Rent 

Veinte años de alquiler

Barcelona. 30/01/2016. Casino L’Aliança del Poble Nou. Larson: Rent. Nil Bofill, Mark Cohen. Víctor Arbelo, Roger Davis. Mireia Òrrit, Mimi Marquez. Xavi Navarro, Tom Collins. Albert Bolea, Angel Dumott Schunard. Anna Herebia, Maureen Johnson. Queralt Albinyana, Joanne Jefferson. Roger Berruezo, Benjamin Coffin. Coreografía: Oscar Reyes. Director musical: Miquel Tejada. Director de escena: Daniel Anglès.

Parece mentira, pero hace ya veinte años que Rent, el musical creado por Jonathan Larson, irrumpía en Broadway y en las vidas de los aficionados a los musicales con esa fuerza que solo los acontecimientos verdaderamente únicos poseen. Estrenado primero en el off-Broadway, en un pequeño teatro de ciento cincuenta localidades, pronto su enorme popularidad hizo que se mudase a un teatro más grande, ya en Broadway, donde se representó durante más de diez años. El hecho de que su autor, Jonathan Larson, muriese inesperadamente el día en que se iban a iniciar las representaciones de aquella primera pequeña producción contribuyó sin duda a acrecentar la leyenda de Rent, que arrasó en los Tonys de aquel año, ganando incluso el premio Pulitzer, algo que muy pocos musicales han logrado. 

Exactamente veinte años después de aquel estreno (26 de enero de 1996, y por lo tanto, veinte años después de la muerte de Larson), vuelve Rent a los escenarios españoles, en este caso el del pequeño y encantador Casino L’Aliança del Poblenou de Barcelona, y su vuelta no puede ser más bienvenida.

Rent transcurre en el Nueva York de los noventa, en un barrio empobrecido donde un grupo de artistas lleva una vida bohemia, siempre bajo la amenaza de ser desahuciados por no pagar el alquiler, y siempre también bajo la amenaza del SIDA. En medio de toda esa suciedad y violencia los protagonistas intentan sobrevivir, y no todos lo consiguen. Mark Cohen es cineasta, y filma sin guión a todos sus amigos, que a veces le acusan de quedarse al margen, actuando únicamente como testigo. Su compañero Roger es músico y acaba de salir de rehabilitación. Su vecina de arriba es Mimi, una bailarina heroinómana que baja a buscar una cerilla para encender una vela, pues les han cortado la luz, y surge la chispa. Los problemas con las drogas de ella y el pasado de él están en su contra, de manera que su relación será intermitente y tormentosa. Maureen, antigua novia de Mark, hace performances y mantiene una relación igualmente tormentosa con su nueva pareja, la abogada Joanne. Completa el grupo Tom Collins, profesor expulsado de la universidad que conoce a Angel, drag queen y percusionista callejera, quien como un verdadero ángel le ayuda cuando es atracado en plena calle. Las tres historias de amor, especialmente la de Roger y Mimi, centran la acción de la obra. Cualquier aficionado a la ópera habrá reconocido los rasgos principales del argumento de La Bohème, y es que Rent es una especie de actualización de la obra de Puccini, adaptándola al final del siglo XX. Las diferencias son obvias: parejas homosexuales, interraciales (en la versión original), sida en vez de tuberculosis, pero la historia sigue siendo la misma: lucha entre fidelidad a los principios y el acomodo y la complacencia del dinero fácil, y la lucha del amor por encima de los celos. 

El elenco que protagoniza esta producción es, como sucede siempre con Rent por el tipo de personajes que presenta, bastante joven, y derrocha un contagioso entusiasmo, muy dentro del espíritu de la obra. Resulta reconfortante comprobar el altísimo nivel medio del reparto en cuanto a técnica vocal y actoral, porque demuestra que se existe una cantera interesantísima. Nil Bofill es un Mark muy joven y pizpireto, vocalmente impecable y muy bien también como actor. Roger es Víctor Arbelo, espléndido en todos los aspectos, sobresaliente en lo vocal y potente como actor, magníficamente caracterizado. Mireia Òrrit es una Mimi sexy y provocativa, aunque tal vez a su interpretación le falte de principio algo de la debilidad que acabará marcando al personaje, y que debería ser más evidente desde el comienzo. Desde el punto de vista vocal es convincente, aunque tiene algún momento más flojo técnicamente. 

Xavi Navarro es un Tom Collins encantador, con un gran momento vocal y dramático en la muerte de Angel, la drag queen que se convierte en su ángel de la guarda personal, papel magistralmente interpretado por Albert Bolea, tan convincente vestido de hombre como arrebatador y divertidísimo vestido de mujer. A su brillante desempeño vocal hay que sumar sus dotes como bailarín, pues su gran número de presentación es un verdadero tour de force en ambos sentidos (bien también la coreografía de Oscar Reyes). Roger Berruezo es Benny, el antiguo compañero de bohemia convertido ahora por matrimonio en casero de sus amigos, a los que pretende desahuciar. Fuera de Cataluña es, probablemente, el rostro más conocido por su aparición en series de TVE, y demuestra, él también, tener una magnífica voz y muy buena presencia. 

Anna Herebia es Maureen, la performer que enloquece a hombres y mujeres. Tal vez le falte un poco de carisma en ese sentido, pero se desenvuelve con soltura. Su gran número es la performance que hace en protesta por los planes de Benny de cerrar el edificio, que a mi juicio se desliza demasiado hacia la comedia, pero está espléndida en el dúo con Joanne del segundo acto, “O m’acceptes o em deixes”. Joanne, Queralt Albinyana, se come literalmente la escena cada vez que aparece, y vocalmente es absolutamente apabullante, sin duda de lo mejor del reparto. 

El resto del elenco hace papeles menores dramáticamente, pero vocalmente igualan y en algunos casos superan a los protagonistas, y el sonido del ensemble al completo es espectacular. Fantástico también el grupo de instrumentistas, bajo la dirección musical de Miquel Tejada, inmejorablemente sonorizados. Debo confesar que en un primer momento creí que la música estaba pregrabada, hasta que localicé dónde estaban situados los músicos. Quizás una sala de tamaño medio como la del Casino L’Aliança hubiera necesitado en algún momento un volumen algo menor, pero en conjunto el sonido fue sobresaliente. 

La producción es fiel a las imágenes que tenemos de las primeras representaciones: andamios por los que los personajes suben, bajan, e incluso se deslizan en un par de momentos, estética callejera y pobre en general, un escenario y decorado único que va siendo matizado por elementos de atrezzo, y en el que los actores van creando diferentes rincones con la ayuda de la iluminación. Y todo sigue funcionando: el ritmo de la obra es fluido, resulta visualmente interesante y en ningún momento el público puede llegar a aburrirse. No puedo comentar con detalle la adaptación al catalán al no dominar completamente esa lengua, pero mi acompañante comentó que sonaba fluido, sin rimas ni acentos forzados. 

Dirige todo este gran elenco Daniel Anglès, que ya participó como actor en la primera producción española de la obra, obra a la que regresa ahora como director con el brillante resultado descrito, un entusiasta empeño que merece mejor suerte que las cuarenta representaciones previstas en principio. Que siga el alquiler.