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Protagonismo y técnica: la justa medida 

Barcelona. 8/10/22. L’Auditori. Obras de Takemitsu, Chaikovski y Bartók. Martín García García. Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Roderick Cox, dirección.

Es octubre y la manga larga empieza a ser elemento habitual de los conciertos de otoño. El personal de guardarropa no da abasto: un sábado bastante concurrido en el auditorio barcelonés. Se trataba no en vano de uno de los aperitivos más jugosos de la estación, con el exitoso debut de uno de los pianistas españoles de más proyección internacional. Insignia de una generación joven, uno de los pianistas del momento, el asturiano Martín García García, se estrenaba con la OBC para ejecutar el Concierto para piano nº1 en si bemol mayor, op.23 de Chaikovski en una doble función programada para los días 7 y 8 de este mes. Le acompañó el director estadounidense Roderick Cox –ganador del premio Sir Georg Solti en 2018– que condujo el Requiem para orquesta de cuerda de Töru Takemitsu y el Concierto para orquesta en fa menor de Béla Bartók.

Posiblemente, previendo una gran asistencia en lo que ha sido el primer concierto de piano en la temporada OBC, el pianista asturiano ha dejado inmejorables sensaciones en esta doble cita con la ciudad condal. La sesión que ocupa esta reseña es la última función y que supone la antesala directa a otro debut de fama internacional: la imponente Carnagie Hall de Nueva York que García visitará próximamente en lo que será –tal como ha descrito en recientes entrevistas– “la carta de presentación más importante” de una carrera que, desde sus primeros años, se auguraba meteórica. Cuelga en su palmarés su primer premio en el Concurso Internacional de piano de Cleveland, tercer Premio Chopin y Premio especial de la Orquesta Nacional de Varsovia que dan fe de una técnica excepcional y de una manera de interpretar que pone énfasis en la fidelidad y en no restar protagonismo al autor, heredando una corriente y una metódica forma de estudiar de sus maestros rusos y, especialmente, de Galina Eguiazarova, de quien confiesa haber recibido una importante seña pedagógica.

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Emergió con potencia y soltura durante el diálogo inicial del Allegro non troppo del primero de Chaikovski, sin precipitaciones, alcanzando una progresiva perfección durante los arpegios y pasajes octavados iniciales. Empastó bien con una OBC que dialogó con el asturiano hasta la Cadenza, en la que tomó las riendas del tempo, con un rubato lírico y expresivo, sorteando airosamente la gran gimnasia manual que la partitura demanda. García se reencontró con la batuta de Cox en un comodísimo Andantino atento a los finales de frase lentos, emotivos y embriagados, antes de avanzar hacia pasajes más inquietos. El tercer movimiento cristalizó momentos de gran sincronía entre OBC y el solista invitado, especialmente en el punto climático de la obra. Una gran ovación le llevó a regalar el más chopiniano de los Momentos musicales de Rachmaninov.

Una figura que resurge de vez en cuando en los programas de concierto es la del japonés Töru Takemitsu (1930-1996) con una de sus obras más conocidas: su Requiem para orquesta de cuerda, que fue alabado por nada menos que el mismo Stravinsky, quien la descubrió por casualidad en una gira por Japón. Instruido autodidacta en la música culta occidental, escuchaba emisoras de radio americanas durante la ocupación. Con las consecuencias nucleares que depararon al país nipón durante la II Guerra Mundial –aunque la obra está dedicada a su mentor Fumio Hayasaka– uno se plantea si en el programa se ha pretendido que subyazca algo subliminal acerca del conflicto que tiene en vilo al panorama geopolítico actual.

En cualquier caso, la batuta de Cox, se desenvolvió con elegancia y coraje en esos compases llenos de movimiento e intensidad. Destacó el pasaje central Modéré con su ligero incremento de tempo y su agitación progresiva bien transmitida por el grupo de cuerdas. Por último, remataron la velada las notas de Bartók que inundaban el aire de innumerables formas y matices orquestales; de lo travieso, pasando por lo misterioso hasta lo noble, en una interpretación que anticipa buenos pronósticos de salud para la OBC.

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Fotos: © May Zircus