musika musica2018 

Un año más, una fiesta

Festival Musika-Música 2018. Cuarteto Gerhard (1) con obras de I. Stravinsky y D. Shostakovich y Ainhoa Zubillaga (mezzosoprano), Coral de Bilbao y Orquesta Sinfónica de Galicia. Dirección musical: Andrew Litton (2), con obra de S. Prokofiev.

Un años más las distintas salas del Palacio Euskalduna  han recibido cientos de músicos dispuestos a hacer lo que mejor saben, es decir, hacer música en torno a un eje programático que este año ha sido el de Música de entreguerras. Un periodo de apenas dos décadas y que, sin embargo, provocó junto al desvanecimiento de una forma de entender la vida política y económica por los cambios habidos tras la Revolución Bolchevique (1917) y tras el fin de la Primera Guerra Mundial (1918) el inicio de un proceso de transformación en el arte y en la música que aun desconcierta a muchos aficionados y que se acentuará tras la gran debacle política, económica y ética que supuso la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Frente a los músicos un público ávido por caminar –cuando no correr- de una sala a otra por no pederse el próximo concierto elegido, cruzándose con un joven que transporta su fagot a la sala que le corresponde, es decir, m´suica clásica por todos los poros. Música de cámara, sinfónica, coral, conciertos con solista,… el festival Musika-Música hace todo tipo de propuestas para satisfacer todo tipo de deseo y curiosidad y sacudir legítimamente la tendencia acusada a la comodidad que –casi- todos tenemos.

Los conciertos apenas duran 45 minutos como máximo de modo que cada uno gestiona sus ganas, su economía y su disponibilidad como a buen entender tiene. Un servidor aprovecho su obligada visita el domingo al mediodía para poder disfrutar esa misma tarde de dos conciertos muy interesantes y distintos. Por un lado el insultantemente joven Cuarteto Gerhard catalán que nos ofrecio una excelente versión de las experimentales Tres piezas para cuarteto de cuerda, de Igor Stravinsky, un pequeño recorrido de apenas siete inutos por las posibilidades sonoras de la formación clásica y que permite al grupo la demostración de sus habilidades técnicas. En la segunda parte el Cuarteto nº 3 en fa mayor, op. 73 de Dimitri Shostakovich, un juego de contrastes entre el danzable inicial, la serenidad de los movimientos centrales y un movimiento conclusivo lleno de tristeza y calma. Una lectura jovial y académica del Cuarteto Gerhard que levantó los aplausos del centenar de personas presente. 

En apenas media hora y a unos doscientos metros, en el auditorio principal y con un lleno envidiable, la Orquesta Sinfónica de Galicia en compañía de la Coral de Bilbao y con la extraordinaria participación de la mezzosoprano donostiarra Ainhoa Zubillaga se nos ofreció una lectura atenta de Alexander Nevsky, op. 78, de Sergei Prokofiev. La apuesta de Andrew Litton fue por la cierta contención pues la tentación del exceso de volumen siempre está muy presente en obras de este tipo y en este caso, quizás con excepción del movimiento final, se apostó por una lectura más sosegada y menos efectista. Lástima de las pifias iniciales de la trompeta porque luego todo caminó con más acierto.

La Coral de Bilbao, con sus cien componentes ofreció una versión adecuada, llena de fuerza en los momentos más patrióticos y heroicos y con un final rotundo. Notable Ainhoa Zubillaga en su breve intervención, demostrando saber estar y saber cantar con una voz de color y estilo adecuados. La reacción del público fue de auténtico delirio con aplausos intensos dirigidos sobre todo al grupo coral.

Estos dos son solo pequeños ejemplos que recoge este cronista pues pudo vivirlos en directo pero desde el jueves a la tarde y hasta bien oscurecido el domingo los conciertos se sucedían uno tras otro hasta un total de 66, cobrando protagonismo compositores como Bela Bartok, Dimitri Shostakovich, Igor Stravinsky, Sergei Prokofiev, Sergei Rachmaninov, Maurice Ravel y otros tantos situados en la misma banda temporal. 

Es decir, Musika-Música ha apostado por un grupo de compositores que aun han de caminar por las salas de conciertos pidiendo casi permiso para ser considerados grandes de la Historia de la Música. Es de agradecer una apuesta de este tipo. Ya al medidía, y por mencionar un pequeño ejemplo, en una de las actividades paralelas a los conciertos y donde un servidor presentó y moderó un coloquio en el que participaron Judith Jáuregui (pianista), Lina Tur (violinista) y Nadége Rochat (violoncelista) se reivindicó desde el conocimiento de los artistas la trascendencia de la obra de Bela Bartok, situándolo a la altura de los más grandes y sin prejuicio alguno. 

Y es que Musika-Música es mucho más que oír música; es compartir experiencias, es convertirse en puntual tertuliano en un grupo en el que quizás no conoces a casi nadie; es poder debatir con los artistas de aquellas cuestiones que nos interesan a los aficionados, como es la situación de la enseñanza musical, la necesidad de abrirnos a nuevos repertorios y nuevos públicos, las últimas razones de la elección de un programa, etc., es decir, temas que nos interesan a todos pero que Musika-Música posibilita que se hablen entre muchos y muchas veces.

Nada más terminar esta edición ya se ha anunciado el eje que vertebrará la edición de 2019: Londres-Nueva York, con presencia predominante de compositores como Benjamín Britten, Aaron Copland, Gustav Holst, Leonard Bernstein, Ralph Vaugahn Williams y otros que complementarán perfectamente el predominio centroeuropeo y eslavo de este año. Solo puedo garantizarles que Platea Magazine hará un esfuerzo por volver a disfrutar de esta fiesta de la música clásica.