Clásico a la vista

Madrid. Teatro de La Zarzuela. 7 y 8 de junio 2025. Leonor Bonilla y Serena Sáenz (Marola), Marcelo Puente y Celso Albelo (Leandro), Ángel Odena y César San Martín (Juan de Guía), Rubén Amoretti y Simón Orfila (Simpson). Ruth González (Abel). Vicky Peña (Antigua). Pep Molina (Chinchorro). Ángel Ruiz (Ripalda). Chavier Ribera-val (Verdier). Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro titular del Teatro de la Zarzuela. Julio César Picos y José Miguel Pérez Sierra, directores musicales. Mario Gas director de escena.  

El montaje da Mario Gas para La Tabernera del Puerto pareciera que estuviese gafado: su estreno en el año 2018 se vio en buena medida frustrado por la huelga acaecida por el intento de fusión del Teatro Real con el de La Zarzuela. Su siguiente reposición en el año 2020 fue afectada por la pandemia; y la presente tanda de funciones se ha visto obligada a representarse en algunas funciones -como en el reestreno-  sin la participación del coro titular, por la huelga que esta formación ha decidido realizar al considerar no atendidas un buen número de sus peticiones. 
 
Por otro lado, cada vez que el susodicho montaje ha conseguido subir a escena, el éxito y las alabanzas han sido unánimes, y no me extraña. Mario Gas rema siempre a favor de obra haciendo brillar la estupenda zarzuela de Sorozábal potenciando con un gusto exquisito todos los abigarrados aspectos que contiene la obra: El aire inconcreto, como de leyenda, que está expresado en el propio sobrenombre de la zarzuela como “Romance marinero”; la presencia constante del mar y el agua (algo fundamental en la obra); el realce y magnífica dirección y definición de los personajes, o el saber escuchar la partitura como muestra el simple detalle de hacerle tocar al personaje de Abel un pequeño acordeón justo cuando la música suena de ese modo. Mario Gas se ha rodeado además de un magnífico equipo, como Ezio Frigerio que ha conseguido una climática y muy propia escenografía; Franca Squarciapino un magnífico vestuario y Vinicio Cheli, una exquisita iluminación.

Se podría decir que es un montaje nacido para convertirse en un clásico, como el de La del manojo de rosas que realizó Emilio Sagi y que llena siempre de público y vuelve a entusiasmar cada reposición, o incluso el mismo que el propio Mario Gas hizo para Madama Butterfly en el Teatro Real, a pesar de que el propio teatro lo haya prescrito con esa mentalidad que todavía tiene un poco de ‘nuevo rico’ de la ‘novedad por la novedad’ destruyendo incluso lo valioso de su propia y reciente historia. 
 
Hay que valorar también la atención que ha habido en confeccionar un doble reparto muy cuidado y competente que ha contribuido al triunfo del espectáculo. Empezando por Leonor Bonilla, que ha abordado el papel de Marola por primera vez en un momento perfecto de su carrera. La cantante sevillana ha brillado con luz propia en el rol sabiendo aportar personalidad y sorteando con pericia los complicados cambios de tesitura del papel. Muy bella forma de abordar su famosa escena En un país de fábula, dando ‘aire’ y libertad musical cuando requería, y terminando el aria con un conseguido si bemol agudo a media voz.

Serena Sáenz no solo también hacía su debut en el rol, sino que cantaba zarzuela representada por primera vez. Seguro que la estupenda cantante irá tomando experiencia en el futuro, también en unos textos hablados muchas veces complicados de abordar, y en un papel, como decía antes, difícil de clasificar, con momentos como el final del primer acto que inciden de forma muy rápida en un registro medio/bajo de forma difícil de proyectar. Aun así la cantante catalana demostró su tremenda clase y su magnífico instrumento en el aria antes citada, con unos agudos y staccati timbradísimos y plenos, y un final rematado con un estupendo regulador.

El tenor Marcelo Puente abordó el rol de Leandro en el primer reparto, y sorprendió con un timbre bello y embaucador, y un canto ardoroso y comunicativo. En el primer dúo con Marola tuvo problemas con el agudo, optando por no terminar en punta dejando a la soprano sola en este aspecto, no obstante el cantante mejoró a partir del segundo acto, y consiguió realizar una notable romanza No puede ser. 

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En el reparto alternativo Celso Albelo fue el encargado de abordar el papel, y nada más escucharlo se percibe el aire krausista de su canto, lleno de elegancia y delectación. Pero además pude percibir un instrumento más sonoro y con pegada respecto a la última vez que lo escuché. Los agudos siguen timbrados y dominadores, y aunque esta vez no bisó, realizó una muy meritoria romanza calurosamente aplaudida. 

Angel Odena abordó el rol de Juan de Eguía, como la última vez que se repuso la obra, aportando las tablas y la sabiduría que acumula. Recio y sin fisuras, el barítono catalán domina el papel y sabe sacar los arrestos en el último acto, concluyendo su intervención de forma arrebatada y sonora. Muy grata sorpresa la actuación de César San Martín en el reparto alternativo demostrando una implicación soberbia dándolo absolutamente todo. Con una voz mórbida muy bien emitida, y que en los agudos timbra especialmente bien, el barítono madrileño se llevó el agua al agua acabando su aria No te acerques, no me persigas de forma emocionante y plena.

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Para el papel Simpson se contó con la pareja de bajos mas representativa a nivel nacional en un papel que es un bombón para cantantes de esta cuerda, y que canta uno de los hits de ‘La Tabernera’, el aria Despierta negro, que viene el blanco. Rubén Amoretti aportó profundidad y una dimensión turbia del personaje que le va muy bien, y Simón  Orfila impactó y dominó el rol de cabo a rabo con una actuación descollante. Muy buenos actores los dos, fue muy representativo escuchar la diferente forma de abordar el mismo pasaje del aria en su final, Amoretti diferenciando en las palabras “noche” y “negro” parando el tempo;  y Orfila diminuendo en la primera palabra para cantar de forma llena la segunda. Dos estupendas formas de hacer de manera distinta lo mismo, pero igualmente válidas. 

Estupendísimos la pareja de Vicky Peña Pep Molina como Antigua y Chinchorro, y perfecto, como siempre, Ángel Ruiz haciendo de Ripalda. Ruth González encarna a la perfección al personaje niño Abel y Xavier Ribera-Vall al marinero Verdier.

Tanto Julio César Picos que dirigió el día 7, como José Miguel Perez Sierra que dirigió el día 8, dieron muestras de musicalidad, control y buenas maneras, aunque, curiosamente, la orquesta sonó bastante mejor el segundo día. Bellas las formas de sacar las ‘olas’ instrumentales de los dos preludios, donde tanto se ‘escucha’ al Debussy de El Mar (esos toques de la madera). Estupendo el Coro titular. 

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Fotos: © Javier del Real | Teatro de la Zarzuela