Plovdiv-Jerez-Barakaldo

Peralada. 26/07/24. Festival Perelada. Obras de Sorozábal, Luna, Moreno Torroba, Guerrero y otros. Sonya Yoncheva, soprano. Ismael Jordi, tenor. Rubén Fernández Aguirre, piano.

Con un programa amplio, generoso y variado, la soprano Sonya Yoncheva regresaba al Festival Perelada -donde ya actuó en 2022-, acompañada esta vez del tenor Ismael Jordi, debutante el jerezano en esta ya icónica cita estival con la lírica. Acompañados al piano por Rubén Fernández Aguirre, presentaron una selección muy bien escogida de piezas de zarzuela, siguiendo el programa que ya habían interpretado juntos en Sofia, la capital búlgara, en octubre de 2023. Ambos cantantes, por cierto, ya habían compartido escenario anteriormente en varias ocasiones y siempre con La traviata en cartel: en Valencia en 2013 y en Londres en 2015.

No son pocos los cantantes foráneos que se han sentido fascinados por nuestro género lirico y lo cierto es que siempre es bienvenida esa tentación de adentrarse en nuestro patrimonio musical. En el caso de Yoncheva, además, doy fe de que habla un castellano casi perfecto, como pude comprobar de primera mano cuando la entrevisté en Baden-Baden, en 2019. Pero es que además su esposo es el maestro venezolano Domingo Hidoyan, lo que refuerza aún más la familiaridad de la soprano con nuestra lengua.
 
Dicho esto, es verdad que su privilegiado instrumento, de una facilidad insultante y de una belleza abrumadora, se mueve mejor hoy en día en las grandes lineas vocales del melodrama italiano. En el caso de la zarzuela, la articulación del texto es menos convincente si se tiende a cantar sobre las vocales; así, eché de menos en Yoncheva una mayor soltura y atención a las palabras, demasiado pendiente la intérprete de la partitura y del pianista. Dicho esto, es verdad que la intérprete búlgara fue en este sentido de menos a más, desde un 'Noche hermosa' de Katiuska en el que apenas se distinguía el texto hasta un "No corté más que una rosa" (La del manojo de rosas) mucho más fluido y logrado.
 
Del repertorio escogido por Yoncheva, destacaría curiosamente la pieza menos conocida y frecuentada de todas las presentadas, la romanza "Lágrimas mías" de El anillo de hierro de Marqués, una partitura de aliento amplio, donde la soprano encontró el tono exacto, entre lamentoso y sufriente, un punto melancólico, realmente inspirada y teatral aquí. Yoncheva es una de las mejores y más interesantes sopranos del panorama actual, en un momento de madurez y dulce disfrute, cuando puede cantar lo que quiera, donde quiera y cuando quiera. Bienvenido sea pues contar con ella como una embajadora más de nuestro género lírico.
 
 
A su lado, Ismael Jordi no pudo tener un mejor debut en la Iglesia del Carmen de Peralada. Con una mixtura rara y sobresaliente de pasión y refinamiento, el jerazano paseó su arte por unas romanzas cantadas con dominio técnico apabullante y con un gusto y una clase difíciles de igualar. El propio tenor comentó ante le público lo importante que era este debut para él, ya que tiene antecedentes familiares en Figueras, precisamente. 
 
Ismael Jordi lleva en las venas nuestra zarzuela, la vive, la gesticula, la siente... Pero es que además la canta con un sinfín de giros e inflexiones, buscando la variedad y la riqueza en la emisión, como esos ribetes fletistas con los que adornó 'Flor roja' o el quejío belcantista, si es que existe tal cosa, que desgranó en el 'Adiós, Granada' de Emigrantes. En resumen, bien puede decir que Ismael Jordi ha puesto ya su nombre junto al de tantos insignes tenores que han paseado su arte por la Iglesia de Peralada, ganándose con creces el derecho a regresar más pronto que tarde con un recital en solitario.
 
 
Al piano, ese seguro de vida que es Rubén Fernández Aguirre, atentísimo a los cantantes y a sus tiempos, sobre todo a sus respiraciones. Tuve la impresión de que el recital, al menos por la parte de la soprano, hubiera requerido algunas horas más de ensayo para funcionar con mayor soltura, pero Fernández Aguirre minimizó los imprevistos y maquilló los titubeos. Ismael Jordi ha contado con él en numerosos recitales y lo cierto es que entre ellos dos todo funcionó como la precisión de un reloj suizo y con la complicidad de quienes se entienden con apenas una mirada. 
 
Se ofrecieron por cierto dos únicas propinas: la habanera de Carmen en el caso de Yoncheva, en manifiesta complicidad con el pianista de la velada; y 'Granada' a dos voces, en una versión un tanto sui generis.
 
En resumen, y quién lo diría, disfrutamos de una estupenda velada de zarzuela en manos de una soprano búlgara -de Plovdiv- un tenor de Jerez y un pianista de Barakaldo. Lo que no una la música... 

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Fotos: © Miquel González – Shooting