© Guillermo Mendo
Correcta inauguración
Sevilla. 8/10/2025. Teatro de la Maestranza. Mozart. Don Giovanni. Alessio Arduini (Don Giovanni), Ekaterina Bakanova (Donna Anna), Julie Boulianne (Donna Elvira), David Menéndez (Leporello), Marina Monzó (Zerlina), Marco Ciaponi (Don Ottavio). Coro del Teatro de la Maestranza. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Cecilia Ligorio, dirección de escena. Iván López-Reynoso, dirección musical.
El pasado día 4 de octubre el Teatro de la Maestranza inauguraba su temporada con la puesta en escena de una de las óperas más conocidas del repertorio, el Don Giovanni de W. A. Mozart. Lorenzo da Ponte y Mozart crearon, siguiendo el famoso mito de Don Juan, una obra que casi es coral, porque aunque indudablemente hay un protagonista, el resto de personajes tienen tanta relevancia musical como él, incluso más. Las obras del compositor austriaco no son tan fáciles de montar como muchos creen y reunir un conjunto de solventes cantantes para todos los papeles tampoco es fácil. El Don Giovanni que nos ha presentado el Maestranza se puede calificar de correcto en conjunto. Y aunque hay que destacar algunos aspectos sobre otros resultó una velada de la que el público salió contento por los aplausos que sonaron al final de la representación.
La parte musical la dirigía Iván López-Reynoso. El director mexicano ha demostrado ser un maestro de buen nivel en otras ocasiones que le he escuchado, aunque esta vez no ha estado tan brillante. Su lectura, en todo momento reposada y buscando todos los recovecos que presenta la partitura mozartiana, ha adolecido de cierto nervio, de más tensión, sobre todo en la primera parte. No es que López-Reynoso se haya salido en absoluto del guión, pero no se ha sentido el chispeante sonido que, aún en esta ópera seria, debería prevalecer. En el tramo final de la obra sí que se notó ese aire más dinámico que caracteriza la música de Mozart. Allí brilló también más la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, un conjunto que siempre está a muy buen nivel, con un trabajo general destacado, especialmente en los vientos.

En el apartado vocal podemos decir que hubo un brillo mayor en los roles femeninos que en los masculinos. Destacar el trabajo de Ekaterina Bakanova, una cantante siempre solvente, muy entregada en escena y que tuvo unas excelentes intervenciones en sus dos grandes arias, especialmente en Non mi dir bell’idol mio, pero destacaría, por su elegancia y a la vez dramatismo, la pequeña aria y el recitativo que la precede Crudele? ah no mio bene, todo un ejemplo de cómo estas partes de las óperas mozartianas pueden ser fundamentales a la hora de comprender la música del maestro salzburgués.
Buen nivel también el de Julie Boulianne como Dona Elvira. Poseedora de un timbre muy particular, más dubitativa al principio de la obra, fue consiguiendo afianzar su papel dando lo mejor de sí misma en sus bellas arias, destacando especialmente en Mi tradi quell’alma ingrata. Impecable la Zerlina de Marina Monzó, una de las voces más atractivas de la lírica española y una artista que siempre destaca por su buen hacer actoral y por ese instrumento que es bellísimo. Sus agudos fueron impolutos, pero la veo cada vez más segura en el grave lo que augura el paso a papeles de más peso. Brava!

La parte masculina adoleció, en su mayor parte, de una mayor garra vocal en sus intervenciones. Alessio Arduini da perfectamente el tipo físico de Don Giovanni y se manejó con gran soltura en el escenario. Su desempeño vocal fue correcto pero le faltó mayor entidad a su canto y más volumen. El mismo caso fue el de David Menéndez, un Leporello bien trabajado como actor pero ciertamente flojo en lo vocal. Su famosa aria del catálogo quedó algo desdibujada y solo destacó en la parte alta de la tesitura, donde parece estar más seguro.
Aunque se le privó de una de sus arias (Il mio tesoro), Marco Ciaponi posee la voz adecuada para Don Ottavio y se pudo lucir en Dalla sua pace con unos pianissimi bellos, bien acompañados desde el foso. Poco brillante el Masetto de Ricardo Seguel, que pasó bastante inadvertido y con voz potente, pero algo agria, el Comendador de George Andguladze. Solvente trabajo, como siempre, el del Coro del Teatro de la Maestranza en sus cortas intervenciones.
Cecilia Ligorio era la responsable de esta producción proveniente de la Ópera de Colonia. Ligorio plantea un espacio bastante limpio, basado en varios paneles y cortinas, que podrían servir para muchas producciones, y que aquí resuelven sin brillar. Hay una parte central que va girando durante todo la representación, pero este recurso llega a aburrir e incluso marear. Con unos pocos elementos de atrezzo y varios figurantes (entre ellos un ballet sensual en varias ocasiones de la representación) resolvió la ópera. Hay que destacar un buen trabajo escénico en el que colaboraron con interés la mayoría de los intérpretes. Respetó el libreto y su trabajo resultó, si no deslumbrante, correcto.

Fotos: © Guillermo Mendo