Rene Jacobs 

Pasión por la voz

Barcelona. 10/04/2017, 20:30 horas. Palau de la Música Catalana, ciclo Palau 100 Bach. RIAS Kammerchor, Akademie for Alte Musik Berlin. J. Prégardien, tenor (Evangelista), J. Weisser, bajo (Cristo), S. Im, soprano, K. Hammarström, contralto, B. Schachtner, contratenor, M. Hong, bajo, J. de la Paz Zaens, bajo. R. Jacobs, director. 

Un verdadero lujo no ya el ciclo Palau Bach, sino la serie de Pasiones Según San Mateo que se pueden ver en el Palau de la Música Catalana cada año por Semana Santa. Si el año pasado, se pudo disfrutar de la lectura siempre profunda y elegante del gran Sir John Eliot Gardiner, este año ha sido el siempre teatral y vigoroso René Jacobs quien ha ofrecido su personal lectura de esta obra magna. A estas alturas y con la temporada 17/18 del Palau ya pública, ya se sabe que en el 2018, será Marc Minkowki quien llevará las riendas de la Pasión Según San Mateo bachiana, frente a sus inseparables Musiciens du Louvre, en la que será, sobre el papel, la cita de la Semana Santa barcelonesa ese futuro mes de marzo.

Un privilegio pues poder encontrar estos planteles, con nombres de la talla de Gardiner, Jacobs o Minkowski, porque más allá de filias o fobias, sus lecturas y puntos de vista enriquecen el conocimiento del público que puede adentrarse en este milagro bachiano con unas interpretaciones siempre estimulantes, servidas por las mejores agrupaciones de coro y orquesta de hoy en día, ofreciendo una experiencia crisol única para los afortunados espectadores de la Ciudad Condal. ¡Felicidades a la programación artística del Palau por este logro!

René Jacobs, por su pasado como contratenor, su carrera operística y de oratorio y su feliz paso al otro lado del podio, es reconocido y admirado por sus lecturas. Siempre con un sello de originalidad, teatralidad y desmenuzando el texto con la palabra, el canto como epicentro del drama y una pureza de la búsqueda del sonido coral y solista de radiante resultado. 

La disposición presentada del coro en primer plano, con los solistas delante del coro separados a ambos lados del podio del director y con la orquesta igualmente detrás de cada coro, ya ofreció una vistosa elección de la lectura que Jacobs hace de esta Pasión. Una Pasión centrada en el canto, pero no en su espectacularidad, sino en el refrescante uso del texto y su maravillosa orquestación firmada por Bach con el magisterio de un compositor en el cenit de su madurez creativa. Jacobs supo escanciar las casi tres horas de la obra con un inteligente uso de los tempi, incidiendo en momentos clave, con la complicidad absoluta de coro, orquesta y solistas. 

Hablar del RIAS Kammerchor es sinónimo de resplandeciente calidad, homogeneidad de sonido, pureza de emisión y equilibrio, una combinación de perfección acústica que hipnotiza al espectador desde esos magníficos ocho minutos iniciales del Coral Kommt, ihr Töchter, helft mir klagen. 

Jacobs hace participar a los solistas en las partes corales, de manera que la inmersión e implicación de solistas y coro reincide en una comunión vocal de irresistible acabado. Ejemplos de esta felicidad interpretativa, el coral Herzliebster Jesu, el carácter devocional y perfecto equilibrio del coral Erkenne mich, el sonido que poco a poco se fue apagando en el coral final de la primera parte, O mensch…la sonora beatitud de Befiehl du deine Wege, o el impactante dramatismo de Lass ihn kreuzigen! Prácticamente cada intervención coral fue sinónimo de belleza y sonido inmaculado. Solo el calor sofocante de la sala en la segunda parte empañó un final que sonó a liberación.

Otro tanto si hay que reseñar las prestaciones orquestales de la Akademie für Alte Musik Berlin, que, si querer menospreciar el trabajo al podio de Jacobs, pareció no necesitar de las indicaciones del maestro belga, pues con las propias de tempo y gestos de su concertino, un excelso Bernhard Forck, sus impecables instrumentistas levantaron el edificio sonoro monumental y perfecto que es esta Pasión bachiana si parangón.

El trabajo de René Jacobs a la batuta no puede obviarse, la suya es una lectura viva, no tanto en el coral inicial que sonó mayestáticamente soñoliento, sino más bien con los solos de los protagonistas, con un personal criterio a la hora de marcar y perfilar el drama. Su trabajo consistió en ensamblar las formidables formaciones corales y orquestales, con el manejo del tempo en los solos y una gestualidad característica que si bien puede parecer muchas veces equívoca, el brillante resultado lo avala como médium musical de categoría.

El equipo de voces solistas fue en general impoluto, pero cabe mencionar el radiante Evangelista de Julian Prégardien. Si bien no hizo olvidar el magnífico trabajo de Mark Padmore el año pasado con Gardiner, premio de la crítica en la que participó Platea Magazine, Prégardien fue como un rayo de luz vocal en medio de las tinieblas de una historia de Pasión y sacrificio, donde su timbre claro y meloso, cinceló la historia con una claridad expositiva dulce y preclara. Cantó siempre sin partitura, de memoria, y con una extraña mezcla de identificación teatral extática, con la mirada perdida y un personal magnetismo que lo convirtieron en el solista de la velada. Claridad de timbre, articulación impecable, su solo de tenor con coro: O Schmerz! mostró además a un cantante con proyección, dramatismo y calidad vocal quien apunta a ser un interesante Tamino, papel que ya ha interpretado y volverá a hacerlo esta temporada. 

Johannes Weisser como Jesús firmó una interpretación impecable pero falto de cierto carisma, eclipsado claramente por la luz vocal del Evangelista de Prégardien. Demostró un agradable color en su registro medio grave en recitativos como en Der mis der Hand, y un buen uso de los reguladores para resaltar un agradable timbre terso de bajo-barítono en su aria Gerne will ich mich bequemen, pero se echó en falta profundidad y color oscuro en su interpretación solista como bajo en el Komm, süsses Kreuz. Tampoco destacó en la preciosa Mache dich, mein Herze, rein, donde la frugalidad de la orquestación y un sonido excelso por parte de la Akademie, dejo su aria en un pálido testimonio de la inspiración bachiana.

El tercer solista que destacó entre el ramillete de los protagonistas fue el contratenor Benno Schachtner, quien con una voz bien impostada, timbrada y sonora, fue el encargado de interpretar el inolvidable Erbarme dich. Con un color que jugó a una entonación irreal y un timbre ascético, bordó una lectura más espiritual que humana. A pesar del nombre y su reconocida carrera, fue algo decepcionante las prestaciones de la coreana Sunhae Im, pues sus solos sonaron irregulares. Desde un adecuado y bien articulado Ich will dir mein Herze schenken, donde su uso de la voz como un instrumento más de la orquesta fue modélico, a quedar algo eclipsada en su duo con Schachtner en So ist mein Jesus nun gefangen, a pesar del buen empaste de ambas voces, o lo deslucido que resultó su Aus liebe, final con sonidos metálicos y opacos.  Entre el resto destacó la aria solista de la soprano Anja Petersen, el Blutte nur, quien supo jugar con lo fijo del sonido de su voz con penetrantes agudos reincidiendo en el texto con efectivo dramatismo. 

Una gran velada bachiana que fue la mejor puerta de entrada a una Semana Santa musical este año tardía que casi se solapa con la festividad de Sant Jordi.  La pasión vocal de René Jacobs tendrá en este próximo lunes 24 de abril su alter ego operístico con su próxima visita al Palau de la Música Catalana. Será con su lectura mozartiana del Così fan tutte, en la que por supuesto también habrá reseña en Platea Magazine.