Roberta Invernizzi portrait 

Musa novarese

Barcelona. 16/05/21. Iglesia de Sant Pau del Camp. Festival Llums d’Antiga del Auditori. I. Leonarda. Qvinta Essençia y Roberta Invernizzi, soprano. Manuel Vilas, dirección y arpa barroca.

Segunda cita de esta 3ª edición del Festival Llums d’Antiga, el Festival organizado por l’Auditori de BarcelonaEn el programa, un solo nombre, el de Isabella Leonarda (Novara, Italia, 1620-1704), monja y compositora del barroco italiano, prácticamente rescatada del olvido y que tímidamente va apareciendo en los programas desde hace tan sólo unas décadas.

El monográfico lo interpretaron magníficamente la soprano milanesa Roberta Invernizzi y el conjunto español Quinta Essençia, formado por las voces de Èlia Casanova, soprano, Hugo Bolívar, alto, Albert Riera, tenor y Pablo Acosta, bajo. Acompañándolos en todo momento por el arpista Manuel Vilas, aquí también en funciones de director de este insólito y hermoso programa.

Hay que agradecer a Manuel Vilas las funciones que hizo también de narrador, pues además de presentar las piezas fue glosando la figura de Isabella Leonarda, en medio de las entradas y salidas de la soprano y el conjunto, pues cada uno interpretó los motetes a solo o a 4 voces por separado.

Gracias a Vilas el público descubrió la figura de una mujer fascinante. De familia aristócrata, su padre era Conde en Novara, fue formada y estudió música desde pequeña, hasta que Isabella Leonarda entró con la edad de 16 años al Convento de Santa Úrsula en Novara. Vivió allí hasta convertirse en Abadesa del convento muriendo a la provecta edad de 83 años. Según siempre las interesantes explicaciones de Vilas, Leonarda empezó a componer con 50 años, a una edad muy tardía. Su estilo sorprende por la riqueza en la búsqueda de audaces disonancias, una impecable escritura polifónica y una rica estructura musical siempre al servicio de la expresión. Llegó a publicar más de 200 obras, de las que en este programa para Llums d’Antiga se ofrecieron ocho.

Leonarda es todavía más conocida por su obra instrumental, de hecho en el concierto inaugural de esta 3ª ed. del Festival Llums d’Antiga, con el Hathor Consort, reseña que se puede leer aquí, se interpretó su Sonata a 3 re m. Este programa se ofreció aprovechando la conmemoración por el 400 aniversario de su nacimiento, cumplidos en 2020 pero que por motivos pandémicos no de su pudo presentar hasta el 2021.

Desde lo dos primeros salmos, cantados por Qvinta Essençía, Confitebor y un Laudate Dominum a cuatro voces, se pudo apreciar la armonía e imbricación del conjunto español. Las cuatro cantantes poseen unas cualidades tímbricas de hermosa factura, cada una con una personalidad individual que enriquece el conjunto y a la vez lo equilibra y colorea de manera muy atractiva. Destacaron por una emisión cuidada al milímetro, un empaste orgánico y una limpieza estilística que destacó también por su búsqueda expresiva, siempre siguiendo las indicaciones del texto y la música aportando un hermoso dinamismo vocal.

En los otros dos motetes cantados por Qvinta Essençía: Letanías a la Virgen María op.VII y en el conclusivo y teatral Gloria in excelsos Deo, diálogo entre ángeles (cantados por Èlia Casanova y Hugo Bolívar) y pastores (Cantador por Albert Riera y Pablo Acosta) op. X, se apreciaron los colores y amalgama tímbrica de los cuatro miembros. Seguridad y color cristalino de Èlia Casanova, melosidad y naturalidad en Hugo Bolívar, pulcritud y elegancia de Albert Riera y nobleza en los hermosos graves de Pablo Acosta. 

Por su parte, la reconocida y especialista soprano italiana Roberta Invernizzi mostró en sus solos una emisión clara y homogénea, con un sonido pleno más operístico. Trabajada articulación, de fraseo natural y expresión justa, la voz sonó con generosidad entre las paredes del antiguo monasterio benedictino de Sant Pau del Camp. La soprano mostró un virtuoso uso de la respiración, con frase largas, administradas de manera soberbia como en el Motete Placare Domine op. VI. Al igual que hizo Qvinta Essençia en sus intervenciones, Invernizzi buscó colores, intenciones y expresión, no solo lo consiguió sino que firmó una intervención final llena de ternura y belleza sonora con la nana Nive puer op. VII. 

Manuel Vilas acompañó todo el programa con delicadeza al arpa, siguió, mimó y arropó a los intérpretes con una austera elegancia digna de mención. Como no podía ser de otra manera, el éxito de la propuesta y la cálida ovación de un público rendido, fructificó en un bis, esta vez si, con Qvinta Essençia y Invernizzi cantando juntos. El madrigal de Monteverdi: Se pur no mi consenti SV28, 5vv, cerró una deliciosa velada, donde la música de Isabella Leonarda, también llamada Musa novarese, lució cuatrocientos años después y reivindicó una figura que merece su rescate musicológico.