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Enigma y libertad

Pamplona. 05/06/2023. Baluarte. Obras de Wagner, Chopin y Shostakovich. Euskadiko Orkestra. Yulianna Avdeeva, piano. Robert Treviño, dirección musical.

Euskadiko Orkestra abrió la temporada 22/23 con Shostakovich, con su Octava sinfonía, y ha vuelto al mítico compositor soviético para poner el broche a su programación de este año, nuevamente bajo la batuta de su titular desde hace ya siete años, Robert Treviño. En esta ocasión, se ha programado la Sinfonía no. 15, la última de las pergeñadas por Shostakovich, en 1971, ya en el tramo final de su vida, acuciado por una salud cada vez más maltrecha y, sin embargo, más libre que nunca. Como bien me apuntaba Oriol Roch, gerente de Euskadiko Orkestra, minutos antes del concierto, es fascinante la mezcla de enigma y libertad que anida en esta partitura, entrecruzada de autoreferencias (ahí está el consabido tema DSCH) y citas tan variopintas como la obertura del Guillermo Tell de Rossini o la marcha fúnebre de Sigfrido de Wagner.

La versión de Treviño y su orquesta fue sobresaliente de principio a fin. No ya solo por el sonido descollante que viene atesorando la formación vasca, cada vez más aquilatada en todos sus atriles, punzante y expresiva la cuerda, las maderas con carácter y los metales eficacísimos, en una suma ideal para las sonoridades de Shostakovich. Además Treviño demostró verdadera y auténtica pasión por la pieza, dirigiendo con ahínco y entrega, con genuino denuedo. Personalmente me quedaría, por encima de todo, con el imponente segundo movimento, iniciado con esa desoladora y desconcertante intervención del violonchelo solista. Qué música tan grande la que despliega Shostakovich en esta partitura, como decía, tan incierta y enigmática pero al mismo tiempo tan suya, tan genuina y libre como quizá en ninguna de sus sinfonías anteriores.

Espléndido por otro lado el Segundo de Chopin en manos de Yulianna Avdeeva (Moscú, 1985), solista de un virtuosismo sin pretensiones, naturalísimo en sus formas. La pianista rusa saltó a la fama en 2010 al convertirse en la primera mujer en ganar el Concurso de Piano Frédéric Chopin desde que Martha Argerich hiciera lo propio en 1965. Su Chopin es fluído y detallado, de indudable firmeza y autoridad en un plano técnico, con un manejo impecable de los pedales. Avdeeva transmite la música del autor polaco con una vivencia elegante y a la vez sensible, con una suma bien aquilatada de raza y belcanto. Avdeeva regresaba, por cierto, a la programación de Euskadiko Orkestra, tras su exitosa aparición durante la pasada temporada, en marzo de 2022, con La edad de la ansiedad de Leonard Bernstein.

La velada, por cierto, se había abierto con una versión verdaderamente magnífica del preludio de Los maestros cantores de Núremberg, de Richard Wagner. Majestuosa sin ser ampulosa, bien delineada, paladeada con gusto y con pulso firme. Qué ganas de escucharle una ópera a Treviño en un foso español. ¿Para cuando en la temporada de ABAO? Apuesto a que un Wagner, un Strauss o un Britten sonarían en sus manos de manera extraordinaria. La presencia de esta obra en el programa respondía por cierto a la iniciativa Jordá Gela, concebida para invitar a alumnos de Musikene al podio de Euskadiko Orkestra. Así, en los conciertos de Donostia y Vitoria la pieza recae en manos de Eros Quesada y Pablo Morales, si bien fue Robert Treviño el responsable de dirigir la pieza en Pamplona.  

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