¡Bravo, maestro!
Zaragoza. 6/11/2021. Teatro Principal. El Maestro de Canto. Obras de Donizetti, Martín y Soler y Cimarosa. Carlos Chausson (Maestro de canto), Isaac Galán, Jorge Franco y Marina Monzó (alumnos) Alberto Frías (narrador). Leo Castaldi, dirección escénica. Ricardo Casero, dirección musical.
Carlos Chausson es el bajo-bufo español por excelencia y el cantante vivo del que más orgulloso se puede sentir Aragón. Pese a que muchas veces los homenajes suelen llegar tarde, esta vez Chausson, casi al final de su carrera, como confiesa en su entrevista exclusiva en esta misma revista, ha recibido el rendido aplauso de un público que casi llenaba el Teatro Principal de Zaragoza. Todo dentro de la primera Temporada de Lírica y Danza que organiza el Departamento de Cultura del Gobierno de Aragón. Y para esta ocasión se ha creado un formato ideal para que el gran cantante estuviera cómodo, disfrutara y además hiciera disfrutar, junto a las excelentes voces de tres cantantes más jóvenes, y mostrar todo su arte.
El director de escena, Leo Castaldi, plantea una situación donde encajan las distintas piezas de un puzzle musical alrededor de Chausson. Este es un profesor de canto que ha dado un largo curso sobre la ópera bufa a tres alumnos. El último día del curso se va a dar un concierto en el que participen maestro y alumnos cantando distintas piezas. La historia la va narrando una especie de director escénico de este final de curso (el actor Alberto Frías) que con sus explicaciones nos va poniendo en situación de los distintos números musicales, dando una lógica a su inclusión en el recital y también da didácticas informaciones sobre compositores y la historia de este subgénero operístico. El resultado (pese a la tendencia del personaje del narrador al histrionismo) resulta agradable y da lógica a la propuesta, encajando, como se dijo más arriba, las distintas piezas cantadas. El atrezzo es mínimo pero la buena dirección escénica y la gran capacidad actoral de los cantantes no precisan de más escenografía.
Carlos Chausson estuvo a un altísimo nivel en sus intervenciones, que giran principalmente alrededor de Don Pasquale de Gaetano Donizetti, de las obras favoritas del cantante pero también aparecen arias de otras óperas bufas. De hecho comienza con el aria de Il burbero di buon core del valenciano Vicente Martín y Soler, concretamente "Quando fui giovinetto", toda una declaración de intenciones sobre lo que iba a ser este concierto escenificado. ¿Qué decir de la voz de Chausson? Que sigue en plena forma para una edad en que muchas voces dejaron de estar en buen nivel hace años. Hay, por encima de todo, una elegancia suprema en el canto, acentos precisos, proyección, potencia y un oficio producto de muchas horas en los escenarios de todo el mundo y de una carrera hecha con gran inteligencia. Cuando el aragonés canta se siente la tradición italiana del canto bufo, alejado de las estridencias y astracanadas de algunos, siempre con un respeto absoluto a la música y al compositor. Chausson, hay que decirlo con rotundidad, sienta cátedra cuando canta y la palabra que mejor le define es Maestro, con mayúsculas.
Este maestro se rodeó de excelentes alumnos. Isaac Galán, también zaragozano, es ya un avezado cantante en quien se notan las enseñanzas de su mentor, quien lo fue en la función y quien de algún modo lo es también en la realidad. Galán juega a su favor con una excelente vena actoral y con una voz de barítono que se adapta perfectamente a este repertorio: facilidad en toda la tesitura, buena proyección y conexión perfecta con el canto belcantista de esta cuerda. Así lo demostró en toda la escena que abre Don Pasquale, en la que los dúos con el maestro demostraron la compenetración entre ellos.
El tenor Jorge Franco firmó "Una furtiva lagrima" de libro. Ya no es que cantara con gusto y elegancia una de las arias más famosas de la historia de la ópera sino que hizo una demostración de una técnica refinada que le permitió una interpretación fenomenal, terminando con una messa di voce espectacular. Y es que aunque Don Pasquale ocupó gran parte de la noche también se interpretaron varios fragmentos de L’elisir d’amore del mismo Donizetti y un aria (para el lucimiento cómico de los dos alumnos masculinos y vocal del profesor) de Il matrimonio segreto de Domenico Cimarosa.
La última parte la protagonizó esa soprano excepcional que es Marina Monzó. La belleza del timbre, la facilidad para un agudo estratosférico, la redondez del centro, la impecable dicción y un fiato envidiable hacen de cada una de sus interpretaciones un éxito. Además es una excelente actriz (la mejor de la noche) y nos brindó unas escenas de Don Pasquale para recordar, comenzando con esa bellísima melodía con la que comienza "Quel guardo il cavaliere". Con el divertido y musicalmente excelente final del segundo acto de, una vez más, Don Pasquale.
Calurosos bravos y aplausos recibieron todos los cantantes, especialmente, claro está, para el protagonista de la noche, y también el competente director musical Ricardo Casero, que al frente de un reducido grupo (dadas las angostas condiciones del foso del Principal) de la Orquesta Reino de Aragón acompañó con profesionalidad todos los momentos musicales de la velada. Una función que homenajeó al gran artista y gran persona que responde al nombre de Carlos Chausson. ¡Bravo, maestro!
Fotos: © Alberto Rodrigálvarez / Gobierno de Aragón
