Carmen Sabadell Manresa 

Una Carmen cinematográfica

Sabadell. 03/05/2017. Teatre de la Faràndula. Bizet: Carmen. Laura Vila (Carmen); Enrique Ferrer (Don José); Maite Alberola (Micaëla); Toni Marsol (Escamillo); Juan Carlos Esteve (Zúñiga); Beatriz Jiménez (Frasquita); Assumpta Cuní (Mercédès); Albert Cabero (Morales); Joan Garcia-Gomà (Dancaïro); Jordi Casanova (Remendado). Dir. escena: Carles Ortiz. Dir. musical: Santiago Serrate.

Para cerrar la temporada de los Amics de l’Òpera de Sabadell que dirige Mirna Lacambra, reapareció  la éxitosa y original producción que crearon hace pocos años el equipo formado por Carles Ortiz y Jordi Galobart, visiblemente restaurada y abrillantada y con el vistoso vestuario realizado por Manolita Benavides. En la línea continuamente ascendente que están logrando desde hace varios años los Amics de l’Òpera de Sabadell,  esta iniciativa es importante para Cataluña porque llevará a varias ciudades del Principado esta original versión  de Carmen, que es uno de los grandes títulos del repertorio  operístico,  un servicio impagable que realiza la entidad en pro de la lírica, acercándola a núcleos urbanos que rara vez tendrían acceso a producciones de ópera importantes realizadas con toda propiedad y con cantantes de calidad.

Por supuesto que en el caso de Carmen estas expectativas se cumplen plenamente, y además, dentro de la moderada “innovación” escénica que proponen Ortiz y Galobart, también acostumbran al público “de provincias” a una de las tendencias actuales de la presentación operística, buscando otros ángulo y otros puntos de vista a la amtigua narración de Mérimée, que ya en su día fue alterada por los libretistas Meilhac y Halévy en grado bastante importante. 

Prosper Mérimée (1903-1870) fue un reputado hispanista francés del siglo XIX pero además inspector de monumentos históricos franceses y también especialista en temas rusos. En España trabó amistad con la condesa de Teba, madre de Eugenia de Montijjo, que fue quien le narró la leyenda de la gitana Carmen, que Mérimée convirtió en novela, atraído por el “exotismo” que creyó ver en el mundo andaluz, en un momento en que los temas exóticos estaban empezando a adquirir una gran fuerza en Francia, impulsados por las aventuras coloniales del país. Sólo una parte de la narración fue recogida por los libretistas Meilhac y Halévy, y Bizet echó el resto sacando de fuentes diversas las más notables características de la música española incluyendo la famosa habanera “El arreglito”, del compositor vasco Sebastián Yradier (o Iradier) (1809-1865) que había sido, curiosamente, profesor de canto de Eugenia de Montijo en París. 

En todo caso, Bizet relizó una curiosa mezcla de música que parece de honda raigambre hispánica, con otros elementos de la opéra-comique (como el quinteto de contrabandistas o el sexteto del tercer acto). Una leyenda falsa atribuye la muerte de Bizet al disgusto que le produjo el fracaso de Carmen, pero la cronología, enemiga de las fantasias historicistas, nos indica que cuando murió Bizet de un cáncer de garganta (3-6-1875), Carmen se seguía representando en la Opéra-Comique en pleno éxito.

Pero vayamos a la reciente función de Sabadell. Laura Vila, la magnífica mezzosoprano que ya ha cantado destacadísimos roles en  esta entidad  (recordemos su Amneris de Aida, su Adalgisa de Norma y, fuera de este circuito, su Favorita del  año pasado), no tiene mucha “pinta” de Carmen, ni por su físico ni por su carácter, pero ha asumido el rol con una competencia absoluta y ha triunfado del todo en la experiencia. La voz, llena y sólida, le ha permitido  brillar en las diferentes intervenciones del personaje (que ya en el primer acto son muy comprometidas) y en el segundo acto bailar con las castañuelas,  algo que algunas grandess profesionales de la ópera  (Agnes Baltsa, Maria Ewing) no han sido capaces de hacer. Su tensa escena de la muerte ha resultado también intensa y espectacular, con una mezcla de valor y convicción que nos dejó admirados. 

También Enrique Ferrer se ha ido superando en el papel tan poco glorioso como difícil de Don José, presentado en la ópera como un católico-apostólico- romano que sufre casi más por su “salvación” que por el amor de la propia Carmen. Ferrer fue creciéndose en sus diferentes intervenciones e hizo una exhibición de violencia de la desesperación que rayó a gran altura en la función. El reparto contó con el lujo inmenso de la Micaëla  de Maite Alberola, que cantó con una voz bellísima y se movió convincentemente en sus escenas; sólo tenemos que lamentar que Bizet no fuese más generoso con ese personaje, cuya intervención estelar fue, naturalmente, el aria del tercer acto. 

Simpático y bien situado el Zúñiga del excelente bajo Juan Carlos Esteve, eficaces las amigas de Carmen (Beatriz Jiménez y Assumpta Cuní), bien presentes y divertidos Joan Garcia-Gomà y Jordi Casanova, la pareja semi-cómica del reparto, y sensacional como  siempre Toni Marsol en el papel del “torero”, cuya famosa aria de entrada resulta  “criminal” (demasiado grave para  barítono,  demasiado  alta para bajo), pero que él cantó impecablemente, como todo el  resto de su actuación. El coro funcionó con la solvencia que sabe infundirle el maestro  D. M. Gil de Tejada y el coro infantil, de la Agrupació  Pedagògica de Sant Nicolau, evolucionó muy bien y cantó en un francés bastante digno, de modo que la función –que en esta producción tiene un final “hollywoodiense” tan bien realizado, resultó satisfactoria para todos,  como lo fue también la pulcra labor de Santiago Serrate al frente de la Orquestra Simfònica del Vallès.  El público, que llenaba la sala, aplaudió prolongadamente la función.