Imponente
Múnich. 31/01/2020. Bayerische Staatsoper. Puccini: Turandot. Anna Netrebko (Turandot). Yusif Eyvazov (Calaf). Selene Zanetti (Liù). Alexander Tsymbalyuk (Timur). Boris Prygl (Ping). Manuel Günther (Pang). Andres Agudelo (Pong/Il Principe di Persia). Bálint Szabó (Un mandarino). Ulrich Reß (L´imperatore Altoum). Carlus Padrissa (La Fura dels Baus), dirección de escena. Giacomo Sagripanti, dirección musical.
Esperadísima cita este debut como Turandot de la soprano rusa Anna Netrebko. Tres únicas funciones para su primera tentativa con la principessa di gelo, tras haber interpretado únicamente el "In questa reggia" en un par de galas líricas anteriores. Debo decir que me impresionó la insolente facilidad y holgura con la que Netrebko resuelve esta parte, que no se limita a vocalizar de manera superficial sino que que brinda cuajada de inflexiones expresivas de buen cuño, recogiendo la voz con sutileza y recreando el texto con genuina intención. Es cierto que en esta producción de la Bayerische Staatsoper se interpreta la versión de la partitura tal y como la dejó Puccini, esto es, hasta la muerte de Liù, sin añadido alguno para el dúo final. De tal modo que el rol de Turandot se reduce apenas al segundo acto y las breves intervenciones del tercer cuadro. ¿Poca tela que cortar? Quizá, pero ese segundo acto de Netrebko lo vale todo.
Y es que la soprano rusa firma un debut verdaderametne imponente como Turandot. La voz amplísima, bien timbrada y percutiente en el agudo, con un grave bien manejado, sin excesos. Y cantando con un arrojo de los que atornillan al público a la butaca. La entrega es total y la interpretación resulta vibrante y genuina. Se tilda a veces a Netrebko de ser una intérprete poco esmerada, como si su carrera se explicase apenas por la materia prima de su instrumento. Permítanme dudarlo, sobre todo después de haberle visto cantar partes tan diversas como Lady Macbeth, Tosca o Aida, con igual fortuna en registros tan variados. Esta Turandot es la mejor confirmación de que Netrebko, cuando quiere, no se deja llevar por inercias y rutinas. Les sonará exagerado, pero creo que puede ser uno de sus mejores papeles, de aquí a los próximos años.
Refulgente e imperial en su primera aparición, encaramada en lo alto de la escenografía, con una ejecución memorable del "In questa reggia", Netrebko supo mostrar la evolución de su personaje, al que vimos desmoronarse con cada uno de los tres enigmas, desgranados por ella con tensión y teatralidad, sin desperdiciar cada giro del texto. En el tercer acto su imperial e insolente retrato de la princesa de hielo lograba conmover por su impresión de desarme y desolación, una desnudez emocional que Netrebko logró comunicar muy bien, horrorizada ante el destino de Liù y apiadándose de Timur. En suma, un debut imponente, sin mácula.
Como es costumbre, Netrebko se presentó en Múnich flanqueada por su esposo el tenor Yusif Eyvazov, quien ya había cantado anteriormente la parte de Calaf en teatros de primera fila, como el Metropolitan de Nueva York. Eyvazov resuelve la parte con facilidad, atreviéndose incluso con la subida al Do en el segundo acto. Su "Nessun dorma" fue muy aplaudido y su entendimiento escénico con la soprano rusa es más que palpable. Se insiste mucho en criticar a Eyvazov por su presencia junto a Netrebko en numerosos carteles. Como ya apunté al hilo de su presencia en el Liceu, hace un par de meses, son críticas inconsistentes mientras el tenor de Azerbaiyán ofrezca la misma regularidad y eficiencia que ha mostrado en este Calaf. No será memorable, pero es de una solvencia indudable.
Muy grata sorpresa el desempeño como Liù de la soprano italiana Selene Zanetti, una voz a seguir de cerca. Acertó con el tono del personaje, en esa compleja mezcla de fragilidad y arrojo que la atraviesa. Técnicamente, supo regular la emisión practicamente a placer, reduciendo su voz a un hilo con gran soltura. También convenció el sonoro Timur de Alexander Tsymbalyuk, certero y teatral. Buen trabajo asimismo de Boris Prygl, Manuel Günther y Andres Agudelo como Ping, Pang y Pong, equilibrados en lo vocal e implicados con la propuesta escénica de La Fura.
Confieso que en esta ocasión, por fin, me ha parecido minimamente atractiva la producción firmada por Carlus Padrissa y La Fura dels Baus. La había podido ver anteriormente con Jennifer Wilson y Nina Stemme como protagonistas; ambas se mostraban ajenas al registro plástico y expresivo de esta propuesta, con el que Netrebko sí parece hacer click, si me permiten la expresión. No es que haya gran profundidad dramática en esta producción, pero la plasticidad de algunas de sus imágenes es innegable (el final, sobre todo, con la impactante muerte de Liù). Como suele pasar con La Fura, hay en todo caso un exceso de dispositivos tecnológicos, sin especial orden ni concierto, como un recurso meramente efectista.
Por último, leve decepción con la dirección musical de Giacomo Sagripanti, bastante epidérmica, más pendiente del efectismo grandilocuente que del drama interno. No se hizo justicia a la riquísima y compleja orquestación pucciniana, desaprovechadas en fin no pocas ocasiones para subrayar la teatralidad desde la orquesta. Tampoco destacó Sagripanti esta vez en su conexión con las voces desde el foso, con algún desajuste palpable.
Fotos: © W. Hösl
