© David Ruano
Noche de fiesta en el Liceu
Barcelona. 29/07/2025. Gran Teatre del Liceu. Bernstein: West Side Story. Nadine Sierra (Maria). Juan Diego Flórez (Tony). Isabel Leonard (Anita). Jarrett Ott (Riff), Montserrat Seró (Rosalía), Milan Perisic (Bernardo), Guillem Batllori (Action) y otros. Orquestra i Cor del Gran Teatre del Liceu. Gustavo Dudamel, dirección musical.
Noche de gala y expectativas, muy atractiva no solo por la infrecuencia de una obra paradójicamente tan popular sino también por los nombres que encabezaban el cartel.
Desde que se estrenara en Broadway en 1957 West Side Story nunca ha caído en popularidad. Por otra parte, el hecho de que su compositor fuese Leonard Bernstein, músico de reconocido prestigio entre los círculos clásicos, conlleva que la obra tenga también gran popularidad entre estos sectores. Sin embargo no es ninguna ópera ni el teatro de ópera es su espacio natural, de manera que un West Side Story en el Liceu era ya de por sí un acontecimiento, aunque se tratara de una versión de concierto. Dadas las circunstancias en que se suelen estrenar los musicales y el tipo de escritura (sobretodo vocal), todo ello llevaba aparejada una amplificación no tan sutil como un servidor habría deseado. Lo cierto es que perjudicaba hasta cierto punto la pureza del sonido de las voces sin que ello fuera una cruz difícil de cargar.

A la orquesta, dirigida por Gustavo Dudamel, esta circunstancia no le perjudicó en absoluto. El rendimiento orquestal fue estupendo como lo fue el del coro (naturalmente más discreto, dado el papel que la partitura le asigna), Dudamel mostró un conocimiento total de la obra, que dirigió sin partitura, con vigor y generando un entusiasmo contagioso en la orquesta. Solo dos momentos hubiesen requerido un cierto grado de delicadeza que el que escribe echó de menos.

De una parte, la aparición sorpresa de Sondra Radvanovsky para interpretar "Somewhere". Si bien todo el mundo se alegró de verla y ella cantó muy solventemente, esta pieza (muy importante en la arquitectura dramática de la obra) debe de sonar como un interno, vaporosa, a modo de ensoñación. Se intentó mediante el procedimiento de no amplificar, pero la señora Radvanovsky no necesita esas cosas y sonó extremadamente presente. Demasiado. Por otra parte fue una lástima que los últimos acordes de la obra, delicadísimos, adolecieran de una ejecución mejorable. La última impresión siempre tiene gran peso pero no habría que pensar que estos dos detalles empañaran en absoluto una velada que, desde el punto de vista del trabajo colectivo fue vibrante y más que satisfactoria.

La obra se desarrolló en forma semiescenificada, es decir, con la mínima actuación necesaria para no convertir West Side Story en el Judas Macabeo. Y por lo que respecta al magnetismo escénico Nadine Sierra funciona de modo excelente. Si a ello le añadimos unas condiciones vocales sobradísimas para la parte, el bello timbre y una adecuación natural al estilo, la verdad es que su prestación fue sobresaliente.
Darle a Juan Diego Flórez el Tony es como poner a Messi de defensa central. Se trata de un cantante que crece tanto más cuanto más exigente es la partitura desde el punto de vista virtuosístico. Y a pesar de todo el resultado no fue malo en absoluto. Se adaptó al estilo, a ciertas complejidades rítmicas, a una tesitura a veces demasiado baja, a una emisión ligera que es la consecuencia natural de cantar amplificado y lo hizo realmente bien. Sin el esplendor vocal de Nadine Sierra, compuso con ella una pareja muy convincente que nos ofreció un momento bellísimo en "One hand, one heart".

La buena impresión de la pareja protagonista se pùede hacer extensible a todo el reparto, con mención especial para Isabel Leonard, de voz atractiva y presente, muy adecuada a la parte, y actuación esforzada y bienintencionada. La hizo valer en su famosa escena con sus compatriotas puertoriqueñas. Ahí encontró la contraparte, también muy acertada, de Montserrat Seró. Del mismo modo, en el grupo de los Jets el liderazgo de Jarrett Ott fue muy bien secundado por sus compañeros en la escena con el inspector, cuya parte hablada interpretó el propio Dudamel. En cambio tuvieron una entrada extrañamente dubitativa en el complejo número de conjunto que se desarrolla alrededor de la melodía de "Tonight".
Detalles, siempre detalles, que el crítico debe consignar porque ese es su trabajo. Del mismo modo la cortesía obliga y no hay mejor resumen de la velada que el de que el público lo pasó en grande y no solo porque fuera predispuesto a ello sino porque tuvo muy buenos motivos para hacerlo.

Fotos: © David Ruano