SavallPalau 1

Albrícias músico-cervantinas

Barcelona. 22/4/16. Sala del Marqués de Comillas de Les Reials Drassanes. Las Músicas de Cervantes y "El Quijote". Francisco Rojas, recitador. La Capella Reial de Catalunya. María Cristina Kiehr y Adriana Fernández, sopranos. David Sagastume, contratenor. Víctor Sordo y Lluís Vilamajó, tenores. Furio Zanasi, barítono. Daniele Carnovich, bajo. Hespèrion XXI. Jordi Savall, dirección. 

Feliz conjunción astro-musical la de este programa, ideado por Jordi Savall, para conmemorar en este sonado año Cervantes, el 400 aniversario de la muerte del genial escritor. Marco incomparable, la de la Sala del Marqués de Comillas, ampliación de las naves góticas del s.XVII, de la Reales Atarazanas de Barcelona, en el actual Museo Marítimo de Barcelona. En este marco de grandeza histórica se ofreció este concierto que fue una travesía musical por la vida en paralelo de Miguel de Cervantes, las andan-zas de Don Quijote, recitadas por el actor Francisco Rojas y salteadas por más de una veintena de piezas musicales escogidas por Jordi Savall e interpretadas con la pulcritud y el estilo de los conjuntos instrumentales Hespèrion XXI y las voces solistas de la Capella Reial de Catalunya. La propuesta se cristalizó con teatralidad y la recreación de una ambientación histórica que hicieron volar la imaginación del numeroso público congregado. La inmersión musical fue muy estimulante, con las piezas instrumentales con solistas de la calidad del salterio y el arpa de Andrew Lawrence-King, el gran Driss el Ma-loumi, quien con el evocador sonido del oud cantó una de las piezas cúspide de la velada, un lamento morisco anónimo lleno de melancolía, y por supuesto la viola de gamba del maestro Savall, quien con su arco fue indicando entras y tempi a la vez que interpretó con majestuosidad en todas las piezas en que participó.

Solidez y gran complicidad con las piezas cantadas por parte de la Capella Reial de Catalunya, con las voces destacadas de los tenores Lluís Vilamajó y Víctor Sordo, especialmente, con piezas como el Madrigal: Oid, oid (…las buenas nuevas de Lepanto) de Joan Brudieu, el Romance de Abindarráez: Al campo sale Narvéz (anónimo/ Diego Pisador -1552-), la viveza de la seguidilla en eco (Danza cantada): De tu vista celoso (anónima), o los ritmos contagiosos de la Chacona (danza cantada): Un sarao de la chacona, recreando un imaginario baile protagonizado por un todavía danzón Don Quijote. El programa discurrió con la voz bien importada y fluida articulación del texto por el actor Francisco Rojas quien supo colorear los diversos personajes que fueron pareciendo vistiendo un recorrido histórico, explicado por fechas y hazañas, desde la Batalla de Lepanto, pasando por el periodo en el calabozo de Cervantes, la expulsión de los moriscos, la visita de Don Quijote a Barcelona, o la muerte de este último y su testamento. La recreación musical y ambiental fue un verdadero acierto, con el sonido siempre sedoso y evocador del grupo Hespèrion XXI, quienes interpretaron los solos instrumentales, de nuevo mención al solo con oud (Taksim) de Driss el Maloumi, en resumen un conjunto que brilló por su riqueza tímbrica y los ritmos siempre contagiosos de Jácaras, chaconas y danzas, sobretodo, pero también en los momentos recogidos como en el motete Pie Jesum Domine de Cristobal de Morales y el Versa est in luctum de Tomás Luis de Victoria finales. Una vez finalizado el concierto, Jordi Savall se dirigió al público y fiel a su discurso siempre comprometido exhortó a la injusticia de los emigrados en la Europa actual, entre los aplausos y ovaciones finales antes de regalar a modo de propina, una canción del s.XVII, una danza, Guaracha, de tema navideño titulada Ay que me abraso, ay que ha pervivido gracias a la tradición oral, según palabras del propio Savall, en Sudamérica pero sobretodo en México, firmada por Juan García de Céspedes. Fue un colofón extrovertido y festivo en el día exacto que se cumplían los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes, además del día previo a la festividad literaria de Sant Jordi, patrón de Catalunya, un suculento entremés en un ambiente ideal.