ABAO Bilbao Opera. Anna Bolena. Noviembre 2022 E. Moreno Esquibel 8916

Más que voces

Bilbao. Palacio Euskalduna. ABAO. Donizetti: Anna Bolena. Joyce El-Khoury (Anna Bolena). Celso Albelo (Lord Riccardo Percy). Marko Mimica (Enrico VIII). Silvia Tro Santafé (Giovanna Seymour). Anna Tobella (Smeton). José Manuel Díaz (Lord Rochefort). Josep Fadó (Sir Hervey). Orquesta Sifnónica de Bilbao. Stefano Mazzonis di Pralafera, dirección de escena. Jordi Bernàcer, dirección musical.

Después de verse en Les Arts hace apenas unas semanas, la ópera Anna Bolena de Donizetti vuelve a estar de actualidad, esta vez de la mano de ABAO, en el bilbaíno Palacio Euskalduna y con un elenco francamente compacto y solvente, armado con buen tino por Cesidio Niño. Suele argüirse, lás más de las veces, que el peso de este repertorio recae fundamentalmente en las voces, tanto en su peso específico como en su destreza y dominio del estilo belcantista. Y sin embargo, con ello, se nos olvida la revolución teatral del drama lírico que Donizetti puso en marcha y sin la que de hecho sería incomprensible el posterior desarrollo verdiano. Y digo esto porque en esta representación que nos ocupa hubo voces, sí, un cuarteto protagonista muy solvente, pero lo que mereció la pena de verdad fue todo cuanto hicieron los solistas para ser algo más que voces, meros instrumentos. El teatro, el decir, la escena, ahí se juega la partida del bel canto y no solo en la puntual floritura vocal. Y esto va más allá de la propuesta escénica como tal, sea más vanguardista y conservadora, como es el caso. Un reparto merece la pena, como ha sido el caso de esta Anna Bolena, cuando parece creer en el libreto y se entrega al mismo con denuedo. 

Así las cosas, en el rol titular la soprano Joyce El-Khoury, nacida en Líbano aunque afincada desde niña en Canadá, desplegó una voz interesante, de demarcaciones líricas aunque con ribetes de un mayor dramatismo (no en vano en su repetorio por venir figuran títulos como Madama Butterfly). Actriz plausible, lo más apreciable de su canto vino de la mano de los pasajes de canto spianato, aquellos que se mueven entre la plegaria y el lamento, como el postrero 'Al dolce guidami', recreado de forma exquisita y preciosista. Si a un cantante se le mide en ocasiones por los riesgos que corre, hay que reconocer que Joyce El-Khouri se atrevió con algunas florituras realmente apreciables, que pusieron la guinda a una interpertación valiosa, apenas levemente empañada por la palpable fatiga con que llegó a la página de cierre, el consabido 'Coppia iniqua', cantado con arrojo aunque sin desahogo.

A su lado, el Riccardo Percy de Celso Albelo fue una lección de señorío y clase en el decir, paladeando el texto siempre con intención certera. Además, el tenor canario está en un punto de forma y madurez extraordinarias, abundando en un agudo amplio, timbrado y cómodo, al tiempo que se recrea en medias voces de ejemplar factura. Sin duda, está en una predisposición idonea ya para acometer los nuevos roles verdianos que aguardan en su agenda por venir, como el Macduff de Macbeth en el Liceu y sobre todo el Manrico de Il trovatore, nuevmaente en ABAO.

ABAO Bilbao Opera. Anna Bolena. Noviembre 2022 E. Moreno Esquibel 8847
 
En la parte de Seymour, Silvia Tro Santafé confirmó una vez más que es una verdadera especialista en estas lides belcantistas, con el color idoneo en su instrumento y con una construcción impecable de su rol. Tengo la impresión de que valoramos poco a esta gran artista en nuestro país. Junto a ella, el bajo croata Marko Mimica fue un solvente Enrico VIII, de voz amplia y emisión firme. Al instrumento le faltan quizá redondez y nobleza para un rol de relieve regio como este, aunque se agradece el desahogo con el que abordó la partitura en todo momento.

Buen trabajo del resto del elenco, con Anna Tobella (Smeton) aprovechando su escena en solitario, con un entregado y solvente José Manuel Díaz (Lord Rochefort) y con Josep Fadó (Sir Hervey) aportando veteranía y oficio.

En el foso, al frente de una entonada Sinfónica de Bilbao, Jordi Bernàcer convenció con una lectura de tempi certeros a la par que flexibles, siempre atento a la escena y al hacer de los solistas. El maestro valenciano propuso una lectura con tensión, bien contrastada y sin altibajos. 

El desaparecido Stefano Mazzonis di Pralafera, tan ligado hasta su fallecimiento a la Ópera de Lieja, firma aquí un trabajo impecable, dentro de una clave sumamente clásica, de corte realista, en una recreación literal del libreto, sin mayores aspiraciones dramáticas. La reposición en Bilbao ha corrido a cargo de Gianni Santucci y casi todo su peso recae en la sencilla pero funcional escenografía de Gary McCann y en el vistoso vestuario de Fernand Ruiz.

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Fotos: © E. Moreno Esquibel