Sin complejos
Madrid. 10/03/2023. Auditorio Nacional. Obras de Adès y Janacek. Anthony Marwood (violín). Orquesta Nacional de España. Thomas Adès, director.
El compositor y director Thomas Adès hacíaa su segunda visita a la Orquesta Nacional de España, y nada menos que para el estreno en nuestro país de su sinfonía sobre El ángel exterminador, su mas reciente ópera, y que ya ha sido representada en sitios tan emblemáticos como el Festival de Salzburgo, el Covent Garden, o el mismísimo Metropolitan de Nueva York. Esta sinfonía es un encargo conjunto de la propia Orquesta Nacional con otras siete importantes entidades, lo que hace situar a nuestra orquesta en primera linea internacional; en el prestigio de estar en vanguardia en cuanto a creación contemporánea, y con, quizá, uno de los tres compositores más punteros del orbe, por no decir del primero, si tenemos en cuenta el ser reclamado, en el grado que está Adès, por los más prestigiosos teatros y orquestas: un verdadero tanto, y además por la escuadra, de la Orquesta Nacional de España. Esperemos que la ópera completa El ángel exterminador pueda verse pronto representada también en nuestro país, como según parecen apuntar los rumores.
La sinfonía se construye en cuatro movimientos, los tres primeros con intermedios orquestales de la ópera, y el cuarto, con fragmentos, desechos y yuxtaposiciones de un vals que aparece como recuerdo, o cosido a trozos, y hace que lo que queda y llega, sea un halo de él, mas que su propia forma. Adès presenta más el efluvio y el clima reflejo, de lo que es una ‘taza de vals’ rota. Esta forma un tanto onírica de crear, es una de las características de Adès, y confirma de alguna manera su etiqueta de compositor surrealista; movimiento artístico por otra parte muy cercano a él, ya que su madre, Dawn Adès, fue una especialista y estudiosa de dicha corriente, especialmente de Dalí y Buñuel. Adès yuxtapone y pega de forma muy pop, y mezcla influencias de lo mas variopinto a veces de aluvión, pero con un desarrollo verdaderamente personal y único.
La sinfonía es fascinante, y no da respiro en su intensidad, y hace que el oyente quede agarrado en su atención desde el primer segundo, y así hasta el final. El primer movimiento, Entrances, se construye sobre un tambaleante suelo donde pareciera que los personajes de la ópera se hunden en ese piso sin poder salir jamás; el segundo movimiento es implacable, utilizando una marcha obsesiva que no da tregua y que acaba precipitando el final; y el tercero es el mas calmado y exquisito en su Berceuse. Antes, en la primera parte, se pudo escuchar también los Märchentanze (danzas de cuentos de hadas) donde Adès explota temas de musica folk británica con la ayuda de un violín solista interpretado de manera suficiente por Anthony Marwood. La tímbrica es mágica, centelleante; en el primer movimiento crepita y chisporrotea en nubes de abigarradísimas partículas de especial brillo; en el segundo el ambiente creado es absolutamente hipnótico, creando un clima de lejana y ancestral leyenda gracias a la tonada folk empleada y su tratamiento; el tercero burbujea con el canto de las alondras y termina el cuarto con aire de quebrada y transfigurada contradanza llena de irregulares acentos acabando la pieza con sabor a bosque de cuento. Antes se pudo escuchar el estreno en España de su breve Fanfarria para catorce trompetas escrita por el compositor para la inauguración en 2021 de The Tower, un centro artístico construido por Frank Gehry en Arlés, y donde Adès, sobre la base ritmica del Carillon compuesto por Bizet en su suite L´arlesiana, y otro motivo posterior en legato, crea un edificio que se eleva y se retuerce de forma fascinante.
El programa se completaba con obras de Janacek, autor especialmente querido por Adès, y no me extraña: el compositor checo siempre es un genio a la espera de un más decidido empujón, nada es suficiente para reivindicarle aún máss y más. Janacek, con sus característicos motivos repetitivos, sus pequeñas y obsesivas ‘teselas’ motor compuestas con figuras iguales; su empleo y desfiguración del folklore; y su tímbrica extrema, multicolor, siempre fascinante; se acerca y se complementa estupendamente con la música de Adès. El compositor británico dirigió seguro, de forma impetuosa y un tanto descarnada la suite Taras Bulba; y aprovechó las catorce trompetas para finalizar el concierto con la soberbia Sinfonietta, compuesta por Janacek con 72 años, una verdadera obra maestra llena de fuerza arrolladora y que Adès supo desencadenar a la perfección. Sobresaliente la respuesta de la Orquesta Nacional en todo el concierto, en un exigente programa tanto a nivel individual como de sección.
Al acabar el concierto pensaba que da gusto encontrar compositores que, sin perder un ápice de ‘modernidad’, enganchan de forma tan superlativa, y tienen la personalidad y libertad para usar la repetición de forma tan desacomplejada. También enorgullece que nuestras orquestas empiecen a dar un paso más allá, y también sin complejos, se pongan en primera linea mundial. Complejos, para otros, ellos lo valen: Adès, y la Nacional.
Fotos: Orquesta Nacional de España