Tenorismo y guarnición
Barcelona. 10/01/2024. Palau de la música catalana. Obras de Tosti. Javier Camarena, tenor. Ángel Rodríguez, piano.
En un ejercicio muy postmoderno de veganismo musical, el recital de Javier Camarena nos ofreció el otro dia en el Palau como plato principal lo que normalmente es guarnición. Un programa íntegramente dedicado a Tosti no es cosa corriente aunque sí lo sea más un disco monográficamente dedicado a este autor, que es lo que Camarena venía a presentar. Ello permite, a diferencia de las situaciones en las que Tosti acompaña un plato principal, dedicarle unas lineas a este autor, socorridísimo para los tenores de escuela italiana y alumno de Saverio Mercadante. Como Tosti fue un señor muy cosmopolita con décadas de sede en Londres, el programa incluía no sólo canciones italianas (las más populares) sino también textos en francés y en inglés.
Se puede hablar de su trayectoria como profesor de canto, que si Verdi por aquí, que si Puccini por allá; se puede inflar su figura lo que se quiera, sobre todo si hay que vender un disco, pero Tosti no deja de ser Tosti y un servidor no acudió entusiasmado a la cita.
Sobre Camarena no hace falta decir que es un tenor de primera división, con capacidades técnicas y musicales notables que el público de Barcelona ya ha podido degustar en otras ocasiones. Su voz responde a la de un tenor lírico-ligero, si bien últimamente sus eleciones en el repertorio han puesto sobre el tapete su mayor o menor adecuación a un repertorio más pesado. Por ello su voz obtiene el máximo brillo en la octava alta.
Los agudos y sobreagudos que se esperan de un tenor asíbrillaron por su ausencia dado que las canciones de Tosti estan escritas en una tesitura cómoda para un tenor spinto o para un lírico más lleno. Ello no significa que la escritura de Tosti fuera incómoda para él. Camarena tuvo la inteligencia necesaria para no hinchar el centro y mantener así incólume la calidad de la mencionada octava alta. Por otra parte desde el punto de visto estilístico la aportación de Camarena fue bastante irreprochable.
Como showman consumado empezó ganando al público con unas palabras en catalán que prueban sus capacidades en la diplomacia y las relaciones públicas. Y dio inicio a un bello ciclo de cuatro canciones llamado "Quattro canzoni d'Amaranta", creado en colaboración con Gabriele d'Annunzio y que incluye la famosa "L'alba separa dalla luce l'ombra" (interpretada dos días después en el Liceu por Freddie de Tomasso, lo que da una idea de la recurrencia de estas pìezas). El ciclo fue seguido por el público como tal excepto después de "In van preghi", en que hubo una ovación extemporánea.
Desde el inicio se sintió una mucosidad fuertemente pegada al aparato fonador de nuestro héroe, lo que implicaba un cierto sonido "rascado" en la octava baja. Parece ser que esto no es novedad en la vocalidad de Camarena, pero tampoco es ningún obstáculo insalvable. Más preocupante resultó cuando en "Aprile" los mismos fluidos se dejaron sentir en zonas más agudas y comprometidas sin que llegara, sin embargo, la sangre al río. En "L'ultima canzone", y sin que sirva de precedente, Camarena fue poco refinado en "se ti fai sposa", clímax de la pieza, pero compensó los daños con un la brillantísimo y cerró la primera parte ya triunfante.
El programa de la segunda parte resultó más original pero, hay que decirlo, menos divertido. Tuvimos algun que otro sonido rascado más en "'A vucchella" pero también un fraseo irreprochable en cada una de las piezas y también una buena dicción en todos los idiomas.
Terminaba el programa con "Marechiare", pero Camarena decidió eliminarla, sustituyéndola por "Chitarrata abruzzese", que Tosti compuso para Enrico Caruso. y de propina ofreció otras dos canciones: "First waltz", de lo más aburrida pero coronada con un brillante agudo, y "Marechiare", que era la que previamente había sido sustituida del programa prestablecido.
Así concluyó un concierto que Camarena ejecutó siempre con la partitura a la vista, hecho extraño tratándose en muchos casos de canciones que son el pan de cada día del tenorismo de toda la vida.De él pudimos deducir que, si bien un servidor no tiene la menor intención de comprar el disco (por lo que se puede considerar el concierto una misión fallida), si la tiene de volver a escuchar a un cantante de gran clase y técnica más que suficiente.
Fotos: © A. Bofill