Urmana Schwarzenberg21 

El crítico desconectado

Schwarzenberg, 27/08/2021. Angelika Kauffmann Sall. Obras de Franz Schubert y Gustav Mahler. Violeta Urmana, voz, Helmut Deutsch, piano. 

Uno de los conciertos que con mayor interés esperaba era el recital de Violeta Urmana. He seguido la trayectoria operística de esta cantante y en las ocasiones que he podido escucharla en directo me ha parecido una excelente intérprete, con gran presencia escénica y gran versatilidad a la hora de abordar papeles que se mueven entre la soprano dramática y la mezzo (Lady Macbeth, Amneris…). Además, le acompañaba al piano una leyenda del lied: Helmut Deutsch. Pues bien, el resultado de este liederabend ha sido decepcionante. Espero explicarme.

En la primera parte Urmana abordó una selección de diez lieder de Franz Schubert  dando un repaso a la producción de diversos poetas (solo repitió uno de Karl Leitner). Luego comentaremos alguno de ellos más en concreto pero la sensación general es que la voz de Urmana no conecta con el mundo del lied. Muchos aficionados a la ópera miran por encima del hombro al mundo liederístico. Algunos consideran que el cantante que se dedica de forma habitual a la canción es porque no puede enfrentarse a una obra de más calado, a una ópera y opta por el camino fácil. Nada más erróneo. Hay grandes cantantes de ópera que son nefastos cantando lied, he visto unas y unos cuantos. Para cantar este género hay que tener unas cualidades especiales, una entrega, un conocimiento no sólo de música sino también de poesía, de métrica y declamación. El  buen cantante de lied (que puede serlo también de ópera sin ningún problema) tiene que diferenciar con claridad los géneros: no es lo mismo una cantata de Bach, un aria de Bellini o un lied de Wolf. La forma de abordarlo es muy distinta y ahí es donde creo que Urmana no estuvo acertada. Cantó lied de una manera demasiado operística. No digo que no hiciera todo lo que pone en la partitura, ahí estuvo casi siempre perfecta, pero no me transmitió ninguna emoción, no hubo esa conexión entre la música y el poema. La voz conserva brillo en la zona central y no tiene problemas en la grave pero el agudo se resiente con demasiada frecuencia, restando color a algunos fragmentos. Su actuación en esta primera fue correcta, pero lejos de mis expectativas. 

Comenzó con buen gustó con Die Gebüsche (El arbusto) un lied de aire pastoral y bella melodía. En el bellísimo y triste Der Unglückliche (El desdichado), sobre un poema de Karolina Pichler, no acabó de encontrar el tono trágico de este lied lleno de cambios de ritmos, modulaciones y tiempos. Quizá en esta tercera canción del concierto empecé a darme cuenta que uno de los mayores problemas para que no cuajara la actuación de Urmana era el muy deficiente acompañamiento musical de Helmut Deutsch. El pianista austriaco, una referencia en su campo, y al que he podido oír actuaciones de gran nivel, se mostró en esta ocasión apático y sobre todo falto de conexión con la música que interpretaba, siempre con tempi demasiado lentos, siempre muy pendiente de la partitura y poco de la cantante. Una pena, realmente. Siguió el concierto con Im Freien (Al aire libre). Por sus elecciones parece que existe un eje que las recorre: el canto a la Naturaleza y su relación con los sentimientos del poeta. Sonó con gusto el poético y bello Herbst (Otoño) y Drang in die ferne (Deseo de evasión). Al conocido Auf der Bruck (sobre el puente) le faltó, como en otras ocasiones de la velada, la fuerza y el ritmo que la partitura pide. Finalizó el concierto con el elegíaco y vigoroso Dithyrambe (Ditirambo) sobre un poema de Schiller.

Si en Schubert la conexión con los lieder tuvo bastantes lagunas, estas se convirtieron en pequeños lagos cuando abordó en la segunda parte varios poemas de Gustav Mahler. Es verdad que algunos textos son jocosos y de chanza pero Urmana exageró en demasía este lado cómico, desvirtuando de alguna manera el alma de las canciones. Fue el caso de Des Antonius von Padua Fischpredigt (El sermón de San Antonio de Padua a los peces) o en Trost im Unglück (Consuelo en la desgracia), dos poemas dentro del ciclo de Des Knaben Wunderhorn (El cuerno mágico del muchacho). Hubo momentos bastante comprometidos para la cantante en los preciosos poemas de Lieder eines fahrenden Gesellen (Canciones de un camarada errante), como por ejemplo en Ging heut’ Morgen über’s Feld (Fui esta mañana por el campo). El resto de canciones estuvieron dentro de la monotonía que ya se había hecho imperante.

Pero la reacción del público no podía ser más diferente a mi estado de ánimo sobre el resultado del concierto: hubo numerosos aplausos y bravos y Urmana y Deutsch concedieron tres lieder más a una concurrencia encantada. Ahí me sentí desconectado. ¿Habíamos oído dos conciertos distintos? ¿Seré demasiado exigente o seré demasiado puntilloso? Supongo que un poco de todo. Desde el respeto a dos figuras de la talla de Violeta Urmana y Helmut Deutsch tengo que reiterar que salí, por un lado decepcionado con lo escuchado y por otro perplejo por la reacción del público que esperaba correcta pero en absoluto tan entusiasta. Soy un crítico desconectado.