Genaux Ibercamera23 b

Alergia estacional

Barcelona 08/03/23. Palau de la Música Catalana. Ciclo Ibercamera. Vivaldi: Las cuatro estaciones y arias de las óperas Andromeda Liberata, Farnace, Bajazet, Catone in Utica y Orlando furioso. Bach Consort Wien. Anna Morgoulets, violín solista. Vivica Genaux, mezzosoprano. Rubén Dubrovsky, dirección musical.

Desgraciadamente un concierto que a priori se presentaba como un nuevo disfrute barroco para sus numerosos amantes, se quedó en una alergia estacional de su protagonista vocal, la reconocida mezzo de Alaska, Vivica Genaux. No brilló tampoco el conjunto Bach Consort Wien, quien pese a la evidente destreza y pericia virtuosa de la violín solista, Anna Morgoulets, la lectura general de estos popularísimos conciertos para violín se quedaron en una interpretación academicista y de una notoria carencia de teatralidad musical.

Así fue desde el Concierto número 1 en mi mayor, op. 8 rv 269, 'La primavera' (1723), donde en sus tres famosos movimientos, ni el arco tímido y frío de Morgoulets, ni tampoco la lectura distante y poco contrastada del director argentino Rubén Dubrovsky, lograron despertar poco más que un cortés aplauso por parte del público.

Muchos esperaban que con la llegada de la renombrada Vivica Genaux y sus arias de ópera, la interpretación alcanzaría otro nivel pero tampoco fue así. Desde la inicial Sovente il sole de la Andromeda Liberata (1726), la voz de Vivica, de una impostación y colocación muy personal y reconocible, sonó ya velada, con una zona grave de proyección muy limitada, y con un fiato entrecortado que hizo pensar en una leve indisposición. 

La sensación continuó con el aria Quell’usignolo de Il Farnace (1726), con una interpretación alejada y descafeinada de la siempre vibrante vocalidad de Genaux. Por su parte el Bach Consort Wien continuó con la lectura del resto de las Cuatro estaciones con una lectura algo más vigorosa del Concierto número 2 en sol menor, op. 8 rv 315 'El verano' (1723).

Vivica asumió entonces una de las arias más célebres de il Prete rosso. Con la siempre emotiva Sposa son disprezzata del Bajazet (1735) vivaldiano, Genaux no consiguió transmitir el doliente lamento del aria pues la fragilidad de su importación y los evidentes problemas por mantener la línea de canto fueron preocupantes. 

Con todo, la de Alaska, cerró la primera parte con la exigente Come in vano il mare irato del Catone in Utica (1737). Timbre mate, sensación de pesantez vocal y sobretodo una inminente y persistente pérdida de proyección debido a una emisión cada vez menos presente. Pese a que el instrumento parecía más desahogado en el registro agudo, la bravura de la pieza quedó eclipsada aún con las intenciones de la mezzo de mantener unas coloraturas siempre personales y virtuosas.

Genaux Ibercamera23 c 

Al inicio de la segunda parte con el Concierto número 3 en fa mayor, op. 8, rv 293, 'El otoño' 1723), el impecable fraseo de Anna Mourgoulets no consiguió levantar una lectura de nuevo lenta y distante del contraste y la colorida esencia de estos famosísimos conciertos. Antes de la vuelta al escenario de Genaux el director Rubén Dubrovsky se dirigió al público para anunciar lo que muchos ya sospechaban, y confirmó que Vivica sufría una indisposición alérgica que le impedía estar al cien por cien, pidiendo la comprensión del público. 

Con las dos siguientes arias, la siempre profesional mezzo, interpretó Così potessi anch’io del Orlando Furioso (1727), donde de nuevo proyección y emisión aparecieron ya notoriamente mermadas así como un problema de fiato notorio. Vivica consiguió sin embargo despedirse del concierto con un valiente Nel profondo cieco mondo, también del Orlando Furioso, donde debió entregar toda su energía vocal pues ya no pudo interpretar las dos últimas arias programadas. Graves forzados, pérdida de esmalte, legato prácticamente inexistente y una tristeza expresiva evidente en sus continuos movimientos nerviosos deambulando de un lado al otro. El rostro de la mezzo dejó claro que el esfuerzo no podía ni debía continuar.

Quizás por los nervios y la empatía de los músicos con Genaux, al inicio del Concierto número 4 en fa menor, op. 8, rv 297 'El invierno', puntuales notas desafinadas en el Allegro molto y un tempi aletargado volvió a lastrar las prestaciones de un conjunto que nunca acabó de hacer brillar unos conciertos que forman parte de la memoria colectiva de los amantes del barroco. 

Hay que reconocerle a Genaux su compromiso y valentía al intentar acabar el concierto. Hasta en dos ocasiones intentó cantar Gelido in ogni vena, del Farnace (1726), penúltima aria programa del concierto, y en ambas ocasiones la voz no respondió y se llevo las manos al cuello pidiendo perdón a un público que la arropó con una cariñosa y comprensiva ovación llena de empatía. 

A modo compensatorio y a falta de la última aria que ya no se cantó, la célebre Agitata da due venti de La Griselda (1735), Dubrovsky y los Bach Consort Wien repitieron 'El verano' a modo de propina.

Fotos: © Mario Wurzburger