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La noche de los profesionales

Madrid, 17/07/2021. Teatro Real. Puccini. Tosca. Maria Agresta (Tosca), Michael Fabiano (Cavaradossi), Gevorg Hakobyan (Scarpia). Orquesta y Coro titulares del Teatro Real. Dirección de escena: Paco Azorín. Dirección musical: Nicola Luisoti.

Las numerosas representaciones de la ópera Tosca de Giacomo Puccini que está ofreciendo el Teatro Real están contando con un plantel de primeras figuras del canto, algunas de ellas rutilantes estrellas mediáticas. Unos cantantes son más conocidos que otros, sobre todo cuando el público que acude al espectáculo no está tan familiarizado con artistas que no salen en la primera plana, pero son grandes profesionales. Es el caso de esta función que comento que protagonizaron dos grandes cantantes, no con tanto cartel como otros de los programados, pero que tienen la ventaja de dar la seguridad y la garantía de que su trabajo va a ser honesto y de gran calidad. Al escribir estas palabras no quiero ni minusvalorar ni ensalzar a nadie. Quiero reconocer esa profesionalidad que te asegura que si eliges este reparto para ver Tosca no vas a salir defraudado.

María Agresta tiene una voz poderosa, con volumen, ideal para enfrentarse a Tosca. Se mostró segura en toda la tesitura y estuvo brillante, no sólo en el famoso 'Vissi d’arte' sino toda la noche. Personalmente me pareció que estaba espléndida en el último acto, en el dúo con Cavaradossi, transmitiendo esa ternura y ese estilo tan italiano que el papel de Floria Tosca demanda. De hecho, los momentos en los que la emoción surgió más intensamente (en esta ópera que es todo intensidad), fueron los dúos de los dos protagonistas.

Y es que Michael Fabiano es otro cantante de impecable profesionalidad. Quizá más conocido en el Met y en los teatros de su Estados Unidos natal que en los teatros europeos, accede a la parte alta de la tesitura con valentía y sus agudos, pese a puntuales desigualdades, son de gran calidad. Aprovechando un timbre de apreciable belleza, sus partes líricas suenan con un gusto exquisito. Como suele ser común en sus colegas, estuvo más poético y acertado en 'E lucevan le stelle' que en 'Recondita armonia', un aria que aparece demasiado pronto en la partitura, cuando los cantantes aún no han calentado la voz suficientemente. Como ya se dijo más arriba, los mejores momentos de la representación los ofrecieron en los dúos, estupendo también el del primer acto.

Tosca Fabiano Agresta Real21 b

La imagen que en general se tiene del barón Scarpia, el contrapunto malvado a la pareja de enamorados y eje sobre el que gira la tragedia de la ópera (¡qué excelente el libreto que le sirvieron Giacosa e Illica a Puccini!) es de un ser depravado, cruel y lascivo. Pero Scarpia es también un ser enamorado, no a la manera romántica ciertamente, pero siente por Tosca no sólo deseo sexual (podría tener a cualquier mujer) sino un amor posesivo, que quiere ser exclusivo, sin duda sádico, y que encuentra en Cavaradossi un enemigo que le facilita el camino al ser también su oponente político. El valiente Mario le sirve en bandeja, con sus pasiones políticas, a Tosca. El enfrentamiento entre la cantante y el policía resulta de tan alto voltaje porque ambos son iguales en pasión, temperamento y amor, aunque estén en bandos opuestos.

Ese lado malvado y retorcido de Scarpia lo supo retratar perfectamente el barítono Gevorg Hakobyan. A ello le ayudó su voz oscura, cavernosa, de timbre poco pulido. Pero no transmitió el refinamiento de la maldad, ese juego que en el fondo se traen los dos oponentes. También le faltó la nobleza, que pese a su papel, la partitura de Puccini exige. Fue el cantante que más problemas tuvo para saltar la barrera orquestal. Buen nivel de los comprimarios, destacando el Spoletta de Mikeldi Atxalandabaso. También en buena forma el Coro Titular del Teatro Real en el 'Te Deum 'que cierra el primer acto.

Una barrera, decía, que el maestro Nicola Luisotti levantó en los momentos de más ímpetu orquestal, olvidándose en algún momento de quien estaba en el escenario en favor de un sonido arrebatador y bellísimo. También es verdad que la localidad que ocupaba estaba situada encima justo de la orquesta y mi apreciación en este punto puede estar sesgada involuntariamente. Por lo demás, pese alguna demora excesiva en los momentos más líricos, su dirección fue impecable y sacó de una excelente Orquesta Titular del Teatro Real unos sonidos de una calidad absoluta. Destacaría otra vez ese tercer acto, en el que Luisotti consiguió que oyéramos a Butterfly, a Bohème, a Puccini en fin. Como decía, gran noche de la Orquesta en todas sus secciones, especialmente en un viento de altísima calidad y con Ildefonso Moreno al clarinete haciendo un solo de mucho nivel en el tercer acto.

Me voy a remitir, para concluir, a la crónica de una función anterior que hizo mi compañero Gonzalo Lahoz sobre la puesta en escena que firma Paco Azorín. Otra vez mi posición en la sala no me permite ahora hacer una valoración ponderada, sobre todo de una escenografía que casi no veía.