© Clärchen Baus
Un Falstaff triunfal
Bruxelas. 21/09/2025. Teatro Real de Bruxelas. Verdi: Falstaff. Sir Simon Keenlyside (Sir John Falstaff), Lionel Lhote (Ford), Marvic Monreal (Mrs Meg Page), Sally Matthews (Mrs Alice Ford), Daniella Barcellona (Mrs Quickly) y otros. Alain Altinoglu, dirección musical. Laurent Pelly, dirección de escena.
Con un entusiasmo contagioso, el estreno de Falstaff en el Teatro Real de La Monnaie de Bruselas este domingo 21 de septiembre ofreció una función lírica de absoluto regocijo, estrenando la temporada 25/26 bajo los mejores auspicios. Bajo la batuta centelleante de Alain Altinoglu y en la puesta en escena maliciosa de Laurent Pelly, esta coproducción con el Teatro Real de Madrid (de 2020) cumplió todas sus promesas, confirmando la vitalidad de la institución belga, ahora bajo la dirección de Cristina Schepelmann, pero con una programación heredada de la era de Peter de Caluwe (hasta diciembre de 2025).
En el foso, Alain Altinoglu insufló una energía frenética a la última y genial partitura de Giuseppe Verdi. Desplegó toda su sutileza, desde los pianissimi susurrados y aéreos hasta los tutti arrolladores, con una precisión rítmica que galvanizó a la Orquesta Sinfónica de La Monnaie. La música literalmente centelleó, subrayando con un humor constante las travesuras de la comedia shakespeariana.
Laurent Pelly, gran arquitecto de la risa y la poesía, firma aquí una puesta en escena que ya es histórica. Inspirándose en el universo de la Belle Époque y el music-hall, traslada la acción a un mundo de brasseries y boutiques de moda, donde la cerveza fluye a raudales y los corsés se aprietan a placer. Su genio reside en la gestión de una trepidante persecución, transformando el escenario en una ingeniería cómica de relojería. Las decorados, firmados por Chantal Thomas, son a la vez ingeniosos y evocadores, con muros que se deforman y puertas que surgen por todas partes, reflejando el mundo desmesurado y grotesco de Falstaff. Los vestuarios, también creados por Pelly, son un festival de texturas y colores, caracterizando a cada personaje con una precisión notable, desde el desaliñado embonbaje de Falstaff hasta los elegantes atuendos de las mujeres de Windsor. La escena del cesto de la ropa y el final en el bosque de Windsor son momentos de pura magia teatral, donde el movimiento perpetuo y la fantasía visual sirven a la perfección la esencia de la obra: la burla de las apariencias y el triunfo de la vida.
En el corazón de esta efervescencia, Sir Simon Keenlyside como Falstaff es simplemente magistral. Mucho más que un simple bufón, encarna al caballero con una humanidad y una inteligencia dramática raras. Su voz de barítono, de una nobleza y una belleza intactas, matiza cada palabra con una expresividad formidable. Es vanidoso, patético, astuto y finalmente filósofo, ofreciendo un retrato de una profundidad y una comicidad inolvidables. Lo rodea un reparto de primer nivel, sin la más mínima debilidad.
Sally Matthews (Alice Ford) se rafirma aquí como una soprano de considerable presencia vocal, radiante en escena, liderando la conspiración femenina con una autoridad jubilosa. Benedetta Torre (Nannetta) hechiza con su timbre aéreo y suave, especialmente en el famoso dúo de amor del último acto, una pura maravilla de poesía. Daniela Barcellona (Dama Quickly) impone su estatura y su voz de contralto de un timbre único, su 'Reverenza' siendo un modelo de humor sutil y compromiso vocal.
La joven mezzosoprano maltesa Marvic Monreal caracterizó a una Meg Page de encanto pícaro y una notable presencia vocal, y su timbre cálido y bien proyectado se fusionó a la perfección en los magníficos ensembles con sus compañeras. Su interpretación, plagada de miradas de complicidad y una discreta malicia, contribuyó plenamente al dinamismo y al humor de este día de locas venganzas.
En el lado masculino, el joven tenor ucraniano Bogdan Volkov (Fenton) hace valer un tenor lírico de timbre aterciopelado, de una elegancia refinada. Mikeldi Atxalandabaso (Bardolfo) y Patrick Bolleire (Pistola) forman un dúo de compadres hilarante y vocalmente sólido. El excelente barítono valón Lionel Lhote (Ford) está magnífico en su papel de celoso contenido; su monólogo 'È sogno?' fue un momento de gran intensidad dramática, servido por una bella voz de barítono, con un registro medio poderoso. Mientras tanto, John Graham-Hall aparece con la voz muy desgastada en el afortunadamente episódico papel del Dr. Cajus.
El público brindó un merecido triunfo al espectáculo, impaciente por descubrir lo que vendrá bajo la dirección de Christina Scheppelmann, pero sobre todo, encantado de haber asistido a un Falstaff tan redondo, donde el genio de Verdi se encontró con un equipo de artistas simplemente perfecto.
Fotos: © Clärchen Baus
