24horas mintiendo viana javier del real

Vivan los que ríen

Madrid. 03/07/19. Teatro de la Zarzuela. Alonso: ¡24 horas mintiendo! Gurutze Beitia (Casta). Jesús Castejón (Casto). Enrique Viana (Amo Lolo). Estíbaliz Martyn (Totó). Ángel Ruiz (Fernando). Cecilia Solaguren (Laura). José Luis Martínez (Bombardino). Mario Martín (Fileto). Nuria Pérez (Charito). Joselu López (Ricardo). María José Suárez (Magdalena). Raffaela Chacón (Ramona). Luis Maeso (Fernandito). Nuria Castejón, coreografía. Carlos Aragón, dirección musical. Jesús Castejón, dirección de escena.

En el Teatro de la Zarzuela, a día de hoy, sobran los motivos para reír. Tras las últimas noticias que han tenido lugar alrededor de una trama que, por parte de algunos actores implicados, bien podría haberse enmarcado bajo un título tan sugerente como ¡24 horas mintiendo!, en el que de lo primero que aparece, es un político mentiroso. Nada mejor que una comedia para celebrarlo, que tantas risas despierta, del mismo modo que lo hacen las declaraciones, ahora, de quien pretendía absorber y en cierto modo privatizar y a priori devaluar el Teatro de la Zarzuela.

Tras títulos más fallidos como Enseñanza libre o La gatita blanca, de Giménez y Vives respectivamente, de la acertada opereta El cantor de México o la también alonsina Luna de miel en El Cairo, Daniel Bianco, director de la Zarzuela, prosigue con su intención de dotar de una nueva vida a la revista y la música más ligera que tomó el relevo de la zarzuela. "La necesidad de lo superfluo", que dicen en estas 24 horas. Para ello ha llamado a un hombre que ha mamado el escenario, literalmente: Jesús Castejón, a cuyos padres aún recordamos (y recordaremos), mismamente en la anterior producción de la Zarzuela: La tabernera del puerto. Castejón es, pues, un hombre teatro. Conoce sus recursos, sus necesidades y sus trucos y con ello, junto ahora sí, a una versión libre muy acertada de Alfredo Sanzol, se construye una comedia que entretiene, que tiene pulso y vida... y que hace reír... embebida además de mucho, muchísimo teatro, que disfrutarán aún más quienes se dedican a ello, viéndolo desde las butacas, o a quienes lo aman de veras, con contínuas referencias que van desde Lorca a Sófocles. 

Todo ello es llevado con maestría por un trío de actores que encandilan, empezando por el propio Castejón. Viéndole a la par que termino la primera temporada de Vis a Vis (voy tarde, lo sé, pero no se puede llegar a todos lados al mismo tiempo), donde interpreta al antagónico Inspector Castillo, no hay sino que quitarse al sombrero ante él. Le sigue Gurutze Beitia, quien a tenor de los resultados (en su línea de éxitos en la Zarzuela), es una suerte que sustituya a la prevista Yolanda Ramos. Pocos tienen la capacidad aparentemente orgánica de Beitia para hacer reír. Y hacer reír, ya lo saben, es harto difícil. Sumado a sus dotes como cantante, nos regala un personaje, el de Casta, redondo, intachable. De veras hay que agradecer tanto encontrarse con gente de teatro en el teatro...

De mucho teatro y muy de teatro es también Enrique Viana. Todos los sinsabores que quien escribe ha podido tener anteriormente con sus actuaciones, se esfumaron, se me olvidaron en cuanto puso un pie en el escenario. Como Amo Lolo, que es un personaje prácticamente reinventado, empezando por el cambio de sexo que sufre del original, erige el colmo de sí mismo. Y es espectacular. Esta vez no hay frase que no sea certera, que no se clave en el nervio de la risa. Quizá con Viana el truco sea ese, hay que disfrutarlo en su exageración, rebosante de sí mismo. Hace, deshace y brilla, con un número, sombrero a lo Carmen Miranda incluido, que es el colofón de toda la obra. 

Completan el reparto, donde se comenzó de forma algo envarada y tendente al grito, pero que va a más y pronto encuentra su sitio, un plantel de actrices y actores entregados a las tablas. Ángel Ruiz es ya un privilegio y una garantía para la Zarzuela, acompañándole Cecilia Solaguren en una pareja de argentinos histriónica y bienhumorada. Sumar el bienhacer de las parejas José Luis Martínez y María José Suárez, así como la de Mario Martín y Raffaela Chacón.

Las parejas de novios enamorados, muchos de ellos provenientes de proyectos jóvenes del Teatro de la Zarzuela, mostraron unas voces, por proyección, impostación, color... más válidas para el musical con amplificación que para este tipo de teatros, aunque cumplieron igualmente su labor. La batuta de Carlos Aragón hizo sonar en demasía forte a la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Brusca y gruesa, quizá culpable por ello de esa tendencia al grito. Y envidiable labor la del grupo de bailarines, que además se defendieron cantando apreciablemente, excelentemente guiados por Nuria Castejón.

Qué la vida está para reírla, y esta gente lo sabe, es evidente. Si no puede acercarse a las funciones restantes, podrán disfrutarles, de forma gratuita y en directo, a través del Facebook del Teatro de la Zarzuela el próximo 14 de julio.

Foto: Javier del Real.