Mauro Peter Schwarzenberg

Juventud y veteranía 

Schwarzenberg, 20/06/2023. Angelika Kauffmann Hall. Obras de Schubert y Mozart. Mauro Peter tenor. Anton Doppelbauer, trompa. Helmut Deutsch, piano.

La oferta de la Schubertiade  de Schwarzenberg es tan amplia que en pocos días puede disfrutarse de diversos conciertos con figuras de primer nivel. Figuras algunas veteranas en su quehacer artístico y otras en que habiendo cantado en ediciones anteriores en el Festival podemos llamarles jóvenes por su manera de acercarse, en este caso, al mundo del lied, con frescura y muchas ganas de agradar. En el caso que contamos en esta crónica hablamos de un Liederabend protagonizado por el tenor Mauro Peter y ese maestro del piano de canción de concierto que es Helmut Deutsch. El programa presentado por ambos fue atractivo tanto por los lieder elegidos de Franz Schubert (incluido Auf dem Strom, con acompañamiento de trompa y piano) como por la inclusión de canciones de Wolfgang Amadeus Mozart. Utilizo deliberadamente la palabra canción y no lied al hablar de las obras de Mozart porque aunque evidentemente hacía tiempo que compositores del ámbito germánico escribían pequeñas piezas generalmente para voz y piano casi como un divertimento. Será Schubert quien cree lo que hoy conocemos por lied como un género específico, con una entidad propia y un objetivo literario y musical propios y definidos hasta el momento de aparecer Gretchen am Spinnrade (Margarita y la rueca) comúnmente reconocido como el primer lied.  

Volviendo al concierto, la primera parte estuvo casi dominada por lieder de Schubert con letra de Johann Gabriel Seidl, conocido arqueólogo, pero también poeta y creador de la letra del himno del Imperio Austriaco Gott erhalte, Gott beschütze unseren Kaiser Entre los años 1826 y 1827 el compositor puso música a varios de sus poemas pero haciendo algunos cambios, a veces considerables, en los textos que consideraba más flojos. Peter es un cantante versátil, que se adapta perfectamente a la temática del lied, sea esta más alegre o más lírica o elegíaca, pero también es maleable para adaptarse sin problemas a los incontables cambios de ritmo que tanto caracterizan el trabajo de Schubert, siempre con un gesto amable y relajado. La voz tiene un timbre atractivo y sobre todo destaca la decidida implicación en los textos aunque se apoyara, en mi opinión, demasiado en la partitura que tenía en el atril. He de confesar que me parece un pro en un concierto que el cantante no use partitura en un recital pero, por supuesto, esto no quita ningún mérito al trabajo musical, en este caso sobresaliente.

Los mejores momentos de esta parte fueron el famoso Der Wanderer an den Mond (El caminante a la luna) con el que se abrió el concierto y que es el más famoso de los lied de Schubert protagonizados por la luna. Cómo reconocido es la considerada mejor la canción sobre textos de Seidl: Sehnsucht (Deseo ardiente) admirablemente cantada por Peter. Una de las obras cumbres, para mi,  de las del maestro vienés es Das Zügenglöcklein (La campana del viático). Escucharla  fue un momento muy emocionante porque Mauro Peter supo, una de sus virtudes como ya se dijo,  entrar en la esencia del texto y regalarnos una bellísima canción. Terminaba la primera parte con el lied  ya mencionado y  texto de  Ludwig, Rellstab Auf dem Strom (En el río) donde además de contar con el extraordinario acompañamiento de la trompa (buen trabajo de Anton Doppelbauer) parece necesario comentar, que se trata de un pequeño homenaje de Schubert a su admirado Beethoven, pues el tema, según algunos musicólogos, deriva de la marcha fúnebre de la Sinfonía Heróica del de Bonn. 

La segunda parte estuvo en su totalidad dedicada a Mozart. Nadie duda que el genio de Salzburgo es uno de los más grandes compositores de la historia, pero las composiciones para voz y piano eran divertimentos. Él estaba más interesado en las arias de concierto, generalmente en italiano que le permitían un mayor desarrollo artístico. Pero al fin y al cabo Mozart siempre es Mozart y conocer esta parte de su catálogo siempre resulta interesante. Peter volvió a demostrar su adaptación y canto con mucho encanto piezas como la primera Im Frühlingsanfang (Cuando viene la primavera), que forma parte de un grupo de canciones para niños o la bellísima en su aire triste y elegíaco Das Traumbild (La visión de noche). Brillante fue la interpretación de, quizá, la más bella canción de esta parte: Abendempfindung an Laura (Impresión crepuscular para Laura). 

Lo he dejado para el final, pero quizá debería encabezar esta crónica: el comentario sobre el gran Helmut Deutsch, un pianista que es una referencia en el lied alemán. Su trabajo fue ejemplar, bellísimo, realzando cada canción, haciendo que todo fluyera con una aparente facilidad, consiguiendo que, con la buena labor de Mauro Peter nos proporcionó,  un concierto de indudable atractivo.