PoppeaBerlin18 BerndUhlig

 

La pasión distante

Berlín. 01/12/2018. Staatsoper Unter den Linden. Claudio Monteverdi: L’Incoronazione di Poppea. Kangmin Justin Kim (Nerone), Katharina Kammerloher (Ottavia), Roberta Mameli (Poppea), Xavier Sabata (Ottone), Franz-Josef Selig (Seneca), Mark Mirlhofer (Arnalta), entre otros. Akademie für Alte Musik Berlin & Vocalconsort Berlin.  Escenografía: Jens Killian.Vestuario: Julia Rösler. Dirección de Escena: Eva-Maria Höckmayr. Dirección musical: Diego Fasolis.

La puesta en escena de Eva-Maria Höckmayr, cuya premier tuvo lugar en 2017, se desarrolla íntegramente en un suelo liso madera que se pliega para convertirse en pared e improvisado telón. Los juegos de iluminación, obra de Olaf Fresse y Irene Selka, proyectan sobre ella inmensas sombras o mutan su apariencia inicial de pan de oro, el material con el que se exaltaban el horror vacui en la época en el que la obra parece ambientarse esta lectura a tenor del vestuario de Jens Killian, de tibios aires contemporáneos en base barroca, nada nuevo por otra parte. Tres secciones circulares del susodicho pavimento rotan y confieren el único movimiento artificial que veremos en las tres horas de espectáculo, amén de la presencia constante de todos los interlocutores de la obra, pero por lo que allí acontece, poco más hace falta, algo que es decir mucho ante una base escénica (obra de Jens Killian) tan pobre en elementos.

La regidora alemana plantea una pareja de enamorados la mayor parte del tiempo distante, con extensos momentos en los que impera la razón frente la pasión, algo inusual para una Incoronazione, añadiendo elementos variopintos, como los tres hijos de la pareja imperial, a quienes la particular edición del texto proporcionará también sus propios números musicales. Höckmayr muestra por otra parte dos perfiles en cierto modo enfrentados, uno quizás demasiado ingenuo, como el momento en el que los protagonistas flirtean mientras Nerón da la mano a su todavía esposa. Otro descarado, al romper la convergencia entre pasión y música del famoso dúo final proponiendo una Poppea que cuestiona su triunfo, afligida no solo por un ya incipiente embarazo sino por comprobar que su pareja no iba a tardar ni dos minutos en volver a caer en las manos de Lucano, con el que por otra parte ya había accedido a un trío sin traba alguna. 

En cuanto al reparto destacar como la Poppea de Roberta Mameli llenó la platea de aspirantes a Nerón, con una delicada pero amplia voz, de caudal controlado y emisión brillante, un instrumento embriagado por la sensualidad escénica de un personaje que zarandeó su pasión sin reparos, ante una platea de cabellos níveos que no dudó en ovacionarla al caer el telón. Kangmin Justin Kim, quien supliría al inicialmente programado Max Emanuel Cencic, evidenció las cualidades de un instrumento adapto para la holgada tesitura que plantea Monteverdi, con un timbre cristalino, fraseo elegante y discurrir hábil en la coloratura en un Nerón andrógino que se dejó querer por las dos caras.

El Ottone de Xavier Sabata se mostró gestualmente tan rico como se esperaba, dominador de los afectos y los efectos cantables, si bien los derroteros por los que se conduce el personaje no provocan que el contratenor catalán pueda hacer gala del indiscutible valor de su instrumento, más ágil y convincente (para mi gusto) en un barroco más consolidado. Katherina Kammerloher resultó sin embargo una Ottavia de dificil asimilación. No se puede poner en duda su técnica, pero el instrumento se nos antoja corto para las capacidades dramáticas que requiere el personaje. Que un Addio Roma no conmueva es difícil, pero demostró que no es imposible. Mención especial necesaria a Mark Milhofer y su Arnalta, pues no sabríamos decir donde acaba el cantante y donde empieza el actor de león de Venecia, con una carga teatral difícil de encontrar en la escena operística.

El material musical con el que se rigió esta coronación, que incluía sinfonías y ritornelli de Frescobaldi, Cesti, Grandi o Cavalli entre otros, pertenece a la una edición expresamente creada por y para la formación I Barocchisti, liderada por Diego Fasolis en quien junto a Andrea Marchiol al clave, se soporta el peso musical esta propuesta. Pese a la apertura de la apuesta filológica la musical resultó estar casi un siglo más encorsetada de lo que Monteverdi precisa, que bien diríamos que es nada.