Rodelinda 0404

Pesadillas

Madrid. 30/03/17. Teatro Real. Haendel: Rodelinda. Sabina Puértolas (Rodelinda). Xavier Sabata (Bertarido). Juan Sancho (Grimoaldo). José Antonio López (Garibaldo). Lídia Vinyes-Curtis (Eduige). Christophe Ainslie (Unulfo). Orquesta Sinfónica de Madrid. Claus Guth, director de escena. Ivor Bolton, dirección musical.

Volaba de nuevo la imaginación del alemán Claus Guth sobre el escenario del Teatro Real tras su reciente y convincente Parsifal de la pasada temporada. Esta vez para dar vida a música barroca, la de Rodelinda de Haendel, subida a un escenario español por primera vez desde su estreno londinense en 1725 (!). El Haendel de Rodelinda muestra un compositor que ya ha alcanzado los cuarenta, con obras por el camino como Giulio Cesare y cuya madurez vital traslada a una partitura que no entiende de magas ni féminas fatales sino sobre la lealtad de una mujer que ama más allá de la muerte de su marido, con una dramaturgia redonda, excepcionalmente bien firmada por Haym y escenas que por momentos recuerdan sobremanera a músicas propias anteriores como Agrippina o Rinaldo.

Para semejante ocasión, Guth recurre a Flavio, personaje mudo de la trama, hijo de Rodelinda y Bertarido, asesinado este último por su propio hermano. El drama nos es presentado pues desde los ojos de un niño que sufre, presente continuamente en un escenario rotatorio con una monolítica casa en la que se van sucediendo las diferentes escenas sin que este la abandone en ningún momento. Atrapado en el propio destino, aquel que sus seres queridos tejen y urden a través del dolor, las pesadillas de Flavio son el elemento vertebrador (y morbosamente cautivador) que nos revela la naturaleza de los personajes.

Para aquellos que asistieran a las representaciones de Parsifal, esta puesta puede que les parezca, en cierto sentido, similar en lo estético, pero para quien no, se trata en cualquier caso de un espectáculo cuidado en cada aspecto y detalle, redondo y convincente a la altura de lo expresado por la música.

Precisamente en el aspecto musical encontramos, parece que por fin junto al reciente Billy Budd, a un Ivor Bolton acertado en lo pretendido, esta vez al frente de una reducida, es lo lógico, Orquesta Sinfónica de Madrid que juega a presentarse como pseudohistoricista con los añadidos necesarios para hacer frente a la partitura barroca. No hablamos de una lectura de filigranas, pero sí sutil, acertada en las intenciones y el discurso, insuflando vida a la escena y respirando por sí sola.

Sobre el escenario, en un segundo reparto a medio camino entre lo suficiente y lo deficiente, destacaron las voces de Sabina Puértolas y Xavier Sabata, dos buenas garantías entre nuestras voces más actuales. La soprano navarra creció según avanzaba la función, dibujando bellos momentos como la sublime siciliana Ritorna, oh caro o momentos de mayor bravura como Spietati, io vi giurai; mientras que el contratenor catalán mostró un seductor timbre y cautivadora línea de canto con inteligente manejo de sus medios ya desde su aria de salida Pompe vane di morte… Dove sei, amato bene y especialmente en Chi di voi fu più infedele.

Claro ha quedado: 300 años han sido demasiados.

Foto: Javier del Real.