FDT DO 2019 Ange ph Rota GFR 8063 1

Haciendo historia

Bérgamo. 21/11/19. Cantieri del Teatro Donizetti. Festival Donizetti de Bérgamo. Donizetti: L'ange de Nisida. Florian Sempey (Don Fernand d'Aragon). Roberto Lorenzi (Don Gaspar). Konu Kim (Leone de Casaldi). Lidia Fridman (La comtesse Sylvia de Linàres). Federico Benetti (Le Moine). Orchestra e Coro Donizetti Opera. Francesco Micheli, dirección de escena. Jean-Luc Tingaud, dirección musical.

Cada momento es único, pero sin duda hay únicos momentos. La historia es una, y el Festival Donizetti de Bérgamo acaba de firmar una nueva página en la de Gaetano Donizetti, en la del propio festival y en la de la música y musicología en general: la reconstrucción y recuperación de la ópera del maestro L'ange de Nisida. En realidad es un acontecimiento que se viene fraguando desde hace tiempo. Por delante de todo, gracias al intachable trabajo de la musicóloga Candida Mantica, quien ha recuperado las páginas manuscritas del compositor para hacer sonar de nuevo su música y que encontraron una primera "vuelta a la vida" con la participación de Opera Rara (ese maravilloso sello discográfico al que los amantes del bel canto tanto debemos), en una versión de concierto el año pasado, en Londres. Esa cita se llevó, por supuesto, al disco, y ahora, al norte de Italia, asistimos a la primera representación escénica de la historia de este título, ya sin los añadidos un tanto apócrifos (Preludio con conexiones con Adelaide y el ballet de La Favorite, además de un aria para el estreno parisino de Maria di Rohan) que se utilizaron en la ciudad del Támesis y sí con la inclusión de una cabaletta para la página solista de la protagonista, Sylvia.

Bérgamo, la ciudad que vio nacer a Donizetti y que respira con él al llegar, cada año, el festival que lleva su nombre. En esta ocasión, además, se ha querido dotar de cierta poética a la recuperación de L'ange, abriendo las puertas del Teatro Donizetti, que se encuentra en plena restauración. ¡Creo que nunca me había importado tan poco el mancharme de yeso un traje! Comenzadas las obras a inicios del año pasado, el patio de butacas ha acogido la escena, con el público situado en los palcos y en una grada, en lo que deberá ser el escenario. La gran familia donizettiana dando la bienvenida, ¡abrazando!, a esta nueva criatura, como el propio Francesco Micheli, director artístico del festival y director escénico de esta producción ha explicado. 

La original propuesta de Michieli dispara hacia todos lados. Obviamente hacia el drama que tiene entre manos, pero también hacia la labor y circunstancias que han rodeado a este estreno. El Coro Donizetti, soberbio, comienza su aparición desde los pisos más altos, lanzando las partituras que van cantando hacia abajo, hacia el público, como símbolo del trabajo de recuperación que se ha llevado a cabo con la obra. Más tarde baja a platea, también la lámpara de araña y puede observarse de cerca otra de las grandes apuestas de esta versión: el precioso vestuario, de papel, firmado por Margherita Baldoni. Por lo demás, se hace un correcto, somero, pero realmente efectivo uso de las proyecciones sobre el suelo, mientras que se dirige a los cantantes con gran dinamismo para conseguir rellenar el gran escenario con sus movimientos... y con sus voces. Digno de alabar.

La soprano Lidia Fridman dio lo mejor de sí misma y fue mucho, teniendo en cuenta el poco tiempo que tuvo para aprenderse un rol completamente nuevo, sin referencias, y que cancelaron las voces que estaban programadas desde un inicio para cantarlo. Su voz gana en el centro, muy terso y muestra ciertos ribetes etéreos en el agudo que incidieron el aspecto más dramático de su Sylvia, con una fragilidad muy palpable. A su lado Konu Kim como Leone, quien también entró en la producción poco antes de su estreno. Formas muy inteligentes, en la busqueda de una italianità con la que dotar de mayor redondez a su timbre, además de un agudo resuelto, aunque con una interpretación dramática algo desmedida. Muy acertado el Don Fernand de Florian Sempey, de tintes nobles y elegantes formas, con un acendrado registro medio y agudo, llegando a firmar un duo con Fridman, al llegar el segundo acto, de gran altura. Completaron el reparto los correctos Don Gaspar de Roberto Lorenzi y el monje de Federico Benetti.

Por su parte, en esta partitura de la que surge la gran parte de músicas para La Favorite (cuya partitura autógrafa física se encuentra perdida hoy en día, lo que sin duda habrá dificultado aún más la encomiable labor de recuperación), una de las grandes cimas del bel canto, Jean-Luc Tingaud ofreció una visión muy "musicológica", pues mayores fantasías, para esta ocasión, no habrían venido al caso, consiguiendo hacer muy visibles las formas primigenias de una música que teníamos ya escuchada, aunque con "otra vuelta" y estuvo siempre atentísimo, poniendo concierto a unas condiciones escénicas no favorables para el foso, sin que nada se saliese de su lugar.