Perianes OCNE nov23 a

Las formas del duelo

Madrid. 12/11/2023. Auditorio Nacional. Obras de Brahms y Schmidt. Orquesta Nacional de España. Javier Perianes, piano. David Afkham, dirección musical.

Enmarcado bajo el epígrafe del 'Sinfonismo crepuscular', la Orquesta Nacional de España y David Afkham han presentado un ambicioso programa durante el pasado fin de semana, con el Concierto para piano no. 1 de Johannes Brahms y la Sinfonía no. 4 de Franz Schmidt. Partitura muy difundida la primera, mucho menos en cambio la segunda, conformaban un interesante díptico en torno a la experiencia del duelo por la pérdida de un ser querido, como bien explica Clara Sánchez en las notas al programa. La partitura de Brahms arraiga en el aciago destino de Robert Schumann, su amigo y maestro, a quien vio perder la cabeza y morir finalmente en un sanatorio mental. La sinfonía de Schmidt expía, a su manera, el desgarro causado por la pérdida de su hija Emma a los treinta años de edad, al poco de dar a luz al primer nieto del compositor. Dos experiencias dolorosas, como decía, que ambos autores intentaron conjurar a través de la música.

El Brahms de Javier Perianes -quien trabajó la obra en su día con Daniel Barenboim- es bastante personal; rehuye las formas vigorosas y los acentos grandilocuentes, buscando en cambio la intimidad del discurso, la minuciosidad del detalle y, en general, la fluidez de la melodía. En consecuncia, la suya es una versión meditada y sentida, quizá algo falta de empaque en el primer movimiento, donde estamos acostumbrados a un sonido mayúsculo e incluso más físico, allí donde Perianes opta precisamente por buscar colores y matices más allá de grandes gestos. La mirada de Perianes iluminó particularmente el segundo movimento, degustado con calma, delineado con preciosismo, sobresaliente.

El acompañamiento de la ONE tuvo luces y sombras, dentro de una versión generalmente entonada y bien trabajada, pero se echó en menos una cuerda más calurosa y unos metales más incisivos; las maderas mantuvieron alto el listón. Afkham plantea igualmente un Brahms como con sordina, buscando un sonido acolchado y más bien liviano al que sin embargo le faltó gradación dinámica en la franja media. El resultado general, compaginando la aportación de Perianes y el enfoque de Afkham, fue un Brahms más sereno que turbado, más intelectual que dramático, sin duda distinto y personal.

Perianes OCNE nov23 d

Ya en la segunda mitad del concierto, David Afkham comandó con buen pulso una excelente versión de la Cuarta sinfonía de Franz Schmidt, una obra que hace pie en las sonoridades de Mahler y Strauss. Presentada como un 'Requiem por mi hija', fue estrenada en 1933 y forma una suerte de díptico con otra obra del mismo compositor, su oratorio El libro de los siete sellos, inspirado asimismo por el fallecimiento de su primogénita. Schmidt fue durante muchos años violonchelista en la Ópera Estatal de Viena, a las órdenes entonces de Gustav Mahler y es evidente la huella del célebre sinfonista en la obra del autor que nos ocupa.

La pieza en cuestión, esta Cuarta sinfonía, tiene ciertamente un halo crepuscular y alterna instantes de enorme belleza con otros de inusitada agitación. La partitura depara importantes intervenciones solistas para algunos instrumentos, como la trompeta que abre la pieza o el violonchelo que da pie al tercer movimiento. La sinfonía, por cierto, aunque articulada en cuatro movimientos, se ejecuta sin solución de continuidad. La ONE forjada por Afkham volvió a demostrar su familiaridad con este lenguaje tardorromántico y el maestro titular del conjunto exhibió una vez más su sintonía con este repertorio.