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NO TUVIERON EL DÍA

Madrid. 20/05/21. Teatro de la Zarzuela. Ciclo de Lied del CNDM. Obras de Mozart y Haydn. Núria Rial, soprano. Andreas Staier, fortepiano.

¡Hay días para todos! Días grises, días en los que el alma refulge a cada paso del ser, días con tintes opacos, días con luces y sombras, días despejados y serenos, días inolvidables y días interminables. ¡Hay días! El del concierto de canciones de Mozart y Haydn, dentro del XXVII Ciclo de Lied del Teatro de la Zarzuela, no fue el mejor día de Núria Rial. ¡Se le perdona! Y también al pianista Andreas Staier, quien tampoco anduvo fino. ¡Qué impredecible es el arte!... Como también hay días impredecibles.

A pesar de que ni Rial, ni Staier tuvieron el día, ambos demostraron gran calidad, dominio de la técnica y talento. La soprano manresana por excelencia tiene una dicción alemana envidiable, paladea cada palabra, se le entiende todo. ¡Técnicamente es casi perfecta! Su manejo del aire, la exquisita afinación, la estricta adecuación al estilo, el empleo constante de las dinámicas, la diligencia en cuidar los finales de frase, las respiraciones expresivas y el control del volumen en los agudos son virtudes que describen su canto celeste.

En Das Veilchen destacó la precisa articulación de los adornos de la cantante y el genial fraseo. Abendempfindung fue una caricia para los oídos del público; aunque la emoción estuviera en demasía contenida, la suavidad de las consonantes y la declamación del texto tuvieron la gracilidad esperada. Los problemas, que no fueron otros que olvidos del texto y pronunciación incorrecta de algunas palabras o fonemas, empezaron en Oiseaux, si tous le ans. Aquí no pronunciará los femeninos, pero en Dans un bois solitaire algunos pasajes fueron ininteligibles y se confundió en la pronunciación de palabras que cambia indistintamente en las sucesivas repeticiones. Ante todo, celebrar su bellísima r gutural francesa.

The Mermaid’s Song reveló rápidamente los problemas con el inglés. Se equivoca en la pronunciación de la palabra “grow”, pero para compensar hace una bonita y sonora v en la palabra “waves”. Recollection lo cantó con mucho gusto, a pesar de que no se le entendiera el texto en algún que otro punto. La "t" aspirada se agradeció en todo momento, pero son incomprensibles los cambios en la pronunciación de “past”, con t y sin t según el afán. Pastoral Song, Pleasing Pain y Sailor’s Song continuaron con la tendencia: irregularidades en la letra, pronunciación errónea de palabras y de consonantes que por las reglas de la lengua de Shakespeare son mudas. Eso sí, los adornos de Pleasing Pain fueron espectaculares.

Arianna a Naxos fue otro cantar. El primer recitativo fue gélido. Dove sei, mio bel tesoro estuvo caracterizado por la desfiguración de algunas vocales y un cambio de letra. Lo mejor fue sin duda el segundo recitativo, al que dotó de una expresividad sin par. Lo cantó de verdad, sin artificio, desde el corazón. Esta cantata suele ser abordada por voces más centrales, razón que puede explicar las tímidas desafinaciones de la intérprete y que el fortepiano tapara su voz en dos ocasiones. Para concluir el recital, Rial incluyó de propina la canción de Mozart Sehnsucht nach dem Frühling. Amablemente introdujo la pieza con una voz algo quebradiza, tras hacer alusión a cierto cansancio y debilidad de su instrumento. No hubo ningún aviso antes del concierto, pero todo apunta a que la soprano no estaba en perfectas condiciones vocales. Esta última melodía resuelta, sencilla y, además, en su mejor idioma, fue una decisión inteligente para despedirse.

Por su parte, la participación del pianista Andreas Staier fue muy mejorable. En las piezas para fortepiano solo se escucharon numerosas imprecisiones rítmicas, incontables notas falsas, adornos resbaladizos, tropezones y tensiones en las manos; pero fue evidente el fraseo bien dibujado y los cuantiosos matices, audibles a pesar de las limitaciones del instrumento. El Moderato de la Sonata en do sostenido menor, Hob XVI:36 de Haydn fue su mejor aportación a la velada, con unas pinceladas muy elocuentes y un final gracioso y resuelto. Asimismo, acompañó a la cantante magistralmente, sin molestar y con respuestas musicales acertadas a pesar de los errores.

En definitiva, Nuria Rial nos tiene malacostumbrados a un nivel altísimo, pero siempre, no puede ser.  

Foto: Rafa Martín / CNDM.