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Una orquesta en su cúspide

Granada. 06-07/07/2023. Festival de Granada. Palacio de Carlos V. Obras de Coll, Rachmaninov, Strauss, Ravel, Marco y Mahler. Orquesta Filarmónica de Luxemburgo. Yuja Wang, piano. Gustavo Gimeno, dirección musical.

Desde su llegada al frente de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo en 2015, la formacion liderada por Gustavo Gimeno no ha dejado de crecer, ganando proyección internacional y asentando una sonoridad realmente consistente; una trayectoria ascendente respaldada además con una amplia y variada discografía. Para esta doble cita en el Festival de Granada, acompañados por la pianista Yuja Wang en el primero de los dos conciertos, presentaron obras de Francisco Coll, Tomás Marco, Sergei Rachmaninov, Richard Strauss, Maurice Ravel y Gustav Mahler, transitando por una extensa variedad de estilos musicales.

Cuando Gustavo Gimeno comience su andadura al frente del Teatro Real en 2025, habiendo cumplido para entonces una década al frente de la Filarmónica de Luxemburgo, bien podrá decirse a sí mismo que se marcha con el deber cumplido. Y es que la orquesta ha ganado un empaque indudable, manifiesto en cada una de sus secciones. La formación luxemburguesa ofrece así, a día de hoy, un sonido siempre equilibrado, denso y brillante, que aspira a un sonido propio. Realmente, una orquesta en su cúspide, flexible y contundente a la par.

El programa se abrió con Aqua cinerea del fascinante compositor y artista Francisco Coll, una de las voces más extraoridnarias de nuestra música hoy en día. Se trata del Op. 1 del autor valenciano, estrenada en 2007 aunque revisada con posterioridad, en 2019. La pieza fascina por su textura, de una entidad casi plástica, como si verdaderamente se hubiera escrito sobre un lienzo y no sobre una partitura. Obra breve y concisa, representa las mejores virtudes de la vocación creadora de Coll.

Si no me equivoco, Yuja Wang es la solista con la que más veces ha colaborado Gustavo Gimeno -y viceversa- y la complicidad entre ambos es tan manifiesta que casi podría pasar inadvertida. Juntos sostuvieron una versión muy personal de la Rapsodia sobre un tema de Paganini de Sergei Rachmaninov, rehuyendo sentimentalismos y complacencias, incluso en la variación número 18, la más dada a estos excesos. Optaron más bien por una lectura de sonoridad neta, vibrante, sobría incluso, pero muy precisa, realmente admirable en su luz y transparencia, pudiéndose leer todos y cada uno de los planos de la cuidada orquestación del genio ruso. En el teclado Wang lo aportó todo: naturalidad y técnica, singularmente, de un modo tan mimetizado que por momentos parecía estar improvisando al instrumento, como jugando con él, variación tras variación. Magnífica versión, en suma, engrandecida por el hacer, sereno aunque vibrante, de Gimeno en el podio.

Ya en la segunda parte, escuchamos una maravillosa versión de la Suite de El caballero de la rosa de Richard Strauss. ¡Qué bien entendió Gimeno el carácter de esta música! Una auténtica gozada dejarse llevar por el vals del barón Ochs, entonado por unas cuerdas realmente brillantes en su desempeño. Qué grandes noches de ópera nos puede deparar el maestro valenciano en el foso del Teatro Real...

Y como broche a la velada, La valse de Maurice Ravel. Debo decir que por fin me encuentro con una versión consistente en vivo de esta pieza, porque son muchos los directores que se dejan llevar por una inercia desmedida, sin entender un ápice de la genial naturaleza de esta partitura, que exige un planteamiento sin prisa pero sin pausa, con tensión pero sin precipitación. Gimeno conectó como pocos con el tuétano de este vals vuelto del revés, deconstruído que se diría en la jerga gastronómica.

230706 Orchestre Philharmonique du Luxembourg I Palacio Carlos V Fermín Rodriguez 003

En ocasión del segundo concierto, y precisamente el día en el que se cumplía el aniversario del nacimiento de Gustav Mahler, pudimos escuchar su Sinfonía no. 6 apodada 'Trágica'. Gimeno edificó una versión sumamente sólida, perfecta exhibición de los mejores recursos de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo. Se optó aquí, por cierto, por situar el Andante por delante del Scherzo, como ya es consenso asumido.

Intenso y expresivo, Gimeno se afanó en frasear, una y otra vez, sin recurrir a tiempos excesivamente dilatados, busando remarcar el hilo arquitectónico que vertebra la pieza. Curiosamente, el cuarto y último movimiento tardó un tanto en encontrar la tensión que había articulado los tres movimientos anteriores, tan orgánicos en su exposición. Noté quizá un poco cansados ya a algunos músicos; se sucedieron aquí de hecho un par de traspiés menores en las trompas, por ejemplo. Pero Gimeno supo encontrar el pulso justo para encauzar la larga travesía de este Finale, amplío y complejo como pocos, rematado de un modo majestuoso sin ser rimbombante. Y es que es tan complicado hacer justicia a la grandeza mahleriana sin caer en el exceso, sin ceder a la tentación del exhibicionismo. Gimeno y sus músicos de Luxemburgo supieron encontrar el punto medio, en una lectura que tuvo luz y fuerza a partes iguales.

El concierto se había abierto con una desigual partitura de Tomás Marco, Angelus Novus, obra de 1971 inspirada en el consabido dibujo de Paul Klee -a su vez fuente de inspiración para la famosa alegoría del ángel de la historia de Walter Benjamin- y la primera de las cuatro alegorías mahlerianas que el veterano autor español presenta en esta edición del Festival de Granada, de la que es compositor residente. La obra, en su día, fue un encargo de Frühbeck de Burgos para encabezar el primer ciclo completo de las nueve sinfonías de Mahler que se hacía en España. Confieso que no encontré mayor inspiración en la pieza, más bien una sucesión irregular de momentos musicales sin mayor hilo conductor; se me antojó escrita en un lenguaje que resuena ya hoy un tanto caduco, con autores y autoras como Raquel García-Tomás, José María Sánchez-Verdú o el propio Francisco Coll, antes citado, mucho más certeros a la hora de leer la contemporaneidad desde sus partituras.

Fotos: © Festival de Granada | Fermín Rodríguez