasta que José Luis Moreno la convenció para venir a cantar a nuestro país. Nunca oí a nadie decirlo, pero era evidente que injustamente le colgaron la etiqueta y es inconcebible que ahora mismo no esté cantando por ello en los grandes teatros.

¿Pecan entonces los programadores y agentes de lo que justamente no deberían pecar: de tener prejuicios?

Sí, es sorprendente.