© Javier del Real | Teatro de la Zarzuela
Dinerito, dinerito…
Madrid. Teatro de la Zarzuela. 21/11/2025. E. Arrieta: El Potosí Submarino. Misisipí: Manel Esteve (barítono). Celia: Carolina Moncada (soprano). Cardona: Alejandro del Cerro (tenor). Perlina: María Rey-Joly (soprano). Coralina: Mercedes Gancedo (soprano). Príncipe Escamón: Juan Sancho (tenor). Pale-Ale: Rafa Castejón. Caracolina: Marina Fita Monfort. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro titular del Teatro de la Zarzuela. Ivan López Reynoso, dirección musical. Rafael R. Villalobos, dirección de escena.
El Teatro de la Zarzuela ha querido recuperar la zarzuela El Potosí Submarino de Emilio Arrieta y, para ello, ha contado con uno de nuestros jóvenes directores de escena más prometedores y con más carrera internacional: Rafael R. Villalobos. La obra original habla de buscavidas, lumpen, y algo quizá muy típico nuestro: el querer enriquecerse a toda costa de forma fácil y rápida. Y el director sevillano ha tenido la feliz idea de trasladar la acción a un año muy concreto: 1993, el posterior a todos los fastos que acontecieron en nuestro país. Época llena de contratos millonarios, adjudicaciones dudosas, y control poco estricto del gasto público. Año de ‘pelotazos’, catetismo ‘mamá chicho’, alcaldes y alcaldesas corruptos y bastante ‘personajes’, y obsesión por el dinero.
Para ello, Villalobos ha cambiado los textos hablados y ha creado otro propio lleno de referencias a personajes y sucesos de ese año, con pinceladas aquí y allá hacia otros asuntos que en momentos no ayudan a centrar la obra, creando una cierta dispersión. Quizá en una hipotética futura reposición de la obra, no estaría de más recortar y revisar algún que otro diálogo teniendo en cuenta, además, que la obra en la actualidad, según se ha previsto, supera las tres horas de duración.
La apuesta es arriesgada, y el montaje es inteligente y permite hacer sonreír en bastante ocasiones sobre todo viendo el comportamiento de personajes que, sin decirlo, presenta y caricaturiza (el de Rita Barberá a la cabeza) y consigue, en un segundo acto estupendo, levantar el vuelo en su constante sucesión de ‘locura’ aunque siempre bastante controlada. Lástima que el primero quede más romo y plano, aunque en el tercero, y a pesar de un inicio que sobra, consigue rematar el espectáculo con un final en punta muy sagaz y con el mensaje apropiado. Hay que destacar también, que es un montaje que recicla la mitad de los elementos escenográficos y de vestuario con fondos del Teatro de la Zarzuela, ojalá esta idea de sostenibilidad se empiece a extender por los distintos coliseos operísticos.
En cualquier caso, la ocasión ha servido para hacernos descubrir una obra de Emilio Arrieta que musicalmente vale la pena, llena de buen oficio y maneras, de inspiradas melodías, con bastantes coros notables, y con números llenos de gracia y espontaneidad.
Manel Esteve dio vida al protagonista, el timador Misisipí, y volvió a demostrar su valía y su timbre recio y cautivador. Su prometida en la ficción, Carolina Moncada con su voz grata y bien emitida dio buena cuenta del personaje de Celia, y el antiguo amante de ésta, Cardona, fue cantado por Alejandro del Cerro con justeza y propiedad. Muy bien el tenor Juan Sancho sobre todo en su canción de la rana, cantando al Príncipe Escamón. Más ajustada vocalmente Mercedes Gancedo que María Rey-Joly cantando sus personajes de Coralina y Perlina respectivamente, aunque las dos se desenvolvieron perfectamente en escena; e impecables el resto del reparto destacando a Rafael Castejón haciendo de Pale-Ale.
Ivan López Reynoso dirigió con precisión y un toque de finura muy de agradecer a una Orquesta de la Comunidad de Madrid que, ya desde el primer número con los atinados saltos en octava de los violines sonó más cuidada y refinada tímbricamente que en otras ocasiones. Magnífico el Coro Titular del Teatro de la Zarzuela en sus numerosas intervenciónes.
