oedipe 2019 c sf monika rittershaus

 

Un clásico revisitado 

Salzburgo. 14/08/2019. Festival de Salzburgo. Enescu: Oedipe. Christopher Maltmann, John Tomlinson, Vincent Ordonneau, David Steffens, Anaïk Morel, Ève-Maud Hubeaux y otros. Dir. de escena: Achim Freyer. Dir. musical: Ingo Metzmacher.

El Oedipe de George Enescu es una obra tan fascinante como infrecuente. Raramente escenificada -nunca antes en Salzburgo, por ejemplo-, es sin duda la obra maestra de este compositor rumano, cuyo catálogo es poco popular más allá de las dos consabidas rapsodias. El Festival de Salzburgo, dirigido actualmente por Markus Hirtenhäuser, ha tenido ha bien subir a las tablas de la Felsenreitschule una nueva producción de este Edipo, firmada por el artista plástico Achim Freyer, cuyo singular universo estético se presta a un sugerente maridaje con el relato mítico original, aquí en un libreto en francés de Edmong Fleg. 

El trabajo de Freyer -de una vitalidad asombrosa, a sus 85 años- no contribuye precisamente a simplificar el universo de significados y significantes que atraviesa esta obra. Más bien al contrario, lo redobla y lo multiplica casi hasta el infinito, de manera algo excesiva, pero no por ello menos sugerente. Su idea es un tanto extrema: caracterizaciones histriónicas y grotescas, empleo de máscaras por doquier, etc. Su caracterización de Edipo como un boxeador marca toda la representación con un tono extrañamente humorístico que sin embargo no desentona con el devenir de la acción. No es desde luego un enfoque canónico, pero nadie esperaba tal cosa tampoco cuando se confió a Freyer este Oedipe en la Felsenreitschule. El resultado, en cualquier caso, es sugerente, que es lo mejor que puede decirse de una propuesta escénica que es también, a su manera, una obra de arte plástico, casi una instalación artística.

En el foso una vez más la batuta de Ingo Metzmacher, una opción de absoluta garantía para este repertorio y un hombre de total confianza para el actual responsable artístico del Festival de Salzburgo. Sus apariciones en el Festival se cuentan por éxitos: Die Soldaten (2012), Gawain (2013), Fierrabras (2014), Die Eroberung von Mexico (2015). A sus órdenes los Wiener Philharmoniker sonaron nítidos, algo fundamental a la hora de exponer una obra tan poco ejecutada y que sonó aquí con una rica paleta de colores e inflexiones: hubo poesía, momentos vaporosos, escenas contundentes y pasajes escalofriantes. En suma, todo lo que se podía pedir para una primera aproximación a la obra, en la que todos (batuta, orquesta y público) descubrían de algún modo esta partitura de Enescu, casi como si de un estreno se tratara.

El papel protagonista estaba confiado al barítono británico Christopher Maltman, quien resuelve el reto con admirable arrojo e indudable valía. Es cierto que la parte, inmortalizada en CD por el irrepetible José van Dam, se presta mejor a los medios de un bajo-barítono que al instrumento de un barítono tout court. Pero el grave de Maltman es sólido y rico en colores, por lo que no fue óbice para el feliz resultado final, que solo cabe calificar de excelente. No es nada fácil manejar la singular prosodia que Enescu destila en torno al texto en francés del libreto y Maltman logró plegarse a ella con admirable maestría y sorprendente naturalidad. Del resto del reparto hay que destacar el denodado trabajo de Ève-Maud Hubeaux como La Sphinge y la contundencia del veterano John Tomlinson como Tirésias.